Si por algo se ha caracterizado el año que dejamos atrás es por el éxito que ha cosechado la novela corta publicada en español dentro de la literatura de género. Varias editoriales han apostado por el formato y el empujón que le han dado los 2 Ignotus de La mirada extraña de Felicidad Martínez ha terminado por consagrarlo. No es que se haya inventado nada nuevo, pero sí que creo que se les está dando una importancia como entidad independiente a la hora de publicar y, aunque las antologías siguen siendo uno de los mejores escaparates para este tipo de obra (pongamos como ejemplo uno de los textos que más me han gustado este año, Habba Habé, de Ludo Bermejo que viene incluido en Dark Fantasies de Mariano Villarreal), cada vez son más las editoriales que publican novelas cortas por separado, incluso en formato físico.
Apache, Sportula, El transbordador, Cazador de Ratas y sobre todo Cerbero, han apostado por este tipo de publicación y no solo van a continuar haciéndolo sino que están promocionando nuevas iniciativas, como el concurso para publicar 3 novelas cortas de Cazador de Ratas o la nueva colección de novela corta que Sportula está publicando en papel, además de en los formatos digitales habituales, que incluye títulos como Despertares de Felicidad Martínez o Tres ojos de bruja de Pablo Bueno.
Apache, por su parte, sigue publicando novelas cortas ganadoras de premios importantes que de otra manera, hace unos años, solo tendrían cabida en antologías, como Horror Vacui, de Javier Castañeda (Ganadora del Alberto Magno) o la reciente Éxodo (Ganadora del Premio UPC 2016), de David Luna (Ganador del Chrysalis Award 2017 a autor emergente y del Premio Domingo Santos 2016).
Si bien el auge de la novela corta surge de la apuesta y el consiguiente riesgo de estas editoriales, hay varios factores que han hecho posible que cada vez se consuma y por lo tanto se publique más este tipo de obra. El precio ha sido uno de los factores clave, ya que ha atraído a una nueva generación de lectores que, aunque probablemente ya leían, no tenían el poder adquisitivo necesario para comprar la cantidad de obras que ahora están comprando y se tenían que conformar con leer menos o recurrir a otro tipo de estratagemas. Esto ha derivado en una mayor oferta por parte de las editoriales, que han conseguido que los lectores sean fieles seguidores de las colecciones que publican, llegando a comprar casi más basándose en esto que en quienes firman los libros. Por otro lado, los consumidores habituales de género también se han sumado, aunque de una manera más selectiva, a este fenómeno que les ha permitido adquirir 3 o 4 obras con una edición más que decente, al precio que antes compraban una novela y de paso alejarse de sagas interminables, trilogías, pentalogías y otros artefactos peligrosos.
Entonces, ¿de dónde viene la frustración del lector a la que hago referencia en el título? Pues creo que tiene mucho que ver con ese nuevo público menos acostumbrado al formato corto e incluso al género, aunque también hay lectores habituales que no terminan de cogerle el punto. Voy a tratar de explicar lo que quiero decir cuando hablo de frustración del lector y para ello, primero tengo que definir lo que es una novela corta.
La definición formal de novela corta varía según el interlocutor (por ejemplo Cerbero considera novela corta cualquier obra de entre 15.000 y 35.000 palabras) pero parece ser que la definición comúnmente aceptada, por lo menos en las convocatorias de los premios más importantes como los Ignotus, los Nébula o los Hugo, es la de que la extensión de la obra tiene que estar entre 17.500 y 40.000 palabras. Es decir, al final no es más que un criterio arbitrario para encasillar obras demasiado largas para ser consideradas relatos y demasiado cortas para ser consideradas novelas. Aquí es donde creo que empiezan los problemas ya que hay novelas cortas que tienen estructura de relato largo y otras en cambio que tienen estructura de novela pero que no llegan a esas 40.000 palabras. Para mí la «novela corta pura» no es un relato que se te escapa de las manos o una novela que no llega a ciertas palabras; la novela corta es una obra que a diferencia del relato, te permite abrir un par de tramas, o crear una ambientación bastante compleja, o desarrollar varios personajes, pero no te permite hacerlo todo a la vez como una novela. Es un formato que aunque puede cerrar la historia perfectamente como ocurre con La chica descalza en la colina de arándanos de Nieves Mories o Clorofilia de Cristina Jurado, se presta al final abierto como en Nueva Madre de Eugene Fischer (traducida por Arrate Hidalgo) o en Agramonte de Yolanda Camacho.
Por eso creo que la magia de la novela corta reside en ese concepto que creo que algunos lectores están confundiendo con «quedarse con ganas de más» o esa incomodidad (maravillosa) con la que les deja un final abierto. Si te has quedado con ganas de más es que lo que te ha gustado ha sido la ambientación, la prosa o los personajes y el/la autor/a ha conseguido algo que es muy complicado en tan pocas páginas: contar lo que quería contar y que sigas interesado en otro tipo de cuestiones relativas al texto. De ahí que considere que a veces el famoso comentario «da para novela» es un error. La historia o funciona o no funciona en este formato, lo que es posible es que la ambientación o los personajes hayan gustado tanto al lector que desearía leer nuevas historias ambientadas en ese mundo o con los mismos protagonistas.
Novelas como Yabarí de Lola Robles han generado decenas de comentarios que parecen decir que se han quedado con ganas de más texto cuando realmente lo que la novela ha conseguido es que se interesen por el mundo y sobre todo por los personajes creados por Lola. Por supuesto que se podría sacar una novela con esa ambientación y con esos personajes, pero no es la historia que la autora quería contar. Algo parecido sucede con la complejidad de la ambientación y las razas que Felicidad Martínez describe en las novelas de la colección «La mirada extraña». Darían no para una, para tres trilogías de novelas, pero ella quería contar esas historias y no otras, que por cierto, tal vez no hubieran funcionado.
Y es ahora cuando llega la paradoja del asunto. Creo que gran parte de la culpa de estos comentarios la tiene el formato en el que están publicadas, que al lector poco acostumbrado a leerlas le recuerdan a una novela convencional pero de menor extensión. Es entonces cuando espera encontrarse con una historia que aunque presupone que no va a poder desarrollar personajes o ambientes con el mismo nivel de detalle o profundidad que una novela, lo deje con esa tranquilidad con la que te dejan 600 páginas en las que no queda nada suelto o en el aire; tumbado sobre la cama, con la novela apoyada en el pecho y con ganas de cambiar de aires (literarios).
Todo estupendo, ¿verdad? He expuesto mi visión sobre el tema, he intentado dar ejemplos y parece que la entrada tiene hasta lógica. Y entonces llega UNO de Nieves Delgado, me rompe, le da la vuelta a mi planteamiento y soy yo el que se queda con ganas de gritar que «me he quedado con ganas de más» y que «da para novela». Y lo peor de todo, no tiene nada que ver con lo que he comentado hasta ahora; ni formato, ni ambientación, ni final abierto… He sido yo mismo el que se ha generado unas expectativas que al no verse cumplidas han llegado a frustrarme para finalmente darme cuenta de que el que estaba equivocado era yo. Y sí, ahora voy a hablar de UNO.
UNO, de Nieves delgado
El Proyecto UNO está en marcha y ya no hay retorno. Sasha lo sabe y se pregunta si está preparada para lo que sucederá después. Hay cosas que necesariamente quedarán atrás, personas amadas, recuerdos que corren el riesgo de desvanecerse. La fragilidad de la mente humana, la memoria volátil, los vínculos familiares están a un solo paso de llegar al futuro.
Según Nieves he sido «lector 0» de UNO, pero la verdad es que no tengo la capacidad de ser «lector 0» de nadie, y menos de Nieves Delgado. Lo que sí que he tenido es la suerte de poder compartir con ella varias conversaciones durante el proceso de creación de la novela y, además, he podido leerla antes que nadie. Este aspecto, que en principio puede parecer positivo, me ha hecho darme cuenta de que la frustración de los lectores de novela corta tal vez no tenga que ver con algo externo, sino más bien con nuestras propias expectativas.
UNO es una novela corta que creo que va a significar un punto de inflexión en la carrera de Nieves Delgado. Sigue siendo la misma escritora de ideas y de distintos niveles de profundidad, pero esta vez nos muestra habilidades que en otras novelas cortas y relatos no ha mostrado, porque no venían a cuento o tal vez porque no le ha dado la gana. Hablo de un ligero pero notable cambio en la prosa, en la manera de explicar conceptos complicados de manera casi poética, en la estructura, en la manera de presentar a los personajes y todo ello, además, sin perder la que para mí es su mayor cualidad, la fuerza de sus diálogos.
Por eso, y aunque lo importante de UNO no es la estructura, ni el desarrollo de personajes, ni la manera de contar la historia, sí que los considero un atractivo extra que le dan una frescura que te obliga a seguir leyendo sin distraerte ni un segundo. Y ahí estaba yo, devorando páginas, cada vez con mayor certeza de que estaba ante algo especial, y más teniendo en cuenta que aunque hay partes de la historia que tratan sobre conceptos complicados que podrían considerarse Ciencia Ficción dura, la manera que tiene Nieves de evitar el «infodump» es tan sorprendente como brillante. Porque sí, UNO puede considerarse una novela de Ciencia Ficción casi «Hard», pero se lo recomendaría a cualquier tipo de lector, incluso a gente que no lee género.
Entonces, en ese momento, es cuando se empiezan a mezclar la brillantez de la novela, lo fácil que te lo pone Nieves para seguir adelante y las expectativas que tú mismo te creas, en este caso amplificadas por las conversaciones mantenidas sobre distintos aspectos de la trama. Yo buscaba algo en la novela que nunca llegó y ahí me di cuenta de que tal vez estaba sintiendo esa frustración a la que me refería en la primera parte del artículo. O tal vez todo esto sea una excusa para hablar de la que para mí va a ser la novela del año…
Porque la verdadera esencia de UNO es algo que no tiene nada que ver con lo que esperamos de ella, con la novela corta, con finales abiertos, con la creación de ambientes y, por supuesto, no tiene nada que ver con mi experiencia de lectura. La verdadera razón de ser de esta obra es que nos hace reflexionar sobre cuestiones que no comprendemos del todo, que nos hacen entrar en modo defensivo, que nos preocupan y, sobre todo, cuestiones que nos dan miedo y escarban en lugares de nuestro subconsciente que no dejaríamos abiertos si nos diera la oportunidad. La identidad propia, el yo frente al pensamiento colectivo, la poca importancia de nuestra individualidad, la pérdida, la enfermedad, el miedo a lo desconocido… y todo ello envuelto en una novela de Ciencia Ficción que gustará de igual manera al lector de género más exigente y al lector de «primer contacto».
Así que olvidad todo lo que habéis leído hasta ahora, la frustración del lector, los comentarios, los prejuicios, y preparaos para disfrutar de una novela que tal vez no sea lo que vosotros/as esperáis. Tal vez tenga un final abierto, tal vez sea una novela que deja todo bien cerrado; tal vez os quedéis con ganas de más, tal vez os sacie como una comida entre amigos; tal vez sea una trama o dos o 10 o tal vez la creación de la ambientación no dé espacio más que para una trama incompleta. Tal vez los personajes sean planos, tal vez se pase gran parte de la novela describiéndolos… Lo que os aseguro es que vais a disfrutar, os va a hacer pensar y lo vais a comentar. ¡Jode que sí lo vais a comentar…!
Origen
Latest posts by Origen (see all)
- 130 obras de literatura de género escritas en español que recomendaría a cualquier lector: ciencia ficción, fantasía y terror en estado puro - 18 septiembre, 2019
- Terror, Asuntos de muertos y 19 hercios reflejados en capas conductoras - 9 septiembre, 2019
- Finalistas de los Premios Ignotus 2019 - 13 mayo, 2019
Es cierto que ha habido un auge de la novela corta, pero yo siempre he creído que era debido al mismo auge que ha habido en las series. El público quiere más, y lo quiere ya.
El lector medio quiere conocer nuevos personajes cada semana y saber de ellos; lo que supone que la novela corta les ofrece algo nuevo cada semana para satisfacer ese hambre. A eso hay que sumar el conocido HYPE, que hace que la próxima novela corta tiene-que-ser-aún-mejor-que-la-anterior.
Resumiendo, vicio. Un vicio muy bien recibido, eso sí, por los que no dedicamos a escribir.
Interesante punto de vista, que es perfectamente compatible con lo que he comentado. Lo que dices puede que sea cierto, pero lo de la nueva hornada de lectores, es un hecho.
Muchísimas gracias por comentar Carlos.
Coincido plenamente con lo que comentas en este articulo. España, por lo menos, se está abriendo a un tipo de literatura que en otros paises es algo habitual y establecido desde hace años. Algunas editoriales extranjeras, en especial anglosajonas, sacan mucho partido de las novelas cortas y hasta de los relatos en formato digital siendo no solo una fuente de ingresos grande que les permite invertir en formatos mas tradicionales, si no que lo usan como un producto reciclable de forma regular, gracias a que han generado un público muy fiel y en ocasiones, hasta zombificado comercialmente hablando.
Creo que el éxito de la novela corta en España (No se en Iberoamérica) esta en por ahora la fase de la inocencia, gracias a las editoriales que la mueven. Si se meten editoriales grandes (Ellas mismas o subsidiarias que ya tuvieran o creadas ad hoc) veríamos algo completamente diferente.
Saludos!
Buena reflexión. ¡Gracias!
Hola 🙂 Último comentario del año. Me ha gustado mucho la primera parte de la entrada. Se nota que esta entrada lleva algo de tiempo regurgitando por tus borradores, y que esta medida con esmero. Me veo bastante reflejado en mi evolución de visión con las novela cortas. No he aprendido a apreciarlas de verdad hasta este año en particular. Si, algunas veces te ronda la cabeza ese «da para más», pero no es necesario. Hay que aprender a disfrutar con lo que algunos autores son capaz de crear y transmitir en tan poco. Algo que me pasa particularmente con Ken Liu y Tim Pratt. Estoy feliz por que parece que es un mercado que se esta abriendo en España, y eso le dará cada vez más variedad y fortaleza al género. Y luego respecto a UNO, pues nada, hype por las nubes y ganas de volver a leer a Nieves. Un abrazo^^
Cómo me conoces… Gracias por tu apoyo Dani!
Estupendo artículo sobre la novela corta!
Gracias a tu iniciativa de “diseccionadores de novelas” y a las editoriales Cerbero y Apache he descubierto autores maravillosos y estoy totalmente enganchada a la novela corta. Espero que en el año 2018 podamos seguir disfrutando de nuevas lecturas.
Gracias a ti por tus estupendas aportaciones. Un beso muy grande!
que decir, solamente que somos una comunidad aún escasa, que en épocas pasadas fueron los bolsilibros pulps de nuestros padres y abuelos; lectores, escritores y editores empiezan a despegar y que hay que darle movimiento a todo este fenómeno, tanto digital como impreso. Feliz lectura 2018!!.
Enhorabuena por el artículo.
Amén.