- Autor: Sergio Gaut vel Hartman
- Edición: La máquina que hace ping, junio 2018
- Nº de páginas: 288 páginas
- Formato: Rústica
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 9788494665677
- Fecha de lectura: julio de 2018
- Enlace compra: Editorial (Digital / Papel)
Tengo que empezar esta reseña felicitando a la editorial La máquina que hace ping por haber tenido la valentía de publicar una obra como esta. No es fácil ver a editores que se atrevan a sacar al mercado este tipo de colecciones de relatos en las que la ciencia ficción se mezcla con la fantasía, el surrealismo e incluso el absurdo. Sí, además, a esto le sumas una prosa en la que a veces resulta complicado saber si el autor aspira a más de lo que puede o, por el contrario, lo que está haciendo es parte de la peculiar ironía de Sergio Gaut vel Hartman, tenemos todos los ingredientes para encontrarnos ante una colección de relatos inclasificable, difícil de reseñar y arriesgada de publicar.
He de reconocer que he tenido que realizar un acto de fe para seguir leyendo la colección después de los 2 primeros relatos: Expansión y El crujido de la escarcha. Me gustan los textos diferentes, los que requieren un esfuerzo por parte del lector, los finales abiertos, las explicaciones a medias, la ironía que roza el absurdo e incluso, en ocasiones, la prosa exagerada. Pero si se juntan todos estos ingredientes, terminas el relato y te da la sensación de que no tienes ni idea de lo que acabas de leer, resulta frustrante. Y eso es lo que me ha ocurrido con los dos primeros cuentos: el autor se presenta con una prosa que parece que le supera y dos historias a las que no he encontrado ni pies ni cabeza, tal vez debido a mi incapacidad para entenderlas. Me parece muy arriesgado empezar así una obra ya que si frustras al lector desde el principio, corres el riesgo de que la abandone.
Los dos siguientes cuentos, Hermanos del dolor y El círculo se cierra me han gustado algo más aunque considero que el título del segundo no hace honor a la realidad ya que me han parecido dos buenos cuentos que no terminan de cerrarse correctamente, como si hubiera cierto apresuramiento. Y aquí es donde empiezan mis dudas con la prosa: ¿Te acostumbras o el autor baja un par de marchas? En la reseña de Reina en el Mundo de las Pesadillas decía esto sobre la prosa de Mar:
El primer impacto cuando comienzas con la novela es bastante bestia: prosa extremadamente bella, casi lírica e incluso poética pero con un componente de oscuridad que te envuelve desde el primer párrafo. Es entonces cuando empiezas a ver lo que llamaré el “toque Goizueta”, que al principio te choca y después te hace darte cuenta de que no estás frente a una autora más. No es sencillo explicar ese “toque Goizueta” pero no me hicieron falta ni dos capítulos para verlo. Porque aunque la prosa tenga ese estilo lírico, poético y oscuro, de pronto te compara una nube con una nave nodriza y con el algodón de azúcar y se queda tan ancha. Ese es el punto que hace que su prosa sea especial y a la vez tan auténtica. Eso es lo que yo veo en la manera que tiene la autora de escribir: autenticidad. No va de lo que no es, escribe lo que quiere y como quiere.
Cuando empiezas a leer a Gaut vel Hartman, por el contrario, te da la sensación de que no escribe de manera natural, que quiere ir de algo que no es. Pero según avanza la colección, te das cuenta de que lo hace aposta, que es parte del toque irónico que quiere dar a sus cuentos. O eso, o es que al final te acabas acostumbrando.
El hecho es que los tres siguientes relatos me han parecido mucho mejores que lo que el autor había mostrado hasta ahora. Aunque es cierto que el derroche de originalidad e imaginación es algo común a todas y cada una de las historias, Mercaderes del tiempo, Las alas rotas y Último recurso, me han parecido de lo mejor de la obra. El autor sigue en su línea pero, esta vez, consigue que el lector conecte tanto con la historia como con los personajes, redondea perfectamente los cuentos —aunque queden abiertos— sin dejar de utilizar su prosa irónica y sorprende con tres historias tan diferentes entre ellas como originales.
Por desgracia, no he vuelto a conectar con Gaut vel Hartman hasta el último cuento: La banda de los bicéfalos. Una historia cruda y desgarradora en la que el autor utiliza la fantasía oscura para hablarnos de la dictadura argentina. Un cuento lleno de simbolismo en el que cuesta saber dónde empieza lo fantástico y termina la realidad narrada a través de los muertos. Magnífico.
Conclusión: Una colección de relatos muy atrevida, algo irregular y que tal vez no sea para todos los públicos. Enhorabuena tanto a la editorial como al autor por atreverse a publicarla.
Valoración
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6.5/10
Origen
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Para mí ha sido un lujo editar estos textos tan salvajes y lúcidos. Muchas gracias por la reseña.
Gracias a ti por ser valiente.