El post que iba a publicar hoy Origen Cuántico era muy, muy distinto al que vais a leer hoy. En el otro, escrito desde la rabia, me cagaba en unas dinámicas de poder chungas que convierten los debates en linchamientos
Es un tema denso y complejo y básicamente nos llamaba a todos gilipollas porque, en fin, a veces lo somos.
Pero he cambiado de opinión. Porque yo planeo las cosas y después viene la vida, coge mi agenda llena de colorines e intentos de lettering y lo manda todo a tomar por saco.
La cuestión es que quiero hablaros de otra cosa. Bueno, de una persona.
Quiero hablaros de Arkaitz.
Los inicios
La forma en la que nos conocimos es bastante paradigmática de cómo somos los dos y las dinámicas que tomamos en redes sociales. Intenté hacer una broma porque aun no he aprendido que no soy graciosa, a él le sentó fatal y me contestó como un imbécil. Si yo fuera de otra manera lo habría mandado a la mierda. Sin embargo, soy como soy y me leí la conversación otra vez. Vi que lo que había dicho se podía tomar de la peor manera y asumí mi error.
Para mi sorpresa, él también. Y flipad: me pidió perdón. Una, dos, tres veces. Me lo pidió tantas veces que ahí sí que casi lo mando a la mierda.
Pero a raíz de aquello empezamos a hablar. Vi que el tío tenía un blog del que no había oído hablar nunca (olé yo) y que tenía un estilo muy personal, desenfadado y, sobre todo, pasional.
Bueno, en realidad pensé: cabronazo, qué estilo tiene. ¿Este también escribe o qué?
Ya vi que no, así que, en mi cabeza, tanta dedicación solo podía deberse a que cobraba de alguien. De hecho, llegué a Arkaitz y al blog en el momento en el que Origen Cuántico y Editorial Cerbero estaban en plena luna de miel así que pensé que igual estaba en plantilla de la editorial, que Israel le enviaba libros o algo así. Y, ¿sabéis que? Que cuando me enteré de que no, pensé que arkaitz era un poco idiota.
De idiota a buen tío
Y resulta que no (más o menos). Lo que pasaba es que le gustaba mucho lo que publicaba, se había hecho amigo de algunos de sus autores (Nieves Delgado, Javier Castañeda…) y era colega de su editor*.
Después, Ark y yo seguimos hablando y me enteré de otras cosas: que organizó un grupo para que la gente leyera a otros escritores, amigos o no; que se metía en líos solo para defender a sus colegas; que se rallaba cosa mala si veía que los posts tenían visitas pero que la gente no clicaba en los enlaces que llevaban a comprar los libros que reseñaba… Aunque no cobraba comisión. Solo porque quería que los demás vendieran.
Y entonces pensé que, al final, resultaba que Arkaitz era un buen tío.
¿Por qué escribo esto?
Tendemos a decir cosas buenas de la gente cuando ya se ha muerto.
No sé de dónde viene ese mal, pero creo que tiene que ver con esa debilidad que los otros nos suponen cuando nos ven exteriorizar nuestros sentimientos. O quizá es que nos da vergüenza.
Sea por lo que sea, ya está bien de no reconocer las cosas que los demás hacen por uno. Así que lo único que quiero es agradecer a Arkaitz algunas cosas.
Lo primero, la dedicación que ha tenido por la literatura de género en lengua castellana. El tío ha leído un huevo en, ¿qué? ¿dos años? Y ha escrito un montón de reseñas, ha dedicado un tiempo que no tiene en su divulgación y ha gastado un dinero que no le sobra en mantener el blog y sus lecturas. Y no es escritor, ni trabaja en el mundo editorial, ni mete publicidad. Es decir, hace lo que hace sin sacar absolutamente ningún rendimiento más allá de llevarse mejor o peor con escritores y otros personajes.
Lo segundo, el haberme descubierto a un montón de autoras que de otra manera no habría conocido y a las que admiro gracias a él. Y, lo que es mejor, darme la oportunidad de vencer mi vergüenza y ponerme en contacto con ellas para descubrir que, por lo general, son tan buenas personas como escritoras.
Lo tercero, por ser mi amigo. No os imagináis la de veces que me he encontrado con lo que necesitaba cuando he estado de bajón, aterrada por volver a estar embarazada o hasta el coño de la vida, así, en general.
Sé que Arkaitz Arteaga es una figura polémica, y no pretendo blanquearlo. Para muchos es un crack y para otros un gilipollas.
Me consta que para muchos es un colega. Que se ha preocupado por unos y ha ayudado a otros cuando lo necesitaban, y que lo sigue haciendo.
Para mí es un buen amigo, y sé que está pasando por una época bastante jodida. Y por eso, porque no me voy a esperar al día que la palme para hacer un post en Facebook, le escribo este post.
Para darle las gracias.
Hola, soy Consuelo y, con permiso de Carla, vengo a decir que también tengo un montón de cosas que agradecer a Arkaitz. Se lo he dicho a él varias veces, pero como parece que no se lo cree, lo diré en público y ya está.
A Arkaitz le debo el haber descubierto tanta buena literatura de género en castellano. Antes de conocerle, antes de Diseccionadores, yo era de las que leían fantástico, sí, pero casi siempre de autor extranjero. También leía mucho, pero de forma superficial. Ahora procuro profundizar más. Prefería grandes sagas y cuanto más tochos los libros, mejor. Ahora leo también mucho formato corto, y lo disfruto. Arkaitz me ha cambiado la forma de leer, y no es fácil, que son muchos años y muchos vicios adquiridos.
Y, lo que es más importante, Arkaitz me ha enseñado el significado de la palabra compromiso. Es de las personas más comprometidas que conozco, y su entusiamo contagia. ¿A cuánta gente ha arrastrado con sus iniciativas de apoyo a autores y autoras? Cuando se le mete algo entre ceja y ceja no para hasta conseguirlo. Porque es un tío que lo da todo por aquello en lo que cree, que coge causas ajenas y las hace suyas, que es capaz de partirse la cara en Twitter con quien sea si cree que están faltándole al respeto a un amigo, o incluso a un autor desconocido. Es un poco quijotesco, sí, pero a mi me parece entrañable.
También tengo que agradecerle, o quizás echarle la culpa, todavía no lo tengo claro, que prácticamente me obligó a escribir mi primera reseña, en una de esas iniciativas suyas contagiosas: #reseñanovelasdeautoras. A mi, que casi no me atrevía ni a poner comentarios en GoodReads. Y la publicó en su blog, con un par. Pero es un buen ejemplo de las cosas que hace Ark y por las que le queremos.
Así que, Ark, gracias.
*Arkaitz, Israel, si tenéis que cagaros en alguien hacedlo en mí, que me la trae floja, pero no os enzarcéis en ninguna bronca. Que nos conocemos.
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Que yo también quiero agradecerle. Que no sé cómo pero nos hicimos amigxs a mas de 10.000 km de distancia. Que sé qué clase de amigo es, de esos fieles y leales per secula seculorum. Que es mi amigo, cuando esa palabra se reserva para muy, muy, pocos y que sé que puedo confiar en él con los ojos cerrados, porque aun con sus problemas a cuestas, jamás deja de estar para mí. Y es necesario que él lo sepa de nuevo, que el cariño profundo y total que le tengo es así de gigante porque él lo hizo proporcional a su grandeza. Gracias Arkaitz. Te quiero muchísimo. Teresa.
Gracias Tere.
Carla, Consuelo, son dos genias.
Sí.
Si yo soy genia entonces tú no sé qué eres. Como mínimo, genia superlativa :* :*
Correcto.
Las dos cosas.
Qué maravilla, ¡por Barker! (yo es que estoy intentando dejar de decir ¡por Dios!)
En serio, esto me parece una maravilla, en muchos sentidos. Primero, es un gustazo que ni te imaginas leer algo así en un blog. Estoy muy harto de entradas, o post, planos como mesetas, donde hay un mínimo toque de humor o de «expresión personal» pero calculado al milímetro, no vayamos a dañar al SEO. Amo las entradas viscerales que salen del alma, o del corazón o cualquier órgano a elegir, y por eso esta me ha encantado y emocionado.
No conozco a Arkaitz personalmente, sólo a través del blog, del gallinero (o Twitter, que así es su nombre oficial) y también lo tengo de amigo en Facebook. Y en la última purga «feisbukera» que hizo, cuando lo anunció, la verdad es que yo pensé que me iba a quedar fuera; y la verdad es que no quería quedarme fuera. Mi alma (o el olfato) zorruna me decía que este señor era interesante (no en un sentido de que me interesara a mí para algo, para sacarle provecho, sino por sí mismo – como escribe, por ejemplo, y ahí estoy de acuerdo contigo) y también hizo que me acercara rodeándolo, tanteando. Así que cuando sobreviví a la purga me sentí muy contento. Y cuando leo esto, más contento me siento.
Dices que está pasando por una época bastante jodida. Pues dile que si algo puedo hacer, que avise. Y a ti, Carla, gracias por hacer estos «homenajes en vida», que en efecto parece que cuesta hacerlos.
Un saludo.
Muchas gracias, Óscar. Sí, Ark es un tío interesante. Lo que pasa es que es como una cebolla y tiene tantas capas que a veces cuesta que se deje ver 😉
Me alegra que te haya gustado la entrada. Para escribir soy bastante visceral cuando me suelto. El problema es que no me suelto mucho jajajaja
Un abrazo!
¿Interesante? Suena bien. ¿Quedamos?
Gracias, de verdad.
Yo creo que «Gracias» es una palabra que no pronunciamos mucho y que debemos hacerlo más.
Gracias por crear y gestionar Origen Cuántico. Gracias, Arkaitz, por tu apoyo. Gracias por escucharme / leerme en épocas de ánimos bajos. Gracias, colega.
Joder, gracias José.
Yo conocí a Arkaitz después de que mi librero favorito me diese la noticia de que “Origen cuántico” había comprado mi “Reina en el mundo de las pesadillas” y de que él mismo me dijese que pensaba reseñarla. Yo, que de redes sociales y estos temas sé bastante, me hice pequeñita de golpe: ¡miles de seguidores iban a tener la opción de leer una reseña de mi primera novela! ¡Ups! Y resulta que le gustó (mucho) y que la reseña que me hizo fue preciosa. Y no sólo eso, fue especial. Desde ese momento, nos hicimos amigos. No porque la reseña fuese tan buena, estoy segura de que si hubiese sido menos buena también habríamos acabado siendo amigos, porque el destino es cabezota y cuando le apetece juntar personas lo hace. Muchos meses después, se ha convertido en alguien imprescindible en mi vida, en alguien que quiero que esté siempre ahí. Y lo está.
Sólo hay una cosa en la que se equivoca a veces, desde mi punto de vista, pero no es este lugar para decirlo, ni mi intención generar polémicas.
Y ahora vamos con la parte menos personal.
Arkaitz es de esos reseñadores que ya casi no quedan, me refiero a que compra sus libros y por eso lee lo que le da la gana en unos tiempos en los que muy pocos reseñadores salen de los libros que son novedad y que caen en sus manos como parte de la promoción que hacen editoriales y escritores. Ojo, no me meto con que se lean estos libros, ni mucho menos, pero no me parece normal ni acabo de fiarme de las reseñas que sólo se hacen a partir de libros regalados por lo que eso implica. Lo normal, en mi opinión, es que se den los dos casos. A lo que iba, que me lío, lo importante es que lee lo que él elige y eso es de agradecer. También lo es su forma de enfocar las reseñas en las que, sin descuidar la parte técnica, también refleja su pasión como lector, y eso es oro puro para los autores y los lectores porque lo que una obra transmite (hablo de ficción), al final es lo más importante. Me gusta saber si una novela está bien o mal escrita, si lo que dice es coherente o disparatado, pero también me gusta saber si emociona, si atrapa, si aburre…
Gracias, Arkaitz por tu frescura reseñando. Y gracias, sobre todo y por encima de todo, por tu amistad y tu cariño. Ya sabes que yo te quiero mucho.
Churri, hazme tuyo.
Ven a mí, pequeño :-*
Jajajajaja.
Gracias Carla. Gracias Consuelo. Gracias Arkaiz.
Os extraño (no por mi gusto) y al leer una entrada como ésta entiendo por qué os he tomado tanto cariño en tan poco tiempo. Sois personas honestas, apasionadas y comprometidas con lo que amáis, valientes, llenas de talento. Encontraros en esta maraña enredada de la red fue una sorpresa inesperada; aspiro a reunir fuerzas para volver a compartir ratitos con vosotros.
¡Brindo por más «cartas de amor» en vida, hombre ya! ;D
Un grandísimo abrazo.
¡Abrazote, Archange, y cuídate!