- Título: Cada corazón, un umbral
- Autora: Seanan McGuire
- Editorial: Runas (Alianza)
- Formato: tapa dura
- Nº de páginas: 183
- Idioma original: inglés
- Traducción: María Pilar San Román
- Diseño de cubierta: Octavi Segarra
- Fecha de publicación: junio 2018
- Fecha de lectura: junio 2019
- Enlace de compra: Amazon
El primero de los títulos de esta serie, Cada corazón, un umbral, fue merecedor en 2017 de los premios Hugo y Locus y del Nébula en 2016. Cuando una obra viene tan premiada, siempre es una garantía, sobre todo teniendo en cuenta que los diferentes premios tienen distintos jurados y métodos de votación. ¿Qué tiene este libro para que haya gustado tanto?
Cada corazón, un umbral (Niños Descarriados #1): las claves del éxito
Desde Alicia en el País de las Maravillas hasta Las crónicas de Narnia son numerosas las historias, tanto en el medio escrito como en el audiovisual, sobre niños que traspasan portales mágicos que los llevan a mundos paralelos, mundos de fantasía donde las reglas del juego cambian, donde todo es nuevo, sorprendente y emocionante. En esas historias, por lo general, los niños viven delirantes o peligrosas aventuras para, finalmente, regresar a sus hogares y continuar con sus vidas. Fin de la historia.
Lo que hace McGuire en esta primera entrega es coger esas historias de niños que atraviesan portales, que pertenecen ya al imaginario colectivo, y dar dos pasos más allá. El primer paso es quizás el más evidente: continuar con la narración y contarnos qué pasa con esos niños una vez regresan al hogar. El segundo paso es un poco más inesperado, y consiste en hacernos ver que ese regreso a casa no tiene por qué ser un «feliz regreso».
La autora toma las historias de niños en mundos fantásticos y cambia sus premisas. Los niños que protagonizan Cada corazón, un umbral, no han vivido en mundos de fantasía donde simplemente han luchado, porque no les quedaba otro remedio, para sobrevivir, cumplir la misión que les es impuesta y regresar con su familia. Son niños que han encontrado en esos mundos paralelos su auténtico hogar, un sitio donde pueden ser ellos mismos y sentirse realizados. De esta forma, el regreso a casa se convierte en una experiencia traumática, y el niño o niña, en una persona inadaptada e infeliz.
Para nosotros, los lugares a los que fuimos eran nuestro hogar. No nos importaba si eran buenos, malos, neutros o lo que fuera. Lo que nos importaba era que por primera vez no teníamos que fingir ser algo que no éramos. Nos bastaba con ser. Eso era lo que nos convertía en algo especial.
Muchos de esos niños y niñas terminan en la «Residencia para niños descarriados de Eleanor West», repudiados o incomprendidos por sus familias. Los llevan allí esperando una especie de rehabilitación o cura de sus trastornos. Pero en realidad, la directora de la residencia también atravesó un portal en su infancia, es una más entre los niños descarriados, solo que con muchos años de experiencia a sus espaldas y la sabiduría que ello conlleva.
Esta premisa resulta idónea para el mensaje que la autora intenta transmitir: un canto a la libertad y a la autoafirmación. Si los niños no encajan en sus hogares es porque sus familias esperan que sean algo diferente de lo que realmente son. Sus experiencias en otros mundos les han ayudado a conocerse a sí mismos y ahora ya son incapaces de pasar por el aro de lo que la familia o la sociedad esperan de ellos: «la única persona que puede decirte cómo termina tu historia eres tú».
Esta idea se ve reforzada con la inclusión de personajes no heteronormativos. Entre los pupilos de la señorita West hay personas transgénero, homosexuales, asexuales… El tratamiento de la diversidad de género o de orientación sexual es tan natural como el de las diferencias en los caracteres de las personas, o entre los variopintos mundos a los que ha ido a parar cada personaje. De este último tema no hablaré, pues es mejor que lo descubra el lector por sí mismo, pero sí quiero dejar constancia del alarde de imaginación de la autora.
Añadamos a estas premisas una voz narrativa muy particular, directa, irónica y crítica, cuyo mérito sin duda pertenece a la autora, pero que en esta versión en castellano debe ser compartido también por la traductora (a la que se agradecen también las notas a pie de página cuando hay referencias a elementos de la cultura anglosajona que no son tan conocidos aquí). Salpiquemos el texto de referencias a los cuentos, leyendas y mitos más populares que harán las delicias de cualquier aficionado al género (o no tan aficionado). Démosle también el toque justo de misterio, incluso un poquito de terror, incluyendo un asesino suelto por la Residencia y cadáveres mutilados. Et voilá, tenemos un libro de muy agradable lectura, con premisas que sorprenden, una historia que entretiene y hace disfrutar y que lleva implícito un mensaje positivo. Éxito asegurado. Y merecido.
Ahí abajo, entre raíces y huesos (Niños descarriados #2)
- Título: Ahí abajo, entre raíces y huesos
- Autora: Seanan McGuire
- Editorial: Runas (Alianza)
- Formato: tapa dura
- Nº de páginas: 198
- Idioma original: inglés
- Traducción: María Pilar San Román
- Diseño de cubierta: Octavi Segarra
- Fecha de publicación: octubre 2018
- Fecha de lectura: junio 2019
- Enlace de compra: Amazon
Este segundo volumen de la trilogía narra la historia previa de dos de los personajes que desempeñaron papeles centrales en el libro anterior, las mellizas Jack y Jill. Para quien haya leído ya el primero, este segundo tomo constituye en su totalidad una analepsis, un retorno al pasado que ayuda a comprender mejor algunos de los sucesos allí narrados. Y quien no lo haya hecho, puede emprender la lectura de esta segunda parte sin miedo a perderse, pues la historia es totalmente independiente, aunque, eso sí, le revelará información que podría estropear la experiencia lectora del primero. Si se van a leer los dos, recomiendo, por supuesto, leerlos en su orden.
Aunque la personal voz de la narradora se mantiene en esta segunda parte y el mensaje implícito es perfectamente consecuente con el que se apreciaba en el libro anterior, yo diría que el resultado final de este libro es muy diferente del primero, y para mejor incluso.
Lo más destacable de la primera parte de Ahí abajo…, para mi, es la forma que tiene la autora de transmitir su idea de lo que es una educación equivocada y represora, a través de la genial caricatura que hace de los padres de las mellizas. Unos padres siempre más preocupados por hacer que las niñas se ajusten a sus expectativas que por hacerlas felices a ellas o guiarlas en su crecimiento. McGuire hace gala de ironía, mordacidad y fina crítica, cada una en su justa medida y en el momento oportuno. Sirva como botón de muestra el título del primer capítulo: «El peligroso encanto de los hijos ajenos». Pocas palabras que dicen mucho.
Sin embargo, el tema central de este libro no es la crítica de ese tipo de educación alienante, que de alguna forma ya estaba implícita en el primero, sino mostrar cómo las dos niñas se descubren a sí mismas y cada una a la otra, a través de sus experiencias en los Páramos, el mundo fantástico al que han ido a parar.
Lo que ha conseguido encandilarme de este segundo volumen son dos elementos con los que juega la autora. El primero son las referencias y guiños constantes al imaginario colectivo, mitos, leyendas y criaturas que nos acompañan desde siempre, pero revisados, reconstruidos y adaptados al particular universo de esta trilogía. Vampiros, el doctor Frankenstein y sus criaturas, hombres lobo, criaturas marinas apenas atisbadas que recuerdan al kraken… Los Páramos constituyen el escenario natural para estos personajes.
El segundo elemento, de nuevo, es el tono de la narración. No dejo de mencionar la voz tan personal que tiene la narradora, tanto en esta novela como en la anterior. Pero en este segundo volumen ese tono me ha resultado aún más entrañable, si cabe. Durante toda la lectura de Ahí abajo, entre raíces y huesos, he tenido la sensación de estar escuchando a una cuenta-cuentos. Y a una de las buenas, de las que encandilan a su audiencia y consiguen transportarla a los mundos y las historias que describen. Como siempre ocurre con las obras traducidas, el mérito por la versión original es completamente de Seanan McGuire, pero el mérito de haber sabido trasladar a nuestro idioma, no solo frases y palabras, sino todo un ambiente, no se le debe escatimar a su traductora, María Pilar San Román.
Valoración conjunta
-
8.5/10
Latest posts by Consuelo Abellán (see all)
- Queremos que Blanca Mart vuelva a la palestra - 2 diciembre, 2019
- La tierra multicolor: ¿continuará…? - 22 noviembre, 2019
- Rebelión 20.06.19: informe de disección - 20 noviembre, 2019