Leer una historia de Victoria Álvarez es siempre una buena experiencia. Incluso cuando te hace sufrir amargamente. Tiene uno de esos dones nada milagrosos fruto de mucho trabajo, y que acaba trasluciendo en aquello que escribe.
La ciudad de las sombras es la primera parte de una serie de piezas alrededor de la vida de Helena Lennox. Es una novela juvenil y la recomiendo encarecidamente a aquellos que tenéis alrededor a chavales a partir de unos doce o trece años. Más allá del misticismo que encierra es una historia clásica de aventuras. Está escrita en 2017, pero podría ser mucho anterior. Y lo digo desde el halago.
- Título: La ciudad de las sombras
- Saga: Helena Lennox
- Autora: Victoria Álvarez
- Ilustraciones: Lehenan Aida
- Editorial: Nocturna (2017)
- Formato: Rústica con solapas
- Idioma: Castellano
- Nª de páginas: 472
- Fecha de lectura: julio 2018
- Enlace de compra: Cyberdark (Rústica con solapas)
La serialización del cuento
La familia Lennox se sostiene en cualquier lugar, no sólo en su India original. Sus personajes son fuertes, distintos entre ellos, con entereza e interés. Y eso hace que los libros publicados sean dos (en próximos posts hablaremos del segundo recién editado), pero podrían ser muchos más. Si recordamos los cuentos de los cinco eran interesantes por ellos mismos. Quizás alguna aventura nos apasionaba más que otra, pero todas aguantaban. Porque ellos eran los que nos atrapaban.
En este caso pasa algo parecido. Desconozco cuántos volúmenes tiene intención de escribir, pero ojalá sean muchos. Porque ya sólo el prólogo de La ciudad de las sombras te hace tener deseos de conocer toda la vida de Helena, su protagonista. Es una aventurera hasta la médula, y la multitud de recortes de prensa que parece que existen en ese mundo paralelo hablando de ella nos dan una idea de todo lo que podemos llegar a saber. Ojalá tengamos historias por muchos años y editoriales como esta que las quieran sacar a la luz.
La trama
Helena Lennox no es una chavala cualquiera. Sus padres son arqueólogos, de esos que viajan por el mundo abriendo tumbas y descubriendo joyas históricas. Unos aventureros cuasi perdidos en países mágicos en los años veinte. Y ella se ha criado en ese entorno, entre pinceles para limpiar arena, papiros y días interminables entre excavaciones.
Podría ser el inicio de un cuento de Agatha Christie o de una película de Indiana Jones, pero es el arranque de La ciudad de las sombras. El destino, el valor o las ganas de acción los llevará a la India, a una ciudad misteriosa envuelta por una leyenda de fantasmas. Bhangarh fue un núcleo urbano lleno de palacios y tesoros que, invadido y destrozado por el colonialismo inglés, despertó algo que se queda con quien se atreve a pasar la noche entre sus ruinas.
Este cuento implicará a príncipes indios, mafias buscatesoros y todo lo que una buena novela de aventuras pueda tener. Antes de todo lo que vaya a escribir, lo esencial de la novela es que es un cuento emocionante y que todos hubiéramos querido leer de chavales. Y por eso buena parte de mi recomendación.
Elecciones nada casuales
Pero esa parte que supera a una historia inocente es la que más hace que la aprecie como lectura. De entre todos los lugares Victoria Álvarez ha escogido la India. Aunque sea un destino popular en la historia de la ficción para escribir argumentos emocionantes, lo cierto es que en los últimos años no abunda en la literatura juvenil. Se me ocurren un puñado de destinos que habrían despertado interés publicitario de una forma más sencilla. De entre todos los tiempos Victoria Álvarez escoge el periodo de entre guerras de los felices años veinte para hablar de bailes como el charlestón de los que en muy pocos recursos juveniles se ha mencionado últimamente.
Y me gusta. Me gusta porque presupone que el adolescente es curioso y está abierto a descubrir nuevas culturas. Habla de geografía, de colonialismo, de mundos completamente distintos al propio (más en esos años) y promueve una serie de valores que contradice el discurso habitual sobre la chavalería.
Hay todo un grupo de autoras jóvenes que publican juvenil y que son mucho de lo que se podría desear como ejemplos a seguir (y autores, pero en lo que conozco reina una mayoría femenina, por lo que usaré el femenino genérico). Leen, hablan de inclusión social en todos los aspectos, de empoderamiento, se apoyan entre ellas y se publicitan constantemente unas a la otras. Es precioso de ver. Pero además escriben sabiendo que sus lectores pueden desearlo todo, incluso lo que tradicionalmente era objeto de ser llamado empollón. Por eso hablan de Egipto y de la India, o crean literatura fantástica en pesados tomos que su público devora y admira como si fueran estrellas de rock. Y es que las escritoras de novela juvenil son estrellas. Porque sus clientes así lo quieren.
Like a Rolling Stone
Asistir a firmas de libros o estrenos de productos culturales juveniles es impresionante. La firma de Rush Smith de hace dos Sant Jordis acabó pasadas las doce de la noche. Decenas y decenas de jóvenes querían una signatura en su ejemplar de antología de cuentos (muy recomendable para todo aquel al que le gusten los mundos oscuros y que amara a Roald Dahl de pequeño, por cierto), esperando horas hasta conseguirla. Y el autor entró en el juego. Cerrada la librería donde se presentaba el libro salió a la calle y firmó hasta que se marchó el último (que por cierto fui yo, para rato me pierdo semejante espectáculo).
Pero es que este no es un caso aislado. Ligadas a las tiradas de ejemplares se están imprimiendo puntos de libro, postales, chapas. Todo un conjunto de material que regalan las editoriales y que se colecciona con verdadera pasión. El libro está vivo entre un montón de gente que el día de mañana tendrá su propio trabajo, sus ingresos y, con suerte, seguirán amando a la literatura.
Hay muchos jóvenes que les piden a sus padres libros, permiso para conseguir una firma o viajar para asistir a un festival de literatura. El Celsius del año pasado deja fotos maravillosas con espacios llenos de chavales escuchando embelesados a gente que escribe. Es un momento muy dulce y tenemos que saber aprovecharlo; apoyarles, mostrar nuestra admiración y regalarles libros. Porque los devoran y los adoran. Los llenan de post its con las citas que más les gustan, imaginan historias paralelas, las escriben y comparten (tanto en fanfics como en shippeos). Siguen a sus autoras en las redes sociales y las adoran como sólo se adora a las estrellas de rock.
Recordémoslo la próxima vez que alguien hable de los millenials. Porque ellos también lo son.
Ah, y leed La ciudad de las sombras, porque es posible que también os guste tanto como a mí.
Maritxu
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