Datos del libro
- Título: La moderna Atenea
- Autora: Mª Concepción Regueiro Digón
- Editorial: Triskel Ediciones
- Formato: cartoné/EPUB/MOBI
- Nº Páginas: 204
- Fecha de lectura: octubre 2018
- Enlace de compra: Lektu
Esta es mi primera reseña como jurado de los Premios Guillermo de Baskerville, organizados por la revista online Libros Prohibidos. La moderna Atenea, de Conchi Regueiro, es finalista en la categoría de novela y, dado que estamos en octubre, mes de leer autoras, comienzo por ella.
El libro me ha gustado mucho, a pesar de no ser una novela convencional. Conchi nos cuenta la historia de una investigación truncada por la muerte de la investigadora. La primera entrega se publica en una revista cultural de poca tirada y es tanta la expectación creada, que el editor empieza a recibir cartas de personas que quieren añadir su granito de arena para desentrañar el misterio. A partir de ahí, leemos esas cartas de los lectores, publicadas en la revista, y también correos electrónicos cruzados entre el editor y algunos de sus colaboradores.
Magdalena Luiz fallece en un accidente de tráfico poco antes de que un pequeño boletín comarcal, llamado El Prodigio de las Letras, saque a la luz la primera parte de su investigación sobre la vida de una misteriosa mujer del siglo XIX. A partir de la publicación de su trabajo inconcluso, el boletín comienza a recibir información de lectores y expertos que aportan detalles desconocidos sobre la mujer objeto de la investigación, una tal Dorotea Suances, fundadora del proyecto denominado La moderna Atenea y poseedora de misterios inconfesables. Con el paso de los meses y los años, los lectores, junto al director de la publicación, irán recomponiendo un puzle de cuyas consecuencias no quedarán a salvo.
De esta forma, no hay un narrador omnisciente, sino muchos narradores, cada uno de los cuales conoce (o descubre) algún aspecto o parte de la historia, y nos lo va contando en forma de artículos o correos electrónicos. El lector va conociendo los detalles, personajes y hechos casi al mismo tiempo que el editor de la revista, que actúa como hilo conductor.
Ni que decir tiene que componer una novela y relatar una historia coherente a base de “trocitos” de información, como hace Conchi en La moderna Atenea, tiene muchísimo mérito. No debe ser tarea sencilla, y menos aún conseguir mantener en todo momento la atención del lector, a pesar de lo fragmentario de la información y de los inevitables saltos temporales. Pero ella lo consigue, y va aún más allá.
Y digo que va aún más allá porque la novela tiene muchos otros aspectos destacables y, aunque es una novela de género, el elemento fantástico que contiene es casi lo de menos. Voy a tratar de explicar esos elementos que me han gustado tanto de esta novela, lo cual puede resultar complicado sin revelar demasiado de la trama.
Una de las cosas que más me gustó, porque me fue sorprendiendo a medida que leía, es que la historia va “de menos a más”. Cuando empiezas a leer, te vas haciendo una idea de lo que esperas encontrar: la historia de Dorotea Suances, una mujer del siglo XIX, poco convencional para su época. Y sí, Dorotea es un personaje importante en la novela, pero no el único, y su papel aparentemente protagonista se va diluyendo a medida que aparecen otros personajes, que van cobrando relevancia, y la historia va fluyendo y creciendo en temas y matices. Ya no se trata solo de la historia de una mujer adelantada a su época, sino también de las personas que la rodearon, de la época misma, de luchas personales y colectivas, de ideales y de cruda realidad.
Otro de los méritos de La moderna Atenea son precisamente esos temas y matices de los que hablaba. Aunque los hechos narrados ocurrieron en el siglo XIX, o precisamente por eso, el libro trata temáticas muy actuales, como el feminismo, el terrorismo, la violencia de género o la diversidad sexual. Y, en mi opinión, consigue denunciar los errores del pasado de una forma exquisitamente elegante: solo con narrar los hechos, la denuncia cae por su propio peso.
Por eso, cuando del coche bajó aquel hombre envejecido, demacrado y barbudo, con más aspecto de cadáver que de persona, nadie de los que por allí pululaban pudo comprender cómo una joven de tan buen aspecto lo abrazaba con todas sus fuerzas, en esa incomprensión tan injusta que suele haber sobre los afectos hacia quienes no son encuadrables en el canon tradicional de los atractivos
Respecto al elemento fantástico, quizás es lo que menos me ha llamado la atención en la novela. Como decía antes, la historia comienza centrada en Dorotea Suances, y a medida que vamos sabiendo más sobre sus actividades y las de sus allegados, la autora va dejando caer información fragmentaria (como corresponde al tipo de texto) con la que el lector debe ir componiéndose su propio cuadro. Algunos de esos fragmentos son un poco engañosos, juegan al despiste, aunque más adelante quedan perfectamente justificados. En cualquier caso, a medida que se avanza en la lectura, y casi como en una novela de detectives, se va intuyendo el desenlace que, sin ser decepcionante (ni mucho menos), diría que es lo menos brillante de la novela.
Pero todo el resto brilla, y con fuerza. Desde el aspecto formal (que casi podríamos denominar «género epistolar actualizado») hasta la fuerza de todos y cada uno de los personajes, pasando, cómo no, por una prosa perfecta, elegante y adecuada en cada momento al medio utilizado y a la voz del personaje.
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