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Datos del libro:
- Título: ¿Hogar?
- Autora: Mª Concepción Regueiro Digón
- Editorial: Café con Leche
- Formato: tapa blanda y digital
- Idioma: castellano
- Número de páginas: 273
- Fecha de publicación: junio 2018
- Fecha de lectura: diciembre 2018 (versión digital)
- Enlace de compra: Lektu
- Ilustración de portada: Cecilia G.F.
Este es un libro de esos que es mejor leer sin tener ni idea de qué va. La historia empieza pareciendo una cosa, después cambia a otra diferente y termina no siendo nada de lo que habíamos podido imaginar. A mi me fue sorprendiendo a medida que lo leía, y creo que precisamente por eso lo he disfrutado tanto, porque no tenía ni idea de qué iba la cosa. Simplemente dejé que la autora me contase lo que quería contar, y que lo hiciese a su modo. Así que, para no estropear la experiencia lectora a nadie, en esta reseña no hablaré del argumento. Me centraré en otras cosas que me han llamado la atención en el libro y, sobre todo, en lo que creo haber aprendido sobre Conchi después de haber leído La moderna Atenea, Los espíritus del humo y, ahora, ¿Hogar?
Uno de los aspectos que más me gustaron de la novela es el profundo retrato de la protagonista. Es ella misma la que relata la historia, en primera persona, lo cual permite a la autora contarnos lo que hace, lo que dice y lo que realmente piensa. Y es este un recurso que está muy bien aprovechado a lo largo de toda la novela, o por lo menos eso me parece a mi. Conchi lo utiliza para poner de manifiesto disimulos, falsedades o, directamente, hipocresías que son de lo más habitual en las relaciones sociales: quién no ha tenido que mantener alguna vez una fachada «correcta» de cara al exterior, mientras en el fondo está deseando hacer o decir todo lo contrario, pegar un puñetazo encima de la mesa o, simplemente, echar a correr. La particular situación en la que se encuentra la protagonista y su propia personalidad la ponen a menudo en este tipo de tesituras y la autora sabe aprovecharlas para darle al personaje un montón de matices, unos más familiares, otros más extraños. Pero todos muy humanos.
Por otro lado, el hecho de que la protagonista sea lesbiana también permite a la autora poner de manifiesto en la novela los prejuicios, los gestos de incomprensión, rechazo o, directamente, homofobia a los que tiene que enfrentarse en su vida diaria. No es este el tema central de la novela, pero sí que está presente, como lo está a diario en la vida real de cualquier persona perteneciente a una minoría discriminada. Así que el libro tiene también su parte de denuncia, introducida de una forma muy natural en la historia, sin estridencias. Esta elegancia de Conchi al poner sobre el tapete prejuicios e injusticias ya la habíamos visto también en La Moderna Atenea, y así lo comenté en aquella reseña.
Lo cual me lleva al otro tema del que quería hablar: la maestría de esta autora con el lenguaje, la forma genial en que se desenvuelve en distintos tonos y estilos literarios, adaptando su escritura a la historia que está contando. Esto es algo que no se puede apreciar leyendo solo un libro suyo. Recordemos que La moderna Atenea está estructurada como un compendio de artículos o ensayos, cartas, correos electrónicos… El estilo de cada uno de estos textos ha de ser forzosamente distinto, desde la formalidad y rigor del ensayo a la familiaridad de los correos electrónicos entre viejos conocidos, pasando por la necesaria etiqueta y corrección de las cartas dirigidas al editor de una revista. Toda esta variedad de tonos y estilos están presentes en aquel libro y, aunque todos hayan salido de la misma pluma, cada «autor literario» hace gala de su propia voz.
Después tenemos Los espíritus del humo, que está ambientada en un mundo imaginario donde la tradición, representada por la magia, está perdiendo una batalla contra el progreso y la modernidad, representados por la tecnología. Desde el principio nos sumergimos en ese mundo ligeramente fantástico —no hay grandes alardes mágicos, ni mucho menos— y la autora nos envuelve en un estilo muy propio de los cuentos, casi como si de una fábula se tratase, pero al mismo tiempo con un tono muy íntimo. Este tono se ve reforzado por el poco habitual recurso de estar escrito en segunda persona, a veces del singular, a veces del plural. Suena difícil, y seguramente lo es, pero Regueiro lo resuelve con maestría, dándole a la historia un aire casi alegórico. Podría estar contándonos el origen de una leyenda.
El libro que os traigo hoy, por el contrario, está escrito en un estilo bastante más llano y directo. Ambientado en la actualidad, en una ciudad de provincias y protagonizada por una mujer de edad intermedia entre la juventud y la madurez, muchas de las situaciones narradas (me refiero a las vividas por la protagonista con la familia, el trabajo, los amigos, la pareja…) deben resultarnos familiares. Y cómo no, Conchi da con el estilo adecuado: el lenguaje nos resulta más cercano, los diálogos son más abundantes y ágiles, como se estila en la novela actual.
En definitiva, para mi que he leído las tres novelas en el orden que os cuento aquí, ¿Hogar? supuso un cambio de registro brutal con respecto a cualquiera de las otras dos, aunque entre ellas también hay diferencias significativas. Me podríais decir: «bueno, no es para tanto, cualquier buen escritor debe saber adaptar el estilo y el tono a la historia que quiere contar; eso se explica en todos los cursos de técnica narrativa» Y tendréis razón en parte. Porque lo excepcional de Concepción Regueiro no es que sepa escribir bien y que sepa hacerlo con muchos registros. Sino que, a pesar de cambiar de tema en cada novela, de tono, de estilo, de época y ambientación, a pesar de todo ello, se la sigue reconociendo detrás de cada historia. Y se la reconoce en la intención. En el mensaje que transmiten sus historias. En esa mirada particular, crítica y serena, que se desprende de su forma de ver las cosas, de describirlas y contarlas. Por resumirlo en una sola palabra: coherencia.
Como os adelantaba al principio de la reseña, quería contar aquí lo que he aprendido sobre Conchi Regueiro. Pues tras haber leído solo estas tres obras suyas, me quedo con la sensación de que es una maestra en el arte de contar historias, todo tipo de historias. Maestra también en el manejo del lenguaje, en la elección precisa de las secuencias de palabras necesarias para dotar a cada historia del tono que esta exige. Y, por encima de todo eso, me quedo con la idea de que es una autora muy coherente consigo misma: da igual el tipo de historia que elija, el tiempo o el lugar en que esté ambientada y la forma que escoja para contarla: nos deja muy clara su visión del mundo y podemos reconocerla, a ella, Conchi, en cada obra.
Valoración
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7.9/10
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