Desde la primera entrada que publiqué sobre Cristina Jurado para el proyecto AdoptaUnaAutora, he tenido la sensación de que merecía algo mejor que las reseñas de un inexperto bloguero. Y es que aunque ella se conforma con el padre adoptivo que le ha tocado, considero que no estoy pudiendo/sabiendo plasmar la importancia que tiene Cristina para la literatura de género.
Hasta ahora me he centrado más en lo que Cristina ha significado para mí que en lo que Cristina realmente es. Una equivocación que voy a tratar de subsanar con una iniciativa que tiene mucho que ver con su faceta como escritora y editora pero que no hubiera sido posible de no ser por su faceta más humana, su manera de ver la vida y sobre todo por su manera de interactuar con las personas.
Una iniciativa en la que he tratado de juntar a gente importante del mundillo de la ficción especulativa, tanto escritores/as, como traductores/as, como blogueros/as y ponerles delante un folio en blanco, sin preguntas, sin plazos y sin límites. Simplemente un nombre, Cristina Jurado.
Así que solo me queda agradecer la amabilidad, humildad, predisposición y paciencia en algunos casos (gracias Nieves por hacer de editora, correctora, abofeteadora y amiga) de todos/as los que habéis decidido participar en esto y empezar con un simple…
Cristina Jurado
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Nieves Delgado
«Cristina es una de esas personas de las que te alegras que entren en tu vida. Jamás la he oído (ni leído) hablar mal de nadie, y os aseguro que ha tenido oportunidad para hacerlo. No voy a enumerar todas sus bondades, ni como persona ni como escritora, y tampoco voy a desgranar los motivos por los que el panorama literario del género fantástico le debe tanto en este país; todo eso, si aún no lo sabéis, seguro que queda más que dibujado en los comentarios de mis compañeros. Yo, sobre Cristina, solo voy a decir una cosa; es uno de los mayores regalos que me llevo de mi paso por este mundillo de letras. Y una luz de esas que brillan para hacerte saber que no todo es oscuridad absoluta.»
Guillem López
«A poco que alguien investigue en el mundo del género fantástico en castellano, no tarda en dar con el nombre de Cristina Jurado. El resto ya la tenemos como una de las voces clave en el panorama presente. Cristina pertenece a esa nueva generación de escritoras que reclaman, a base de párrafos y por derecho histórico, su espacio en la sala de mando del fandom. La proyección de Cristina en los últimos años, su entusiasmo contagioso y capacidad de trabajo son una tarjeta de presentación envidiable. Mi consejo: seguidla de cerca y no le perdáis la pista. Yo, afortunadamente, ya camino a su lado.»
Manuel de los Reyes
«Hay personas que, con su mera presencia, levantan el ánimo de quienes la rodean. Cristina Jurado es una de ellas: afectuosa en el trato, rigurosa en lo profesional y poseedora de una imaginación desbordante a la que solo podría hacerle sombra su capacidad de gestión. El desembarco de Cristina en las costas del panorama de las letras hispanas ha supuesto un grato revulsivo para los lectores (y por partida doble, además, merced a su multidisciplinar faceta combinada de editora y autora). Ojalá podamos seguir disfrutando de su esmerada labor durante muchísimos años.»
Lola Robles
«En mi imaginación siempre veo a Cristina Jurado tal como aparece en su foto de perfil en Facebook. De modo que cuando me la encuentro en el mundo real dudo de si es ella o una clon que la auténtica ha mandado mientras permanece en su palacio de Dubai, conectada al ordenador. Desde que leí Del naranja al azul, su primera novela, tan llena de espontaneidad y entusiasmo, hasta ahora que he terminado CloroFilia, su última novela corta publicada por Cerbero, tan rara y perturbadora, he comprendido que su lugar en la ciencia ficción, como autora, directora de SuperSonic y editora literaria (estuvo allí, en el inicio de Alucinadas) será inolvidable.»
Mariano Villarreal
He visto el futuro de la ciencia ficción española y su nombre es Cristina Jurado
«No, no hace falta ser Stephen King para saber esto. Cristina es escritora, editora de antologías que han revolucionado el género en nuestro país como Alucinadas y de revistas imprescindibles como SuperSónic, ganadora del premio European Science Fiction Spirit of Dedication en 2016. Pero, además, es bloguera, organizadora de eventos, finalista de los premios Ignotus, influencer, y muchas, muchas cosas más.
Descubrí a Cristina gracias a su primera novela, Del Naranja al Azul. Luego seguí su blog Más Ficción que ciencia, empezamos a intercambiar mensajes en redes sociales en público y privado y pronto nos hicimos amigos sin habernos visto nunca, y eso que ambos somos de Bilbao (bueno, de al lado). Ahora intercambiamos confidencias, consejos y planes para dominar el mundo. Es una persona a la que admiro y que considero que aún no ha dado su máximo a nivel literario, aunque obras como Clorofilia trazan el camino a seguir. Espero que se haga también un hueco en el difícil marco literario mundial y que Alphaland, su próximo libro de relatos en inglés que publicará Nevsky, sea todo un éxito. Te mereces eso y mucho más.»
Israel Alonso
«Cientos de multiversos replegados
Ronronean en su sueño despierto
Ilusas las tormentas del desierto
Susurran con su canto despeinado
Tan China, tan kafkiana, tan borgística
Inmensa en la alphaville y en el omega
Normal, normal no es y no lo niega
Abraza la extrañeza cabalística
Jinete apocalíptica biónica
Ujier de la ficción y de la ciencia
Radar del buen talento que se expande
Amiga de pureza supersónica
Directa en la sonrisa y la paciencia
Orgullo y ovación por La Más Grande»
Elías Combarro
«Cristina Jurado es una persona de energía infinita y entusiasmo contagioso en todo lo que hace: como escritora, como lectora, como editora. Pero, sobre todo, es una grandísima persona y una de las mejores amigas que alguien puede tener. OUGH YEAGH!»
Weldon Penderton
«Jurado siempre aparece en una ventanita de chat de Facebook. No importa la diferencia horaria con Dubai. «Hola, Salao», dice. Ella siempre me anima a escribir. Ahí fuera hay una ristra de personas que me animan mucho a escribir, y Jurado es una de ellas. Una noche la conocí en Barcelona. «Te advierto que soy muy pija», dijo por Facebook unas horas antes del encuentro. Jurado es un personaje bastante weird en realidad. Es andaluza y euskera a la vez, tiene su residencia en algún exótico lugar donde hay tormentas de arena y su aspecto llama bastante la atención en la Hispacon. Dado su espíritu emprendedor imagino que estas ventanitas en las que se manifiesta Jurado se suceden día y noche en infinidad de pantallas. Esta idea me resulta sumamente agradable. Jurado, abra usted una sucursal en España.»
Leticia Lara
«Cristina es una persona con la que no coincido para nada en gustos, pero aún así es un placer trabajar a su lado.»
Xavi (DreamsOfElvex)
«Si tengo que destacar algún aspecto de Cristina Jurado dentro de la literatura de género es su papel de dinamizadora y organizadora. La antología Alucinadas, el proyecto sobre David Bowie, su labor en la revista Supersonic… Tuve el placer de conocerla y verla en acción en la Eurocon de Barcelona y era un torbellino, un epicentro de actividad. Con esto no quiero menospreciar su carrera como escritora, que está en claramente en alza. A nivel personal le tengo que agradecer su apoyo incondicional desde el primer día que publiqué algo en el blog, y la oportunidad que me dio para participar en el proyecto de la revista Supersónic.»
Bandinnelli
«Cristina es la navaja suiza de la literatura de género española. Sé de buena tinta que utiliza un ansible para controlarnos desde Arieka.»
Alejandra Decurgez
«A veces, escribir tratando de transmitir el afecto que una siente por alguien no resulta tan sencillo como podría creerse. A veces, un gesto es mucho más necesario y más expresivo. En esas ocasiones en que el sentimiento desborda, las palabras nos eluden hasta a quienes las honramos y trabajamos con ellas.
Acabo de encontrarme con esta dificultad al tratar de poner en papel el cariño y la gratitud que siento por Cristina Jurado. Sé que ninguna elocuencia, ni la más meditada ni la más florida, podrá expresar el agradecimiento que siempre voy a sentir por su generosidad, su dedicación y su confianza en mí, por su aliento y su sostén cuando las cosas salen bien y también cuando marchan más o menos. Y está bien, supongo, que las palabras no basten. Porque cuando los sentimientos son intensos y derraman fuera de ese contenedor hermoso pero imperfecto que es el lenguaje escrito (o hablado), ese abrazo que todavía nos debemos Cristina y yocobra intensidad, y brilla. Y más que nunca quiero y me propongo que el tiempo y el espacio nos reúnan para decirle con gestos, que sí son inequívocos, que me impulsó a ser mejor escritora, que me abrió las puertas al mundo, que es una mujer a la que aprecio inmensamente, y que la admiro.»
Pablo Bueno
«Es difícil encontrar a alguien tan incansable, tan polifacética, tan seria en el trabajo y, pese a ello (o quizá debido a ello) tan amable y dispuesta como Cristina Jurado. Por otra parte, no es solo la escritura, o su labor de editora, es que tiene un ojo clínico tremendo para ver las fisuras por las que falla cualquier escrito. Cualquiera que hable con ella puede notar esa agudeza.»
Jesús Cañadas
«Lectora pasional y apasionada, dinámica, comunicativa, incansable… Cristina Jurado representa todo lo que el fandom debería ser.»
Ricardo Montesinos
«Es difícil hablar de una sola faceta de alguien tan omnipresente en este fandom nuestro como Cristina Jurado. Está la Cristina escritora, la Cristina reseñadora, la Cristina antóloga, la Cristina editora… Esta mujer no está quieta nunca y, además, destaca en todo lo que hace.
Yo voy a centrarme en la faceta con la que he tenido más relación, la de editora. Porque nunca podré darle suficientemente las gracias por haber creado algo como Supersonic. Y lo digo, sobre todo, como aficionado. La creación de esta revista vino a llenar un hueco, un vacío sangrante que era imprescindible cubrir. Era necesaria una revista de referencia que permitiese conocer el estado actual de la ciencia ficción, saber qué se está escribiendo ahora mismo, tanto en castellano como en inglés (o chino o lo que sea).
Como escritor (amateur) de relatos tampoco podré agradecerle bastante la existencia de Supersonic. La existencia de un escaparate como ese, en el que poder mostrar lo que uno escribe, es algo que anima y espolea, y te hace seguir escribiendo. Porque ¿para qué escribir si nadie te va a leer? Gracias a Supersonic hay un sitio donde puedes publicar. Y ese sitio existe gracias a Cristina.
Y dejo para el final lo más importante. He tenido el placer de hablar personalmente con Cristina una sola vez, cinco minutos de nada en una presentación en la EuroCon de Barcelona. Pero hace años que la conozco virtualmente y puedo decir que, pese a la aparente frialdad de las redes sociales, siempre he podido sentir el calor de su amabilidad y de su afecto.
Por todo esto, solo puedo decir una cosa. Muchas gracias, Cristina. Y, por supuesto, ¡¡¡OUGH YEAGH!!!»
Alexander Páez
«Editora, escritora, y encima, gran jefa. Cristina siempre ha creído en mí y me ha dado ánimos. Ha escuchado mis dudas, mis inseguridades, y me ha insuflado valor. Siempre me ha dejado espacio para experimentar, publicar, traducir. Y siempre con una sonrisa en la cara. Siempre con motivación. Y además es una de las nuevas voces del fantástico, que llega con tanta potencia, que no vais a poder evitar escucharla y maravillaros.»
Marcheto
«Tal vez influya el que viva en las misteriosas y mágicas tierras de Oriente, escenario de Las mil y una noches, pero estoy empezando a considerar a Cristina no solo una amiga sino también mi genio de la lámpara de la traducción: yo le pido un deseo que para mí resulta inalcanzable, y ella lucha contra viento y marea por conseguir que se cumpla. Ojalá tengamos suerte y su reserva de entusiasmo y deseos resulte ser inagotable, de forma que yo pueda continuar pidiéndoselos durante muchos años y, aunque sea de rebote, todos vosotros podáis seguir disfrutándolos en su imprescindible Supersonic.»
Miquel Codony
«Como editora, Cristina es una jefa durísima, exigente, implacable. Es de aquellas personas que nunca acepta menos que la percepción en los textos que encarga y que espera de ti una velocidad supersónica en los envíos. Además… va, no, que esto no se lo cree nadie y además no es verdad: Cristina sabe lo que quiere y sabe como motivarte para que lo hagas lo mejor posible. Creo sinceramente que es una de las principales dinamizadoras del género en España (aunque trabaje desde fuera) y que, ya sea como autora o como editora, lo que estamos viendo no es más que los primeros pasos en un viaje que creo que será largo y llenísimo de éxitos.
Dentro de unos años será un privilegio poder decir «yo la conocí cuando empezó».»
Josep M. Oriol
«Araña naranjoazulada del desierto (Christhinium Juradox) es una especie de araña dependiente de las fuentes weirdterarias para su alimentación. Esta limitación en su dieta la obliga a tender sus redes en los lugares más insospechados, así como a exprimir su imaginación para crear las trampas más ingeniosas. Una vez has caído en su poder es casi imposible escapar, pues te enreda en sus hilos a la vez que forma conexiones con las diferentes presas para formar una fuente weirdteraria de la que alimentarse. ¡Huye insensato!»
Felicidad Martínez
«Nunca me canso de decir que participar en la convocatoria Alucinadas ha supuesto para mí una experiencia maravillosa en muchos sentidos; pero, sin duda, lo mejor de todo ha sido conocer a Cristina.
En su día, supe de ella por Twitter y porque en FB compartíamos amigos comunes. Aunque me molaba las cosas que decía, nunca le mandé solicitud porque soy muy reservada para esas cosas y el uso que hago de mi cuenta es a nivel personal; y ella y yo nunca habíamos intercambiado ni un solo comentario. Sin embargo, todo cambió el día que me mandó un mensaje por privado para hablarme de la convocatoria y que se estaba poniendo en contacto con un montón de autoras para ver si nos animábamos a participar. Aunque imagino que se trataba de un texto copypaste, el intercambio de mensajes que vino después fue tan efusivo, y a la vez cercano, que caí rendida a sus pies.
Cristina es entusiasmo, pero también inconformismo. ¿No se publica a mujeres? Pues se crea el Alucinadas. ¿No hay revistas profesionales de género? Pues se monta el SuperSonic. ¿Hace falta traducir al inglés? Pues se organiza un crowdfunding para pagar a profesionales y se establece contacto con todo Blas para difundir el proyecto más allá de nuestras fronteras. Y suma y sigue. Es una de las cosas que más me gustan de ella: no solo se limita a quejarse (deporte nacional en nuestro país), también trata de ponerle remedio; algo que, para mí, es digno de alabanza. Además, compartimos pasión por la ciencia ficción y una visión clara de cómo deben hacerse las cosas cuando te comprometes a llevar a cabo un proyecto. La conexión era, pues, inevitable.
Lo que esta mujer ha conseguido (y conseguirá) es una pasada, pero estoy convencida de que como escritora (que fue como empezó a meterse en todos estos embolados) también dará que hablar.
Admito que al principio, como me sucedió con otras autoras, me gustaba cómo escribía, pero sus cuentos, aunque me parecían que estaban bien, correctos, no terminaban de hacer mella en mí. Eso cambió cuando leí «El pastor» en la antología Retrofuturismos, y no dudé ni un segundo en incluir el relato para el Fabricantes de Sueños 2014-2015. Una pasada. Incómodo y fascinante a la vez. Por otro lado, la novela corta, Clorofilia, pinta espectacular. Enhorabuena, Cristina. Has terminado de robarme el corazón por completo. Ya sabes que me cuesta no ser sincera y también que cuando algo me gusta necesito decírselo al mundo entero para que todos sepan lo que se están perdiendo. Pues bien, te ha tocado. Leed a Cristina Jurado, que mola, joder.
Te deseo lo mejor y más, porque te lo mereces. Queda aún mucho camino por delante, pero la promesa del horizonte es fascinante, ¿verdad? Nunca nos hemos visto en persona, nos separa una distancia enorme, aunque no dejo de sentir que nuestra amistad es un clásico en blanco y negro: de esos que duran por siempre y el tiempo no le afecta. Aunque lo sabes de sobra, te lo digo igualmente: estoy aquí para lo que necesites, de la misma manera que tú has estado ahí cuando lo he necesitado. No cambies nunca. Y ya sabes: loviuuu.»
Juanma Santiago
«Llevo treinta años dando vueltas por el fandom, que se dice pronto. Me he encontrado de todo. Es un mundillo que ha sabido evolucionar, muchas veces a pesar de los frikis que lo habitábamos, pero que siempre ha demostrado que había que estar orgulloso de él.
Durante estos tres decenios se han dado varios procesos que han enriquecido el fandom. Como en una excavación arqueológica, hay varias capas de frikis fandomitas. El sustrato, la capa inferior, formada por los frikis arquetípicos, ese campo de nabos de gafa de pasta y foto en blanco y negro que están en esto desde antes incluso de Nueva Dimensión, desde los tiempos de los bolsilibros y los Más Allá. El friki que llegó de la mano del rock sinfónico, el cómic franco-belga, la contracultura y las primeras lecturas en inglés y en francés. El friki hijo de Star Wars, Star Trek y la colección de Orbis. El friki que se forjó con videojuegos, partidas de rol, fanzines, tertulias y talleres literarios. El friki que había sido friki de toda la vida, pero que solo se enteró de ello en cuanto empezó a haber internet: el IRC, las listas de correos, los foros, los blogs, El Señor de los Anillos, Harry Potter y «¿Cuándo sale Festín de cuervos?» y las revistas en papel. El friki que apareció de la nada cuando surgieron las redes sociales, que había leído más que tú, que encima escribía mucho mejor, pasaba de blogs porque para eso estaba Goodreads y, sin que te dieras cuenta, había protagonizado un relevo generacional en toda regla y había dejado el fandom mucho más habitable que cuando pinchábamos y cortábamos los dinosaurios de los grupos anteriormente referidos.
Cristina Jurado pertenece a este último tipo de friki fandomita, aunque sin duda tuvo una formación en los sustratos anteriores de frikismo. Pero se ha hecho visible ahora, de un par de años a esta parte, con una proactividad que mete miedo y al mismo tiempo se agradece. ¿Hay algún sarao friki en marcha? Pues Cristina está en el ajo, aunque físicamente se encuentre a unos cuantos miles de kilómetros de distancia. ¿Nos quejamos porque ya no hay revistas «como las de antes», capaces de aglutinar al fandom? No pasa nada: Cristina pone en marcha SuperSonic. ¿Nos quejamos por la escasa presencia femenina en la ciencia ficción española? No pasa nada: Cristina se convierte en una de las puntas de lanza de esta auténtica revolución que están escribiendo Nieves Delgado, Lola Robles, Marian Womack, Layla Martínez, Tamara Romero, Felicidad Martínez, Sofía Rhei o ella misma. No exagero si digo que tres de los diez mejores cuentos españoles publicados en 2016 llevan su firma. ¿Nos quejamos de que apenas hay editoras en el frikerío patrio? No pasa nada: aquí tenemos a Cristina encargándose de esas Alucinadas o WhiteStar. ¿Sigo? ¿De verdad hace falta que siga? Hoy por hoy, Cristina es uno de los epicentros del fandom español, una de esas poquitas personas sin las que no se entendería lo que está pasando en la actualidad.
Y, encima, por si no fuera suficiente, lo lleva con una ilusión y una capacidad de liderazgo contagiosas. Es un placer leer sus textos y saber de sus iniciativas, pero también lo es hablar con ella. Sabe lo que quiere, y también sabe lo que tú querías y no terminabas de tener claro.
Si Cristina no existiera, habría que inventársela. Como decían en Amanece, que no es poco: «Todos somos contingentes, pero tú eres necesaria».
Gracias por todo, Cristina.»
Cristina Macía
«Cristina Jurado escribe, y escribe muy bien, pero eso no tiene mayor importancia. Seamos sinceros: das una patada a una piedra y salen cinco escritores, algunos con mucho talento. Ser escritor está sobrevalorado, no porque no tenga valor, sino porque los escritores son una plaga.
Lo que Cristina Jurado hace mejor que nadie es entusiasmarse, y entusiasmar, y dejarse contagiar y contagiar entusiasmo. Tiene una capacidad de trabajo y una energía brutales, y una maravillosa miopía que le impide ver que los proyectos que le ponen por delante o que salen de su imaginación febril le van a costar sudor, lágrimas y un montón de pasta. O a lo mejor no es miopía. A lo mejor es que no le importa dejarse la piel.
¿Conocéis la anécdota, probablemente falsa, del equipo de baloncesto aficionado que ganó al de la NBA porque nadie les había dicho que era imposible? Pues a Cristina Jurado nadie le ha dicho que no se puede montar una revista de género digital y bilingüe, ni que la ciencia ficción escrita por mujeres no tiene público, por ejemplo. Nadie le ha dicho que no hay quien haga nada con el fándom español porque es una jaula de grillos, ni que es una locura coordinar proyectos en este país si vives en el exótico Dubai.
Por favor, que nadie se lo diga.
Te quiero, Polvorilla.»
Daniel Pérez Navarro
«Cuando te decides por esa caída libre y sin red que es la escritura y el mundo editorial, te encuentras a quienes forman parte de un universo frío e indiferente para el que ni cuentas ni interesas, pero también a unos pocos a los que sorprendes y con los que estableces una conexión positiva. Es habitual que estos últimos compartan maneras de ser: son abiertos, expansivos, tienen un fenotipo descubridor.
En mi corta biografía literaria, he tenido la suerte de conocer a muchas personas a las que tengo que dar las gracias. Entre ellas, en lo más alto, se encuentra Cristina Jurado. Ella es de las que cree -más que algunos de nosotros- en lo que hacemos, tanto como para apoyarlo y difundirlo. Quienes somos un poco erizos lo agradecemos. Me refiero a los que nos quedaríamos eternamente en la cueva, casi sin asomar la pata, si no hubiera Cristinas.
Tiene otra faceta. Escribe. Quienes son generosos y más conocidos como editores, seleccionadores, ojeadores o lectores arrastran un estigma: sus manuscritos van detrás. Si he conectado muy bien con Cristina Jurado, se debe en parte a esta otra cara suya. A veces, con sorpresa, descubrimos que hemos llegados a parecidas conclusiones, que a nuestros protagonistas les queda reservado un destino similar después de haber deambulado por caminos paralelos. Lo llamarán sinergia, coincidencia o interés común. La cuestión es que afrontamos las historias de ficción desde una óptica parecida.
Cristina Jurado aborda la literatura fantástica como un juego en el que el hallazgo, las emociones o el viaje interior tienen un equivalente físico, a veces en forma de conversiones, reducciones, mutaciones o metamorfosis. Ya sea en su vertiente de ciencia ficción o terror, o desde esa mixtura de géneros hoy tan en boga, los fantasmas se hacen corpóreos, las revelaciones tienen que pagar un precio también visual y palpable, y el progreso se acaba exteriorizando en la especie de alguna manera.
Cristina es hija de una ciencia ficción clásica, pero ambigua. Unas veces se entusiasma con los híbridos que trae el progreso. En otras ocasiones, su ficción teme al monstruo en potencia, el que a veces sale con los cambios. Y yo diría que si la madre literaria es la ciencia ficción, el padre se llama Kafka. Grotesco, cómico, raro. Así es el segundo motor. Del choque entre una madre científica, racional y metódica y un padre oscuro, caótico y absurdo, nace una poética que muchos han bautizado como extraña, en la que Cristina Jurado se mueve con soltura.
Claro que le estoy agradecido. Cómo no. En lo literario, en cierto modo, Cristina me ha adoptado. Pero el vínculo más fuerte, creo que se encuentra en esta manera de entender la literatura fantástica.»
Francisco Jota-Pérez
«La que contiene aún más de lo que envuelve, la amiga, la confesora, la que entrevista a las voces de los muertos absolutamente convencida de que el resto del mundo también merece oír esas nanas y que les digan lo que debe ser dicho, Cristina Jurado, la inspiradora, la que tiende los puentes, la que escarba, la que se enreda en la raíz abstracta y de ella destila aquel veneno que acabase con las hadas y que hoy nos sirve para sublimar lo poquísimo que somos algunos, la presencia, el relato casi perfecto gracias a las muchas tramas necesarias que en él se trenzan, la instigadora, la cómplice, la adversaria del que vino con la intención de derribar cuerpos celestes, la loca, la que no comulga, la viajera, la última nota musical en el eco proyectado por la entraña de la gruta en el acantilado de la Historia, a la vez la que silba en esa gruta, integrante del coro de mujeres entrañadas que han sido las que han horadado la piedra y abierto la boca al mar de sucesos que azota el acantilado, Cristina, doña Jurado, testigo de las cenizas y la que planta semillas bajo la almohada, la que embellece el sentido de las mentiras que nos contamos cuando escribimos sobre el espacio interior y los viajes a galaxias heridas, la que escupe en el trapo y lustra el pomo de una puerta que no está ahí, sindiós, desorden coherente con una voluntad única e incognoscible, la oculta, la ambarina, la dicha, la sugerida, la máscara digital, el pulso analógico, Jurado, el arte, la forma, el sur, el desierto fértil, aquello grabado en el polvo y que se refiere a todos nosotros, la memoria y la clase y la visión de futuro, Cristina, la cosmopolita, la cercana, la local, la que sigue perdida en una canción, la que no se arrodilla junto al lecho del padre, la que poda los jazmines del absurdo, la cisterna, la inercia, la sonrisa, el derecho a conspirar en favor de una misma, la libertad derivada, la descubridora, la aparejadora, la máquina deseante, Cristina Jurado, la aliada.»
Teresa P. Mira de Echeverría
«La primera vez que supe de Cristina, fue cuando ella misma expresaba su deseo de ir a Marte a conocer a un par de personajes que yo había escrito.
Nadie le había hecho semejante halago a una historia mía jamás: ¡ella era alguien que había vivido mi cuento al leerlo!, ¿no es ese el sueño de todo autor?
Aquel día sentí que me había convertido en una Escritora.
Así que, sí, le debo a Cristina eso justamente, el aceptarme y asumirme a mí misma en mi vocación de escritora.
Alguien, en algún lugar lejano (luego supe que en una de las casas capitulares de Arrakis) sentía que yo era yo.
¿Por qué hablo de mí cuando tengo que hablar de ella? Porque sería imposible hablar de Cristina, desde mi perspectiva, sin hablar de su influjo en mí.
De su influjo en tanta gente…
Un influjo tan excepcional que no estoy segura aún de que ella sea humana del todo.
“Demasiado bueno para ser real”, me dije, ante esa crítica. Y la realidad me cerró la boca cuando la conocí. ¿“Demasiado”? ¡Ni siquiera tenía idea de lo que era demasiado!
Cristina no sólo me alentó como lectora, sino que luego se convirtió en mi editora, mi prologuista, mi creadora de conexiones, mi ayuda, mi puntal, mi puerta abierta y, desde entonces, es para mí, mi amiga.
Mi, mi, mi…
No.
Ella.
¿Entienden? Ella es la que obra, la que hace posible.
Y no sólo porque escribe de una manera valiente y desafiante, nueva, poderosa, fantástica. No sólo porque crea espacios para quienes intentan escribir de ese mismo modo. Si no estaríamos hablando únicamente de una gran escritora y excelente editora, que lo es.
Pero no, de quien estamos hablando es, en toda su amplitud, de una inestimable persona.
En un mundo de egos. En un mundo de sospechas. En un mundo donde todos emiten y nadie escucha. Hay gente como ella; gente generosa. Generosa de toda generosidad, es decir: de mano abierta, de corazón atento, de ojos asombrados y pensamiento limpio.
Alguien que le hace un mapa a otra persona para que entienda tu cuento.
Alguien que quiere viajar al mundo que inventó tu imaginación.
Alguien que te alienta a seguir sin detenerte.
Alguien que piensa en los demás y no sólo en sí misma.
La raíz de Cristina es profunda. Sus alas, inmensas. Pero tiene un par de manos capaces de acunar y conducir, como nunca las había visto.
Como dije, ella vive en un desierto. Y yo estaba acostumbrada a ver espejismos de bondad; de esos que, al acercarse una, sedienta de cariño y comprensión, se desvanecen en la mentira. Y como ella vive en un desierto, y yo había visto tantos espejismos, pido que no me culpen si al principio tuve miedo.
Pero, desde luego que ella vive en un desierto, ¿acaso no es obvio?: ella vive en un desierto porque es un oasis.
Cuando acerqué la mano, su sombra protectora no se evaporó. Cuando apoyé mi mejilla, su mano no desapareció. Cuando miré a sus ojos, vi que ella sabía encontrar agua en el desierto.
Y entonces llegó la “fase tres”, como se diría en un space opera.
Cristina es para mí no sólo una puerta abierta a mí misma, y una puerta abierta a su propia naturaleza generosa y bellísima, sino una puerta abierta hacia otra gente, hacia otros que también rompen las reglas de un mundo mezquino.
Por ella dejé el recelo del huidizo fenec y me abrí a hacer otros amigos, y a conocer otras personas admirables.
Una puerta, un puente, un oasis, una amiga…
¿Qué más puedo decir de ella?
Mucho, mucho.
Ya se dan una idea de cuánto la admiro y quiero, no por mi mérito sino por el suyo: por su propia naturaleza admirable y amable.
Y es por eso que me siento muy afortunada; porque podría hablarse de la rosa del desierto hasta agotar todas las palabras del universo, pero sólo quien fue inundado por su perfume, comprende cabalmente de lo que estoy hablando…»
Origen
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joder que bonito es esto, con perdón, seguro que a Cristina le hace mucha ilusión saber que toca de forma tan distinta a tantas personas y a nosotros el poder conocerla así nos viene mucho mejor.
Muchas gracias, la verdad es que ha sido complicado poder publicar esto y que alguien te diga que le parece bonito, la verdad es que anima. Cristina se merece esto y mucho más.