Datos del relato
- Autor: Jeffrey Ford
- Año publicación: 2002, Leviathan Three
- PALABRAS: 12.770
- IDIOMA: CASTELLANO
- Traducción: Marcheto, Cuentos para Algernon
- Fecha de lectura: Junio de 2017
Como muchos de los relatos cortos que estoy leyendo, la traducción es de Marcheto, de Cuentos para Algernon. Podéis descargar el relato gratuitamente desde su Blog (Hacía tiempo que no escribía esto, qué ilusión volver a hablar de un relato de Cuentos para Alegernon):
El peso de las palabras (.pdf, .doc).
Esta es la primera entrada que escribo sobre Jeffrey Ford, aunque no es el primer relato suyo que leo, ya que en Cuentos para Algernon: Año I podemos disfrutar de Radiante mañana, un cuento que por varios motivos me ha parecido muy especial (hace poco que lo he leído). Si no habéis tenido la oportunidad de disfrutarlo, os recomiendo que lo hagáis, ya que es un relato muy original y que aunque no me atrevo a catalogarlo, es uno de esos relatos que te dejan con la sensación de haber leído algo distinto y que no se olvida fácilmente, una especie de parodia que el autor hace de sí mimo utilizando para ello una historia que sigo sin saber si tiene parte de real, si es inventada o si lo único que no es cierto son los nombres de los personajes.
Esta vez no me voy a andar con rodeos, directamente voy a copiar la presentación que Marcheto hace del autor (ella lo entenderá, mi falta de tiempo es suficiente excusa):
Jeffrey Ford es posiblemente uno de los escritores activos más prestigiosos dentro del género fantástico (que practica en todas sus vertientes: ciencia ficción, fantasía, terror…). Desde que en 1981 publicó su primer cuento, ha publicado ocho novelas y docenas de relatos (recogidos en cuatro colecciones propias y en multitud de antologías y revistas). Durante estos años, ha conseguido nominaciones a prácticamente todos los premios importantes de estos géneros, además de haber ganado, entre otros, un Nebula en la categoría de novela corta y, si no me he equivocado al contar, el World Fantasy Award en seis ocasiones (y en todas las categorías: novela, colección de relatos, novela corta y relato).
Nota: Este cuento, como ha sucedido varias veces en el blog de Marcheto, viene acompañado por un epílogo que recomiendo leer al finalizar el texto. Yo he escrito mi comentario sobre el relato antes de leerlo y aunque estas palabras si que son posteriores a la lectura de esta explicación de Ford, sigo manteniendo lo dicho. La verdad es que el epílogo es más una explicación de la razón por la que escribió el cuento y de donde surgió, que un comentario sobre el propio cuento.
El peso de las palabras
El peso de las palabras, se publicó en 2002 dentro de la antología Leviathan 3, editada por Jeff VanderMeer y Forrest Aguirre, y estuvo nominado al premio World Fantasy Awards de 2003. Es curioso ver que además de que la antología fue la ganadora aquel año, Jeffrey Ford también ganó otra de las categorías, la de Colección de relatos, con The Fantasy Writer’s Assistant and Other Stories, colección en la que sí que se encuentra el relato ganador de ese año (Creation) y el anteriormente mencionado Radiante mañana (Bright Morning).
Este es uno de los cuentos que más me han hecho pensar de todos los que he leído este año. No es fácil escribir una reseña sobre un relato corto pero en este caso, la dificultad se multiplica ya que este texto trata sobre lo que generalmente suelen tratar las reseñas, sobre el peso de las palabras.
«¿cómo se pesa una palabra exactamente?, ¿qué unidad de medida se utiliza para calcular el grado de influencia de una determinada sílaba?»
Estas 2 preguntas que hace uno de los personajes, junto con la definición de la palabra que él mismo utiliza para describir lo que es capaz de hacer con un texto, son la clave del cuento. Me refiero a la palabra «Sublimación», que me ha hecho plantearme si el relato es Fantasía o es una plasmación de la realidad utilizando un texto Fantástico para realizarla.
La sublimación es el proceso que consiste en el cambio de estado de sólido al estado gaseoso sin pasar por el estado líquido.
Esto es exactamente lo que ocurre con este cuento, las palabras pasan de estado sólido a estado gaseoso directamente y con ello, el autor logra que no sepas si has entendido lo que quería decir o si no ha hecho falta porque las palabras han hecho el trabajo por ti.
No sabría decir si el cuento trata sobre el amor, el deseo de poder a cualquier precio o si trata sobre la búsqueda del amor pagando un precio tan alto que hace que no te importe regalar ese poder a otros, siendo consciente de que lo que haces no es correcto. De lo que estoy seguro es de que el autor juega con las palabras, tanto en el texto, como en la historia que hay dentro de él.
Es uno de los pocos cuentos en los que me he encontrado varias partes del texto en las que he visto con cierta claridad lo que iba a ocurrir, es decir, hay partes que pueden resultar previsibles. Supongo que a alguno, este hecho le resultará molesto, pero en mi caso no me lo ha parecido, al contrario, me ha ayudado a olvidarme de esas partes de la trama para fijarme en lo realmente importante, en la sublimación del cuento. Porque este cuento sublima, pasa de sólido a gaseoso y sospecho que seguirá sublimando con el tiempo hasta como el autor dice, «formar una bella imagen». Pero haré caso de su consejo y no me esforzaré por descubrirla.
No trates de esforzarte por descubrirla: con eso solo conseguirás ahuyentarla. Se presentará ante ti dentro de alrededor de media hora o cuarenta y cinco minutos.
Esta reseña va dedicada a Elías Combarro, por ser el mayor fan de mi blog y por dedicar parte de ese escaso tiempo que le dejan sus múltiples quehaceres, a leer estas reseñas que sé que tanto le gustan.
Origen
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Pues lo tengo ya descargado para leermelo, así que caéra en los próximos meses. Tiene buena pinta 🙂
Te va a gustar.
Es curioso, no me suele gustar mucho encontrarme con historias previsibles, pero Radiante Mañana me gustó mucho (como tu dices, es un relato que tiene algo especial) y cuando vi que Marcheto había traducido otro relato de Jeffrey Ford, me entraron ganas de leerlo. Aún no lo he hecho, pero dudo que tarde mucho en caer.
Un beso! 🙂
Qué ilusión que comentes en mi blog!
Tampoco es que sea previsible, pero considero que hay ciertas cuestiones que sí que las ves venir. No es lo importante en este caso, verás.