- Autor: Jesús Cañadas
- Edición: Roca Editorial, octubre de 2017
- Colección: Novela
- Nº de páginas: 416 páginas
- Formato: Tapa dura
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 9788416700851
- Fecha de lectura: mayo-julio de 2018
Ayer fui a ver Mamma Mia!, la segunda parte. Espera, espera, espera… ¿Esto no era una reseña de Las tres muertes de Fermín Salvochea de Jesús Cañadas? Sí, esto es una reseña de Las tres muertes de Fermín Salvochea de Jesús Cañadas. Lo que pasa es que Mamma Mia! y Las tres muertes de Fermín Salvochea comparten algunos de los temas en los que quiero ahondar en esta reseña.
Mitos y leyendas con seres inmortales, como Cher. i alguien va a criticar a Cher ya puede ir eligiendo arma y padrino.
La consciente suspensión de la incredulidad, aunque lo juegan en orden inverso. Si en Mamma Mia! existe un ejercicio consciente de suspender la realidad, para regocijo del espectador, en Las tres muertes de Fermín Salvochea Cañadas juega con ella hasta convertir la duda en certidumbre.
Una historia sobre la paternidad/maternidad… y no sigo más por aquí ahora o me pongo a llorar de nuevo.
Ahora sí, nos ponemos serios.
Una historia de mitos y leyendas
¿De qué va Las tres muertes de Fermín Salvochea? Como es prescriptivo en una reseña, no os voy a destripar la historia: descubrirla es vuestra tarea de lectores. La novela parte de la cotidianeidad del Cádiz popular a finales del siglo XIX e inicios del XX y se va salpicando, hasta bañarse completamente, por los mitos y leyendas de la ciudad y del autor. En las notas finales, Jesús Cañadas agradece a su madre y a su tía haberle descubierto ese otro Cádiz. Y yo querría extender la gratitud: Jesús, por favor, agradéceles de mi parte que sus relatos hicieran germinar en tu mente estas historias que nos explicas.
Pero Las tres muertes de Fermín Salvochea no es solo una novela sobre leyendas gaditanas, es también un espacio donde conviven otros mitos, los nuestros. Así, las calles de Cádiz se llenan de referentes de nuestra cultura pop friki, cómic, novelas, cine… Personajes míticos de esos otros universos conviviendo en Cádiz con Sebastián, el Pani y Candela (los protagonistas del libro).
He leído en algún lado que algunos de esos referentes son excesivos. Puede ser, aunque no lo comparto. Jesús ha querido homenajear a todas esas referencias con las que creció, de la boca de su madre y de su tía, y de sus lecturas y visionados. Creo que el exceso, que en algún momento es hilarante y paródico a consciencia, es parte del universo Cañadas. Tan formal en apariencia, tan divertido en el fondo.
La suspensión de la incredulidad y la picaresca
La suspensión de la incredulidad vendría a ser la capacidad de un autor de colarte lo que te cuenta. Construir un mundo coherente y firme donde la historia se desarrolle de forma “natural” y que nada te saque de ella. Que te la creas, vamos. Y a eso juega Cañadas a lo largo de toda la novela. Desde el primer elemento sobrenatural que se eleva frente a la costa de Cádiz hasta la última frase del epílogo, Jesús confronta al lector a si lo que le está contando es así o todo son cuentos de borracho y fantasías infantiles. En ese sentido, hay una frase memorable que dice Antonia, la madre de Sebastián, en el capítulo que ella narra, y de la que no os diré nada más para no estropeároslo.
La reflexión sobre qué es verdad en lo sobrenatural no es nueva en la obra de Jesús. De hecho, era uno de los temas de fondo de Los nombres muertos. Sin embargo, creo que aquí logra trabajarlo de tal modo que se enreda como un elemento más de la historia que quiere contar.
No considero que haya sido causal, pues, que la novela arranque desde las raíces de la picaresca, la de niños de huérfanos y de familias que a ojos de hoy serían carne de Callejeros o de actuación de los servicios sociales. Y que esos niños jueguen al embuste con sus mayores para sobrevivir, o simplemente vivir.
No sé si estos protagonistas marcaron el camino para la suspensión de la incredulidad o la voluntad de trabajar este aspecto le hizo elegir estos protagonistas. El resultado es un engranaje perfecto. Un ejemplo: la figura de Edgardo A. Poe y la evolución que vive en la novela.
Una historia de padre e hijo
Puede que esta sea mi interpretación, que me pilla en unos días de paternidad especialmente sensible. Pero creo que uno de los grandes temas de Las tres muertes de Fermín Salvochea son las relaciones familiares, en especial las paterno filiales. Los dos protagonistas de la historia son Juaíco y Sebastián, padre e hijo. Juan, Juaíco, arranca como el protagonista, y es el hilo que une las historias en los dos momentos temporales en los que se narra la historia, pero el personaje se va diluyendo dando peso a su hijo, que no deja de ser a quien acompañamos como espectadores.
Las relaciones familiares que nos presenta el libro no son fáciles. Intentando recordar ahora, creo que no hay ningún vínculo afectivo sano, desde nuestra mirada de 2018, más allá de la de Sebastián y Antonia, su madre. Alcoholismo y ludopatía, abandonos forzados y malos tratos. Violencia y más violencia. Dolor y más dolor. Dentro de todo, la relación entre Juan y Sebastián no es la peor. La novela es la lucha de un hijo por creer en su padre, al que quiere pero desprecia a la vez.
Hay que felicitar a Jesús por cómo ha construido a Juaíco, ese pobre hombre por el que sientes cierto desprecio y al que acabas tomando cariño y al que te acabas acercando, en el proceso paralelo que lleva a cabo Sebastián. Por temas personales, que no vienen al caso, la figura del pobre hombre, víctima de sus propias decisiones, pero víctima, se me hace dolorosamente cercana.
Odio a Jesús Cañadas
Lo odio de ese modo que odio a toda esa gente que admiro. “Odio” es un postureo léxico. Dice Jesús que sus novelas son fruto de trabajo. Lo niego. Ciertamente en una novela como Las tres muertes de Fermín Salvochea hay muchísimas horas metidas. Es una historia muy bien hilvanada donde todo tiene un sentido, donde usa los recursos literarios a favor de la trama, en el que usa un tono muy específico.
Una de las cosas define a Jesús Cañadas es su capacidad para dar a cada una de sus novelas la ambientación que requiere. Y eso no es solo cuestión de paisajes, es cuestión de cómo se redacta, cómo se explica; es cuestión de tono, de palabras, de estructura gramatical… y a cada una de sus novelas, Jesús consigue darles una identidad propia. Los nombres muertos era oscura y poética, Pronto será de noche era oscura y fría, Las tres muertes de Fermín Salvochea es oscura y pícara. Y conseguir esto, saber modular tu estilo hasta convertirlo en lo que la novela necesita, no es nada fácil. Y ciertamente que requiere de muchas horas de trabajo, de revisiones agotadoras, pero también necesita talento, y Jesús lo tiene.
Y aquí mi admiración sincera, Jesús, a tu talento y a tu capacidad de trabajo.
Epílogo
Hace poco Jesús ha sido padre. A mí, Las tres muertes de Fermín Salvochea me ha llegado a fondo por ser padre, por aspectos que por respeto a la intimidad de terceras personas no voy a entrar en detalle, pero que me han tocado. Las tres muertes de Fermín Salvochea ha estado escrito por un Jesús que, en ese momento, solo era hijo. Me gustaría saber si ahora que es padre, que irá siendo padre (que esto de la paternidad es una carrera de fondo que se va complicando), verá como antes la relación entre Juaíco y Sebastián, o si encontrará en ella otras cosas. Pero no solo en esta: me gustaría saber qué hallará en Antonia, en lo que vive el Pani, en el trasfondo de Candela, en las pérdidas de Julieta… Pero esto se lo preguntaré a Jesús, si puedo, algún día en privado.
(Acabo: Gracias Miquel por las consideraciones al artículo.)
Valoración
-
8.5/10
LJSalart
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