- Título: La guerra de Dios
- Autora: Kameron Hurley
- Editorial: Cerbero
- Formato: tapa dura y ebook
- Nº de páginas: 438
- Idioma original: inglés
- Traducción: Blanca Rodríguez
- Ilustraciones (cubierta e interiores): Juan Alberto Hernández
- Fecha de publicación: julio 2019
- Fecha de lectura: septiembre 2019
- Enlace de compra: web de la editorial
Os voy a confesar una cosa: esta reseña ha tenido dos versiones. La primera que escribí, nada más terminar de leer el libro, y la segunda es esta que tenéis entre manos. No sé si os ha pasado, pero a veces un libro te deja una sensación que afecta, aunque no quieras, a tu opinión sobre el mismo. Con el tiempo, dejando reposar un poco esa impresión, te reconcilias con ciertos aspectos del libro o te sorprendes reflexionando sobre otros nuevos. No ha habido un cambio radical en mi opinión o en la reseña, pero si he querido cambiar ciertos matices.
Cuando empiezas a leer un libro de Kameron Hurley, tiendes a sentirte como como Vincent Vega en el famoso gif:
Un poco perdido y desorientado, tratando de entender cómo funciona ese extraño mundo al que te han trasportado sus páginas y en el que no dejan de pasar cosas.
Esto me pasó con Las estrellas son legión y me ha vuelto a pasar con La Guerra de Dios, y creo que en ambos casos es por los mismos dos motivos. En primer lugar, los mundos que perfila Hurley son muy diferentes a los referentes que tenemos y, en segundo lugar, la autora es una de las mayores fans del famoso «show don’ tell» (muéstralo, no lo cuentes) que he visto. Ambas cosas juntas hacen que los aterrizajes en los libros de Hurley no sean precisamente sencillos.
Pero pongámonos en situación. La Guerra de Dios es el primer volumen de la trilogía Bel Dame Apócrifa, y sigue las aventuras y desventuras de una dura mercenaria llamada Nyx y de su banda en el mundo de Omayma, escenario de una larga guerra santa entre las naciones de Chenja y Nasheen. Nyx recibe el encargo de la mismísima reina de Nasheen de encontrar a una mujer de otro mundo que estaba de visita, y se ve metida en un turbio asunto donde están implicadas muchas facciones: otras bandas rivales, la reina, una orden de asesinas a la que ella pertenecía antes (las bel dames), bel dames renegadas, etc…
Al igual que sucedía con la Legión y sus mundos vivos de Las estrellas son Legion, el universo descrito en La Guerra de Dios no hace referencia a ninguno de los marcos habituales en el género. Es diferente, y hay que reconocérselo a Hurley: lo que presenta es un marco nuevo, poco trillado, y solo eso tiene ya gran mérito. Omayma es tan distinto que es difícil describirlo: es un mundo desértico (al menos en la zona de la acción), donde hay una guerra santa y, aunque he entendido que es una re-imaginación de Oriente Próximo (las culturas en liza tienen una clara inspiración árabe), hay tantos elementos dispares que hacen difícil una clasificación: por un lado hay armas de fuego, pick-ups, e incluso tecnología futurista como naves espaciales, pero por otro la tecnología está hecha con bichos, hay magas que los controlan, hay personas que pueden metamorfosearse en animales, y la gente pelea con espadas. Cuesta decir si es un mundo extraterrestre, una distopía del nuestro o una mezcla de ambas cosas.
Por esta ambientación, es difícil también encasillar el libro en un género o etiqueta concreta. Cosa que además de poder llegar a ser algo fútil, como la mayoría de las clasificaciones, parece algo de lo que Hurley intenta salirse, y yo diría que con éxito. No es ciencia ficción hard, seguro, dado que la autora no intenta dar explicación científica alguna a lo que sucede (y como hemos comentado, hay metamorfos y magas, y las furgonetas funcionan con bichos), pero me resisto también a clasificarla como fantasía (en el sentido más clásico del término o en sus subgéneros habituales). Incluso no diría que es una mezcla entre fantasía y ciencia ficción, porque lo que me viene a la cabeza con esa referencia no es La Guerra de Dios…
De necesitar alguien perentoriamente una etiqueta, diría que es alguna clase de punk, por la crítica que subyace de aspectos de nuestra sociedad y, puestos a elegir prefijo, optaría por el grim de la tan en boga grimdark, dado que comparte con ella un cierto sabor ‘sucio’, en el sentido de que no hay un mal y un bien claro, la gente tiene intereses egoístas, los personajes no son completamente buenos o malos, y sobre todo, es un mundo peligroso donde la gente que se mete en conspiraciones y tiroteos suele acabar muerta con facilidad. Dicho esto, los hados me libren de tener la esperanza de crear una nueva etiqueta, dado que es vox populi que todas las razonables están ya creadas. Y no nos engañemos, grimpunk no suena muy bien.
Lo que sí se debe indicar del mundo descrito y de la historia en sí, y en esto coincide de nuevo con Las estrellas son Legión, es que son enérgicamente feministas. En la sociedad descrita (al menos en Nasheen), el poder lo ejercen las mujeres, siendo los hombres relegados a meros peones del ejército. La propia Nyx es una mujer dura e independiente, y por el libro pasan otros muchos personajes femeninos con sus propias ambiciones y motivaciones.
Es también una historia inclusiva: hay diferentes razas y orientaciones sexuales, y no se usan para pivotar la historia sobre ellas ni se les da excepcionalidad alguna. Hurley hace muy buen uso de su derecho, como inventora de una nueva sociedad que no existe en la realidad, de no repetir patrones que existen en la nuestra. Lo que, obviamente, no le resta un ápice de verosimilitud, pero sí tiene una clara intencionalidad: señalarnos, a través de su reverso, las discriminaciones del nuestro. Aunque la historia no se centra en eso, Hurley realiza de manera muy acertada esa critica solo con el escenario de la historia.
El problema, por decirlo de alguna forma, o lo que hace un poco árido para el lector el mundo descrito, es que Hurley lleva al extremo el no hacer infodumping del escenario de la historia. No explica explícitamente la sociedad ni los elementos mágicos o tecnológicos que la hacen diferente, ni a través de la voz narradora ni a través de los personajes. Esto, que de por sí puede ser deseable, si se lleva tan al extremo como en La Guerra de Dios, y se junta con la (también deseable) originalidad del escenario, puede llevar a que el lector se encuentre perdido durante parte de la narración. Hay conceptos y elementos que aun después de terminar el libro no tengo claro qué son o qué implican (¿qué se supone que es un Trueno? ¿Un misil u otra cosa?). El que haya tanto margen a la interpretación suele ir en gustos, pero encaje más o menos, sí se puede estar de acuerdo en que implica un cierto esfuerzo extra por parte del lector.
Tan poco describe la autora su universo que en algún momento he dudado de si tiene perfectamente claro el escenario y sencillamente no darte toda la información en una decisión consciente, o si usa la falta de definición como una especie de varita mágica para resolver situaciones o dar giros de guión. Por ejemplo, las magas pueden «remendar» a la gente…hasta el extremo de «pegar» miembros amputados o restaurar gente con heridas mortales. El problema es que ese límite no se deja claro en ningún momento, así que no sabes muy bien si ese personaje está realmente muerto (porque está decapitado) o no (porque ha resucitado alguien con un disparo en la cara).
La trama en sí tiene altibajos, dado que me ha parecido que a veces su desarrollo es algo confuso. El libro empieza con un pasaje en un punto en el tiempo, y en el siguiente capítulo salta adelante sin que la transición sea clara. También hay algún otro momento del libro donde no tienes claro por qué sucede algo en concreto o por qué algún personaje toma alguna decisión. Ciertas facciones parecen entrar o salir de la trama sin un motivo claro. A pesar de esto, tiene momentos intensos, y la prosa de la autora es ágil y entretenida. El clímax es un pasapáginas, y está narrado con tensión y cerrando los cabos sueltos. A pesar de pertenecer a una trilogía, La Guerra de Dios se puede leer de forma independiente, dado que la historia termina.
Los personajes están bien definidos, y son interesantes porque parecen reales: tienen afectos y prejuicios, manías y motivaciones distintas, y las relaciones entre ellos, al igual que las reales, son complejas. Hurley profundiza más en Nyx, la protagonista, y en Rhys, su mago poco hábil. La mercenaria es un personaje con carisma. Dura, pero con cierto honor, con traumas, pero valiente…No es un personaje que te caiga estupendamente, pero sí que parece estar vivo y del que quieres saber más.
Es imperativo hablar también en este caso de la traducción, hecha por Blanca Rodriguez. En primer lugar, porque el libro no «huele» a traducido. No he encontrado ningún momento en el que algún termino o construcción me sonase ajeno, y eso tiene mucho mérito teniendo en cuenta la ya mencionada originalidad y diferencia del universo creado por Hurley, lo que incluye tecnología con bichos, términos inventados y no demasiado contexto. Y en segundo lugar, porque ha optado por usar el femenino genérico, cosa con la que no solo estoy de acuerdo en general, si no que parece encajar especialmente en la sociedad que la autora quiere describir. Es decir, casa con las sensaciones del libro de forma natural.
No supone, por supuesto, problema alguno al leer: a la segunda o tercera vez que lo ves ya asumes correctamente que no todos los integrantes del elemento descrito son mujeres y no le das más vueltas. Aun así, es una decisión valiente que merece una doble felicitación: a la traductora por arriesgarse y a la editorial por asumir publicar un libro así, sabiendo que le podría provocar una apoplejía a Reverte y afines….
Hablando de la edición, es bonita y de calidad, como todas las que he visto de tapa dura de Editorial Cerbero. El papel y la fuente están muy bien y el libro cuenta con ilustraciones interiores del mismo autor que la portada (Juan Alberto Hernández) que aunque no sean del estilo que personalmente más me gusta, le dan una excelente presencia y son artísticamente muy apreciables.
En resumen, los libros de Hurley no son libros fáciles de leer. Sus tramas no son pasapáginas, y cuesta aterrizar en sus sociedades y mundos. Pero días después probablemente te encontrarás dándole vueltas a alguno de los giros de la obra, o pensando en algún paralelismo entre la sociedad descrita y la nuestra. Así que creo que hay que leer a Hurley (empezando por La Guerra de Dios) por lo poderosos que son sus libros, tanto en originalidad, en lo que significan de apartarse de los caminos habituales, como en lo reivindicativo de su subtexto, en lo que nos enseñan de nuestras discriminaciones a través de otras sociedades inventadas. La imaginación de la autora es brutal, en varias de las acepciones de la palabra, y apetece leer más para descubrir más de las sociedades y universos que crea.
De la suma de ambos aspectos viene el titulo de la reseña: los de Kameron Hurley no son libros para todo el mundo, pero todo el mundo debería leerlos…aunque requiera un poquito de esfuerzo. A mi me llevó ese poco de esfuerzo engancharme al libro, pero las reflexiones y las ideas a las que me ha llevado días después hacen que haya valido la pena.
Otros libros de Editorial Cerbero recomendados por Origen Cuántico: Bionautas, Asuntos de muertos, La belleza del uróboros, Sombra, Agnus Dei, UNO, 36, La chica descalza en la colina de los arándanos, Clorofilia.
Valoración
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7.5/10
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