- Título: Spiderlight
- Autor: Adrian Tchaikovsky
- Editorial: Alethé
- Idioma original: inglés
- Traducción: Alexander Páez
- Formato: rústica con solapas
- Nº de páginas: 326
- Diseño de cubierta: Libertad Delgado
- Fecha de publicación: abril 2019
- Fecha de lectura: abril 2019
- Enlace de compra: Amazon
Si uno lee la sinopsis de Spiderlight sin saber quién es Adrian Tchaikovsky, lo más seguro es que piense: «otra novela de fantasía más, llena de tópicos y lugares comunes» y la deje pasar.
La iglesia de Armes de la Luz ha combatido a las huestes de la Oscuridad durante tanto tiempo que ya nadie lo recuerda. Una gran profecía ha presagiado que un grupo de inadaptados, liderados por una sacerdotisa suprema, vencerán al Señor Oscuro Darvezian armados con su inteligencia, la bendición de la Luz y un artefacto arrebatado a la impía Reina Araña.
El viaje será largo, duro y repleto de peligros. Aliados que serán enemigos, enemigos que serán aliados. Y el Señor Oscuro espera, siempre espera…
Y la verdad es que es una novela de fantasía, llena de tópicos y lugares comunes. Pero en absoluto es «una novela más». Trataré de explicarlo sin revelar demasiado. Pero por resumirlo en una frase, Tchaikovsky reúne en este libro los elementos más recurrentes y estereotipados de todas las novelas de fantasía épica, pero lo que hace con ellos no es nada típico. El resultado es una parodia inteligente, crítica al mismo tiempo que respetuosa con un género que el autor domina a la perfección.
Los tópicos
El primer tópico es el supuesto tema central del libro: la eterna lucha entre el Bien y el Mal, convenientemente denominados Luz y Oscuridad, por si al lector le quedase alguna duda.
El argumento no podía ser más típico de las novelas de fantasía desde El Señor de los Anillos: un grupo de lo más variopinto debe aunar fuerzas en una misión encaminada a derrotar a un Señor Oscuro, personificación de todos los males, que vive en un territorio convenientemente lejano y tenebroso. Para ello los compañeros emprenden un accidentado viaje durante el que vivirán todo tipo de peripecias. Ah, y que no se nos olvide, todo esto lo hacen para cumplir una antigua profecía. ¿Verdad que este argumento, con ligeras variantes, puede usarse para innumerables novelas de fantasía épica?
Los personajes también son de lo más recurrente: un líder caracterizado por su sabiduría e integridad, Dion, sacerdotisa de la luz; un mago superpoderoso, Penthos. Un paladín, guerrero curtido, Harathes; un pícaro arribista con motivaciones más pragmáticas, Lief, el ladrón; una arquera con un misterioso pasado que debe expiar, Cyrene. Sobre todos ellos proyectan sus luces y sombras Armes, el legendario y divino benefactor del mundo, y su eterno y no menos legendario oponente, Darvezian, el Señor Oscuro.
Y después está Enth. Aquí se acaban los tópicos y empieza el toque personal de Tchaikovsky, gran aficionado a la entomología.
Lo que hace Tchaikovsky con los tópicos
Como creo que queda claro, la originalidad de Spiderlight no está en el tema aparente, el argumento ni los personajes, sino en el tratamiento que Tchaikovsky les da a todos estos elementos. Por ejemplo, tomemos el supuesto tema central: la consabida lucha entre el Bien y el Mal. Puede sonar a frase hecha, y también a recurso manido, si digo que a lo largo de la novela el autor va dejando claro que para él no hay solo blanco o negro, sino una enorme escala de grises, que no existen solo la Luz y la Oscuridad, sino muchos grados de sombra. Pero hay que leer Spiderlight para saber hasta qué extremo lleva el autor esta idea.
Aunque los personajes respondan a los arquetipos más usados en fantasía épica, lo que hacen y cómo interactúan entre ellos no es en absoluto convencional. La líder de la expedición ni es infalible ni rebosa confianza en sí misma; el mago no es todopoderoso ni está por encima de los sentimientos más prosaicos; el paladín no solo no es un dechado de virtudes, sino que Tchaikovsky se ceba con él; el pícaro ladrón que solo se apunta a la expedición por si puede sacar algún tipo de provecho personal resulta ser uno de los personajes más empáticos; la arquera Cyrene tiene momentos sublimes y otros bochornosos. Ni siquiera Armes y Darvezian, personificaciones del Bien y del Mal respectivamente, resultan ser lo que deberían.
Y todo esto aderezado de humor, de la más fina ironía, la parodia más inteligente. Pensando en alguna comparación para describir la sensación que queda tras leer Spiderlight, sin recurrir a ejemplos ni escenas concretas (las hay muy divertidas) para no adelantar nada que pueda estropear la experiencia del lector, me vienen a la cabeza escenas absurdas de películas de los Monty Python. Alguien que empiece a leer este libro esperando una novela de fantasía al uso se va a sentir como si hubiese ido a ver «Los caballeros de la tabla cuadrada…» esperando una película convencional sobre mitos artúricos. Por supuesto, salvando las distancias y reconociendo que el humor de Tchaikovsky es más sutil y menos disparatado que el de los Monty Python. Pero tiene el mismo efecto.
Y lo que da el toque de originalidad definitivo a Spiderlight es el personaje de Enth. A través de él se canaliza el verdadero conflicto moral de la novela. Su mirada, ajena y extraña, disecciona sin piedad y con total lucidez las paradojas, sinsentidos, dobles raseros e hipocresías propios de la condición humana. A pesar de ser descrito como un ser repulsivo, consigue encandilar al lector, que no puede dejar de empatizar con él más que con cualquier otro personaje de la novela. El auténtico protagonista no es la líder, ni el mago ni el paladín. Es… Enth.
En definitiva, una novela de fantasía muy recomendable para los amantes del género, que disfrutarán reconociendo lugares comunes y viendo cómo Tchaikovsky juega con ellos y los retuerce, al mismo tiempo que les da un giro mucho más acorde con los tiempos que corren.
No puedo terminar la reseña sin mencionar el aspecto menos satisfactorio de este libro, que no es otro que la deficiente calidad del trabajo de edición. Contiene demasiadas erratas como para pasarlas por alto y perdonarlas como el inevitable error humano que se puede colar en cualquier texto. Hay erratas en forma de palabras desaparecidas, inconcordancias gramaticales, frases que, aun siendo gramaticalmente correctas, resultan confusas, ambiguas o redundantes. En definitiva, el libro hubiera necesitado, en mi humilde opinión, una revisión ortotipográfica y de estilo antes de ser publicado. En algunos momentos, este defecto llega a interrumpir la lectura, estropeando un poco el disfrute de una novela, por lo demás, muy buena.
Valoración
-
8/10
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