Mañana empieza el Celsius 2019, oficialmente. Para mí ya ha empezado. Con casi total seguridad, mientras leas esto yo ya estaré en las calles de Avilés haciendo turismo, comiendo cachopos y reencontrándome con gente bonita. Y no, este artículo no es para darte envidia: es para invitarte a que entres a ese mundo especial del que se habla mucho en el fandom pero no se entiende hasta que se vive. Este es mi segundo Celsius, así que me ido a buscar a un par de personas que se hacen querer mucho y que han vivido el festival desde su primera edición: Istel y Dani Pérez (Mangrii).
Vayamos a ese primer Celsius: ¿Qué os hizo ir al festival? ¿Qué recordáis de esa primera edición?
ISTEL: Una de mis mejores amigas vive en Asturias, así que cuando nos enteramos de que Martin iría a Avilés, me costó poco convencerme. Por aquella época era una friki bastante solitaria. No conocía a mucha gente así que aquel primer Celsius fue una de las mejores cosas que me pasó en la vida. Fuimos a conocer a Martin pero nos quedamos por todo lo demás. El Celsius se convirtió en mi evento preferido en el año. Ya desde el primer día sabía que iba a volver. El ambiente, la gente, los autores… Todo me pareció mágico.
DANI: Fácil. George R. R. Martin. Fue el bombazo. El NOMBRE. Lo que empezó todo en Avilés. Miles de fans se agolparon en largas colas para que el escritor de New Jersey nos firmara nuestros ejemplares de Canción de Fuego y Hielo. Recuerdo coger mi coche (era mi primer año con carnet) y poner rumbo Avilés desde casa (unos 50 minutos) a las 7 de la mañana. Llegue tempranísimo, claro, pero ya tenía cola. Porque ese primer año las cosas no eran como actualmente en el festival. Teníamos que hacer cola para coger número en una caseta aparte, y luego ponerte en otra cola para la firma. Y aquí, mi primer recuerdo especial del Celsius 232. Yo iba totalmente solo, y por aquel entonces ni siquiera tenía blog. Era un lector más (bueno, como ahora). En la cola conocí a 3 personas, con las que aún tengo algo de contacto hoy en día. Cristina, una lectora de toda la vida residente por aquel entonces, si no recuerdo mal, en Gijón, y a la que trato de ver cada año en el festival. Rossella, una loca y aventurera italiana que se hizo el viaje para tan solo estar una mañana y conseguir que Martin le firmará su ejemplar. Y Daniel, un chico húngaro residente en Barcelona desde hacía años que vino con sus ejemplares en húngaro (de los cuales tengo una foto) para lo mismo que todos.
Aquí empezó la magia del Celsius a surtir efecto. En tan solo un rato en la cola hicimos buenas migas. Tan simple como empezar a conversar y compartir una afición. Que si Rothfuss, que si Abercrombie…, ya sabéis cómo va el tema. Y así pasamos aquella primera mañana de Celsius. En esta ocasión no me quede mucho más por causas de tiempo y trabajo, pero fue un primer contacto idílico con el festival.
En todos estos años, ¿cuál ha sido el autor que más ilusión os ha hecho conocer en persona?
DANI: David Mitchell. Cualquiera que me haya leído o conocido sabrá que es un autor muy especial para mí. Sus libros son pequeñas historias conectadas de diferentes personajes que, en realidad, se entretejen a lo largo de todas sus novelas. Cameos aquí y allá. Nunca una novela me ha obsesionado tanto como El Atlas de las nubes y todo lo que tiene detrás. Van 7 lecturas (creo, y una en camino por ciertos motivos que no puedo ni debo revelar) y cada vez encuentro algo nuevo, aparte de lo que he ido sacando de varias entrevistas y declaraciones. Me obsesiona. Secreto en petit comité: Tengo un Word de casi 9 paginas con notas y datos del libro.
(Nota mental: pedirle a Dani un artículo para OC de El Atlas de las nubes.)
ISTEL: Sin lugar a dudas mi autor preferido fue Tim Powers. No solo porque me encantan sus libros si no que además es uno de los tipos más simpáticos y que mejor hablan que he visto en el Celsius. Sus charlas fueron interesantísimas.
Con un solo año, ya guardo unas cuantas anécdotas encima, Disobey sobre todas ellas. Contadme vuestra anécdota favorita del Celsius.
ISTEL: Creo que una de mis anécdotas preferidas fue cuando el pobre Abercrombie sufrió mi pobre intento de hablar con él. Yo llevaba unas 20 acreditaciones colgadas en la chaqueta y fui a conocer a la suya, intenté explicarme pero no me salían las palabras. Pedí a una amiga que me tradujese pero ella dijo “Dentro vídeo” y Abercrombie me miraba como si tuviese una tara. Diego García – el traductor oficial del Celsius y uno de los organizadores – no paraba de reírse de mí pero no me echaba una mano. Al final le pedí una foto. Diego cogió la cámara y cuando 5 horas después me puse a mirar las fotos, Diego se había hecho un selfie; así que ni foto, ni honra, ni acreditación ni nada.
(Pobre Joe… Ah, nota para el lector, ve a por palomitas, o clínex, o ambas cosas)
DANI: Bueno, allá vamos. Ya es muy conocida, pero es que no puedo mencionar otra. Y me voy a emocionar escribiendo, lo sé.
Celsius 2016. Día 4. Sábado, fin de festival. Sobre las 18:00 tocaba el encuentro con David Mitchell en el auditorio. Por supuesto, estaba nervioso, pero no sabía lo que se me vendría encima. Todo fue especial y diferente a lo habitual.
Como bien sabéis lo que asistís al festival, en los encuentros suele haber una entrevista. Así iba a ser, pero Mitchell les pregunto a los organizadores (lo entrevistaban Laura Fernández e Iván Argiz) si podía leer un relato: My eye on you, que conecta con una parte de Relojes de hueso (Literatura Random House, 2016). El relato, entre la magnífica traducción de Diego y demás, se alargó tanto que no hubo entrevista. Una pena en cierta parte, pero yo me iba feliz por el momento que habíamos compartido y vivido todos en ese auditorio. Ya había sido algo mágico. No sabía lo que me esperaba…
Llego la hora de la firma, como no. Ahí estaba yo, con todos los libros de Mitchell publicados en castellano hasta el momento. Estaba muy nervioso, pero necesitaba comentarle mi amor y obsesión por El atlas de las nubes. La verdad, ya no recuerdo ni siquiera de forma precisa lo que dije, salvo que para mí era un autor especial. Cuando me terminó de firmar todo, sacó el relato de su chaqueta, sonrió, lo firmó y me lo dio. Se me cayó el mundo. Literalmente. Me puse de rodillas y el propio Mitchell me vino a abrazar. Obvio, no puedo parar de llorar.
Estoy en shock. Sigo en shock por mucho tiempo. Me siento en un lateral de la carpa, con Isa-Janis al lado casi consolándome al rescate. Y es que no salía de ese estado. Lo remato otro abrazo de Mitchell tras terminar la sesión de firmas. Juro que seguí en shock hasta después de cenar. Tenemos varios testigos del momento. A día de hoy me sigue asomando la lagrimilla cada vez que lo cuento.
¿Queréis saber el final de la historia que algunos no conocéis?
Al relato que Mitchell me regalo le faltaba una página. El propio autor se dio cuenta el domingo, se la dio a Diego (el traductor) y me la hicieron llegar. Yo no lo sabía hasta que la recibí unas semanas después, pero fue una sorpresa y un detalle inolvidable.
(En este enlace al blog de Dani podéis leer más de ese momento.)
Y ahora algo que pasó pero nunca se contó. Algún secretillo… Os dejo omitir los nombres de los implicados.
DANI: Pues aquí me pillas bastante más, porque yo soy de los que se recoge pronto. Tengo un poco de alma de anciano. Creo que Istel está más puesta en estos asuntos…
ISTEL: Bueno, la procesión del Santo Escritor está ahí. La vez que me “escapé” como una profesional de una conferencia es larga y más humillante para mí. Cuando un amigo confundió a Ian Whates con Ian McDonald también es bastante buena. Una vez pusimos “in the Ghetto” de El príncipe Gitano a los autores ingleses, con hilarantes resultados. Pero una de mis anécdotas preferidas fue cuando vino Lavie Tidhar. Una amiga estaba intentando explicarle que eran los survival zombies pero no le salía la palabra “survival” en inglés. Suena tan estúpido como fue. Así que le dijo: “Son como holocaustos zombies”. Recordemos que Lavie Tidhar es judío, así que para solucionarlo añadió “But not with your people”. Lavie Tidhar se rió mucho y los demás igual. Ese mismo años descubrimos que era experto en póker y se pasó todo el tiempo hablando del tema con nosotros.
(Lavie… aix…. In love… bueno, seguimos)
DANI: Que algún que otro autor le gusta empinar el codo es bien sabido. Como digo antes, no me prodigo mucho hasta altas horas, pero algún que otro trío de borrachines he podido ver ponerse a cantar a no tan intempestivas horas. Otras anécdotas, me han llegado de oídas, pero no puedo confirmar nada. Lo que pasa en el Celsius se queda en el Celsius. O eso dicen.
ISTEL: Mi primer Celsius, volviendo de la Espicha de la Asturcon, vi a un autor muy conocido haciendo eses por la calle principal con un montón de papeles debajo del brazo. Se metió en el hotel y una conocida autora le llamó a gritos desde la calle como Romeo a Julieta.
(Otra sidra más y les sacos los nombres)
Se dice mucho que el Celsius tiene algo especial, algo de magia o encanto, de comunión y encuentro, de microcosmos de felicidad, algo que hace que te sientas como en casa al llegar, que hace que no quieras irte, y que quieras volver incluso antes de montarte en el avión, coche, tren o bus de vuelta. ¿Qué tiene el Celsius?
ISTEL: Estoy segura de que es la gente que el Celsius pone en tu camino. Amigos que conservas todo el año y que solo ves de vez en cuando. El Celsius acerca a los autores a tu mesa, literalmente. Consigues hablar con escritores mientras te tomas un tinto de verano (término que ya les hemos enseñado a todos los anglos que repiten). Conoces a gente, ves charlas, descubres a autores y comes cachopo. El entorno es maravilloso, en Avilés te sientes como en casa. Tanto la gente de los bares como la gente de los hoteles están siempre deseando vernos y ayudarnos. La gente de la organización es maravillosa aunque nunca se pueden tomar una cerveza contigo – y te dirán que sí – y por supuesto las noches que son todas maravillosas. Charlando, hablando, conociéndonos… Cada vez que vas a Avilés vuelves con algo nuevo y parece que todo el mundo que está allí se queda impregnado con esa maravillosa sensación. Somos mejores, somos una versión mejorada de nosotros mismos cuando estamos en Avilés. Todo el mundo es bien recibido y siempre hay lugar para una nueva amistad.
DANI: Las Xanas velan por todos nosotros en Avilés. Por ponerse algo mitológicos.
No sabría responder, la verdad. Ese algo único y diferente. Sabemos que todos vamos a lo mismo, que lo queremos pasar lo mejor posible y compartir nuestra mayor afición. Acogemos a todo el mundo con el puro encanto asturiano que nos caracteriza a los miembros de tan generosa comunidad.
Hacemos unión, grupo y vela por todo el mundo un sentimiento de querer únicamente pasarlo bien. Las colas de firmas sirven para conocer gente nueva. Para compartir impresiones del autor o diferentes lecturas. Para recomendar otras. Las barra-con son un sitio fantástico donde pasar la tarde después de comer. El Celsius tiene encanto propio y nadie se lo puede quitar.
Es algo que convive como esencia del festival y que sigue vigente año tras año. Algo tiene que tener para que algunos autores repitan la visita pagando su propia estancia…
¿Qué os apetece especialmente del programa de este año?
ISTEL: Este año me interesan muchísimo los talleres que van a impartir. El de Gabriella Campbell me parece maravilloso y los de los chicos de los cosplay seguro que son un éxito. Tengo ganas de ver a Scalzi, tengo la sensación de que va a ser un tipo super divertido. No puedo esperar a ver qué hace. También soy muy fan de Hematocrítico así que seguro que me acerco a ver qué tiene que decir. Y cómo no, la sección de Las Series de nuestra vida, este año con Buffy, una de mis series preferidas.
DANI: Sería fácil decir Brandon Sanderson, como obseso del Cosmere que soy. Pero esa es la fácil. Lo que me gusta en el Celsius es descubrir nuevas voces, y este año creo que será la de Anna Starobinnets la que se ganará el corazón de todos. Sin leer nada suyo, tengo ese palpito, como el año anterior con Mariana Enríquez. Por supuesto escuchar a gente como Guillem, Biurrun, Felicidad Martínez, Laura Fernández, Elia Barceló, Ledicia Costas, Ángel Luis Sucasas, Jesús Cañadas, Cesar Mallorquí, Ferran Varela y muchos más, que siempre son interesantes de escuchar. Y por último, me apetece mucho acudir este año a las jornadas de doblaje. Traen a dos portentos como José Padilla, doblador de Zoigberg y Skinner por ejemplo, y Carlos Ysbert, doblador de Homer.
Este año se estrenan algunas compañeras de OC en el Celsius, dadles algún consejo.
ISTEL: Para mi, el consejo es que pierdan la vergüenza. Que se acerquen a cualquier persona a hablar con ellos, sean conocidos o no. Que no hagan muchos planes, porque a última hora pueden convencerte de comer en tal o cual sitio. Que se dejen aconsejar por la gente que esté y que miren mucho el horario, pero que no se sientan mal por perderse algo. Y sobre todo que se hagan un presupuesto de gasto e intenten no superarlo.
DANI: Unos cuantos Almax nunca vienen mal. Preparaos para comer como casi nunca lo habéis hecho, hasta infartar, porque aquí nos enfadamos si no se acaba todo lo que hay en el platu. Prometemos que algún día lloverá, aunque últimamente casi siempre hace sol y calor. Aunque nuestro calor es vuestro ‘estar bien’, comparado. Y, por último, venir con energías para pasarlo bien. Para conocer a mucha gente. Para compartir todo lo que amáis y disfrutáis en cada poro de vuestra piel. Pasadlo bien. Repetiréis, seguro.
¿Larga vida al Celsius?
DANI: Siempre.
ISTEL: Y que la fuerza los acompañe
El Celsius me cambió la vida, al menos la forma de ver la vida y el fandom. El año pasado volví haciéndome la promesa de no meterme en más líos, en más berenjenales sin sentido, en más discusiones estériles en el fandom… porqué el fandom que me hace feliz es el que viví en Avilés, cerca de personas como Istel y Dani. No sabéis las ganas que tengo de volver a verlos.
LJSalart
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