Hijos del hielo
Datos del libro:
- Título: Hijos del Hielo
- Autor: David Jasso
- Editorial: Cazador de ratas
- Formato: rústica
- Idioma: castellano
- Número de páginas: 189
- Fecha de publicación: octubre 2017
- Fecha de lectura: febrero 2018
- Enlace de compra: web de la editorial (papel), Lektu (ebook)
David Jasso es un autor muy reconocido y que ha recibido premios importantes de la literatura de género en España, pero que se prodiga poco (o nada) en redes sociales y eventos públicos. Cuando digo que es muy reconocido no hablo por hablar. Ha ganado el premio Ignotus a mejor relato en dos ocasiones, en 2010 con Víctimas inocentes y 2011 con El viento del olvido, en 2012 acaparó dos Ignotus, a la mejor antología con Abismos (que ese año se llevó también el Nocte) y a la mejor novela corta con La textura de tu piel, y en 2009 ganó la categoría reina, mejor novela con Día de perros.
A pesar de esta brillante trayectoria, yo descubrí a Jasso hace menos de un año. En mi primera (y única, hasta la fecha) visita a la Librería Gigamesh me hice con un ejemplar de Hijos del Hielo. No sabía qué esperar, simplemente me sonaba (sin más) el nombre del autor y el título me daba buena espina. Era un libro de los etiquetados como «pequeño formato», no muy caro por lo tanto, así que tampoco arriesgaba mucho si no me convencía al final.
Lo que pasó entonces fue que leí Hijos del hielo y me sorprendió tanto lo que allí encontré que quise seguir leyendo más del mismo autor. Puede decirse que me enganché a Jasso. Desde entonces he leído dos o tres obras suyas más, y nunca ha dejado de sorprenderme. Hace tiempo que tenía ganas de hablar de esto, y de contaros por qué este libro me gustó tanto y, al verlo entre los finalistas de los Premios Amaltea en la categoría de terror, he pensado que por qué no ahora. Qué mejor ocasión para darle un merecido reconocimiento y quizás animar a alguien más a leerlo.
La acción se sitúa a principios del siglo XX en Fuendetodos, un pueblo de la provincia de Zaragoza, famoso por haber visto nacer a Francisco de Goya. La narradora es la protagonista de la historia, Rosita, o doña Rosa, casada con Eliseo, «un buen hombre» que es concesionario de la explotación de los neverones del pueblo, almacenando y transportando hielo a diario a la capital y dando empleo a varios mozos del lugar. Sin embargo, el negocio está en franca decadencia, pues empiezan a aparecer las primeras fábricas de hielo, con las que la forma de explotación tradicional no puede competir. Eliseo y Rosita empiezan a pasar apuros económicos y se ven afligidos, además, por un problema de infertilidad, pues Rosita no consigue quedarse embarazada a pesar de desearlo con todas sus fuerzas.
Nevera Culroya, exterior
La narración de Rosita está plagada de presagios funestos, dejando sentir al lector en todo momento que algo terrible va a ocurrir (esto es una constante en la obra de Jasso y algo en lo que es un auténtico maestro). Manuel, uno de los empleados de Eliseo, enviuda repentinamente, quedando a su cargo dos niños pequeños. La compasión que Rosita siente por los niños, mezclada con su deseo insatisfecho de ser madre y otras pasiones no tan nobles la van acercando irremediablemente a Manuel y al fatal desenlace que ella misma va anunciando veladamente en su narración.
Hasta aquí creemos estar leyendo un drama rural, magníficamente narrado, de forma casi lineal, a excepción de esos comentarios agoreros de Rosita, que van dispensando la dosis justa de intriga y anticipación del desenlace en el lector. Desde el principio, sabemos que algo malo va a ocurrir. Pero no creo que nadie, excepto Jasso, por supuesto, sea capaz de imaginar un final tan cruel y desgarrador. Jasso es un experto en reflejar el lado más oscuro de la condición humana. Qué digo reflejar: lo disecciona, lo expone a plena luz, de forma descarnada e inmisericorde y no sin ciertas dosis de sarcasmo. Resulta magistral la forma en que el ritmo de la narración va in crescendo, llevándonos inexorablemente hasta el final que intuimos terrible y obligándonos a seguir leyendo de todas formas, como el conductor que pasa junto a un accidente de tráfico y no puede apartar la mirada, a pesar de no querer ver. No sé vosotros, pero esto es lo que más disfruto en una historia de terror, la fascinación que nos provoca el mal absoluto, cuando saben describírnoslo bien.
Solo esta parte de la historia, con su terrible conclusión, ya sería una excelente muestra de buen hacer narrativo por parte del autor. Todos los elementos deseables en un buen relato están presentes. Los personajes están perfectamente perfilados. El retrato de Rosita en particular, al contarnos ella misma los hechos, con sus sentimientos, motivaciones y dudas, es profundo y sumamente realista. El personaje despierta compasión al mismo tiempo que el lector no puede dejar de sentir cuán equivocados son sus motivos. La narración en sí mantiene el interés, se lee casi aguantando la respiración por la intriga y la necesidad de saber en qué parará todo. Los escenarios elegidos resultan también fundamentales para la historia: el neverón de la Culroya, un lugar oscuro, frío y amenazador (que existe realmente) consigue dar un toque claustrofóbico y bastante espeluznante.
Nevera Culroya, interior
Jasso podría haberse detenido ahí, y estaríamos ante una trágica historia con toques de horror brillantemente narrada. Pero creo que eso no va con él. La historia continúa, y es la propia Rosita la que va desgranando el destino de los supervivientes de esta tragedia y describiéndonos su hondo pesar. Y entonces la atmósfera de la historia cambia por completo, incluido un salto temporal hasta la actualidad que encaja a la perfección con algunas frases que Rosita había ido dejando caer a lo largo de su relato. El libro parece concluir con un final abierto aunque previsiblemente funesto y entonces… entonces aparece la Nota del autor.
No quiero desvelar nada aparte de lo que ya os he contado, porque precisamente lo genial de este libro son esos giros que Jasso le da a la historia. Y no utiliza el clásico giro argumental, sino que tiene otros recursos muchísimo más efectivos. Más que giros, yo lo describiría como un «retorcer» la historia, una vuelta de tuerca tras otra, mezclándola con elementos reales (incluso introduciendo personajes históricos), dirigiéndose directamente al lector, jugando con él e invitándole (o desafiándole) a comprobar si todo lo que cuenta es cierto, si ocurrió o pudo haber ocurrido.
En definitiva, en Hijos del hielo encontraréis una buena historia de terror. Cuando creáis que ha terminado, os sorprenderéis de cómo continúa. Y cuando lleguéis al auténtico final, entonces y solo entonces, leed la Nota del autor. Entenderéis lo que quiero decir cuando os cuento que Jasso juega con sus lectores, retuerce las historias, y les saca aún más jugo del que ya de por sí tienen.
Valoración
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8.8/10
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Este no lo tenía yo en mi lista de novelitas cortas, pero se viene isofactamente 🙂
¡Qué bien! Yo creo que te gustará…
Me acabas de despertar el interes! Thanks
¡Gracias a ti por comentar!
No conocía al autor, pero gracias a este post lo tenía en la lista de pendientes. Lo acabo de terminar y me ha dejado en shock. Me sorprende que esta obra no sea más conocida fuera del ámbito de la literatura de género. Me ha parecido tan fascinante que voy a ponerme a leer más del mismo autor. Se agradecerían recomendaciones.
Por cierto, el post está realmente bien, habla de los cambios en la narración sin adelantar nada de lo imprescindible. Se lo acabo de pasar a mi pareja con indicaciones claras de que hay que leer la nota del autor, eso sí, al final.
Cómo me alegro que te haya gustado tanto como a mi. Y gracias por tus palabras sobre el post, siempre anima recibir un poco de feedback.
Voy con las recomendaciones. Después de Hijos del hielo he leído alguno más de David Jasso. Día de Perros (Hegemon) ganó el Ignotus a mejor novela en 2009, aunque no tiene ningún elemento sobrenatural, es más bien terror psicológico. Pero muy bien escrito y con nivel de tensión creciente. El más reciente que ha escrito creo que es Al otro lado del miedo (Cazador de Ratas, 2018). También terror psicológico, con un giro final de lo más sorprendente y retorcido. Ahora estoy leyendo Disforia (Valdemar, 2015), ya te contaré. Y si encuentras La silla, que me parece que está descatalogado, píllalo. Por lo que dicen, puede que sea lo mejor que ha escrito, aunque no lo sé, no la he podido leer. Tiene otra que reeditó Apache hace poco (2016 o así), aunque esta no me atrevo a recomendársela a todo el mundo, porque hay que estar muy seguro de la propia cordura para leerla sin riesgos (;)): Lo que ves cuando cierras los ojos.
¡Espero que disfrutes muy malos ratos con Jasso!