Conocí a Miriam Beizana gracias a Carla de Café de Tinta. Miriam es parte del blog A Librería y del podcast Café Librería. Miriam es de las personas que se apuntó de cabeza al #LeeOrgullo y, por ejemplo, en sus Twitter e Instagram tiene una recomendación diaria durante este junio de obras de contenido LGTBI+ (os dejo enlace al hilo). Con Miriam hemos podido también compartir una charla con los compañeros de 30 teclas por hora, hablando de cómo construir personajes LGTBI+. Dicen las malas lenguas que Miriam y yo somos unos intensos, y tienen razón.
Pero, antes de hablar con Miriam, he pedido a un par de amigas suyas que nos hablen de ella, bueno, que nos digan cosas bonitas e intensas de ella:
Lluís nos pide que le hagamos una breve introducción a Miriam para esta entrevista. No sabe que lo difícil que es para mí, y seguro que para David también, escribir unas pocas líneas de alguien que nos aporta tantísimo. Miriam se ha convertido en menos de un año en uno de los pilares de mi vida. Más que una amiga, una hermana en la distancia. Me gustaría que sus palabras, sus textos, lleguen tan lejos y tan alto como merece y todavía un poquito más, porque es una luchadora incansable. Ojalá esta entrevista sirva para que la conozcáis mejor y os anime a llegar a sus novelas, intensas y necesarias para la literatura. – Carla Plumed (@cafedetinta).
Como bien dice Carla, me resulta muy complicado hablar de Miriam. Podría decir que es una escritora maravillosa, una incansable del género intimista que además hace cameos en la ciencia ficción y en la fantasía (¡qué bonita me parece esta combinación!) y que con sus obras es capaz de marcar la diferencia. Podría decir todo esto y mucho más, y siempre me quedaría corto. Porque es difícil hacerle justicia a su arrojo y su saber hacer a lo largo de todos nuestros años de amistad y relación profesional. Miriam es una lectora incansable, una escritora dedicada. Pero, por encima de todo esto, de las letras y los micros, es una hermana. Podría decir que una parte de mí, incluso. Alguien a quien siento cerca aunque viva en Galicia, en la tierra de la lluvia y las meigas, a demasiados kilómetros. – David Pierre (@ProyectoFiccion)
¿Cómo ves la iniciativa #LeeOrgullo?
Necesaria. Y, remarcaré, insistentemente necesaria. Hay muchas personas que todavía consideran estas iniciativas algo que a día de hoy no tienen sentido. O, peor aún, sólo dirigidas a un determinado colectivo.
Creo que es importante subrayar que el #LeeOrgullo (y el ‘orgullo’ en general) debe estar dirigido a todo un público lector y sentar un precedente. Al fin y al cabo, la comunidad LGBT+ se dedica con ahínco a encontrar(se) dentro de las novelas, ensayos, cómics y relatos. Es a aquellas personas, que miran con escepticismo las banderas de arcoíris, que se la toman como un filtro de descarte, que consideran que no va con ellas… es a ellas, sobre todo, a quien debe ir dirigida esta reivindicación.
Yo, por mi parte, la estoy disfrutando como nunca. He encontrado una necesidad de la misma, sobre todo dentro del género que me muevo yo (literatura intimista, feminista y lésbica), donde en muchas ocasiones encontramos un elitismo difuso y heteronormativo.
Tanto en el blog A Librería como en el podcast Café Librería hacéis un trabajo para promover la literatura escrita por mujeres, y también de autoría LGTBI+.
A Librería es un portal feminista desde que comenzó. David, Gemma y yo comenzamos a trabajar juntas en esto y, es curioso, porque fue él quien mostró un compromiso más ferviente en un primer momento. A veces pienso que gracias a David el germen feminista comenzó a fraguarse en mí y me vi enriquecida por caminar junto a él.
Este portal ha sido, para nosotras, la mejor academia de escritura y literatura a la que podíamos asistir. Tenemos un master en igualdad, en diversidad y en sellos independientes que nos han ido acompañando. Aprendemos y nos podemos colgar la medalla de hablar de editoriales y autoras a las que otros medios no les dan la visibilidad que merecen.
Además, hemos tenido la grandísima suerte de contar con colaboradoras desinteresadas y muy comprometidas como son Silvia Paz, María Acebes y Ana Castro. Y colaboraciones puntuales de Fernando Losada, Carlos Sensei o Lucas Albor. En fin, seguimos metiendo la cabeza. Y algo estamos haciendo bien, porque todas las semanas recibimos correos electrónicos y mensajes alentándonos a seguir.
En cuanto al podcast Café Librería fue una de las cosas más bonitas y especiales que nos han pasado desde que comenzamos esta andadura. Y Café Librería lleva implícito, por supuesto, el nombre de Café de tinta que es la directora y la ideadora de esta locura. No podemos olvidar que Carla es una de las principales figuras empoderadas para hablar de libros de fantasía, ciencia ficción y terror independientes, LGBT+ y feministas. De hecho, creo que ha marcado una tendencia que otras muchas han querido seguir. Las editoriales y las autoras le debemos mucho. Y estoy feliz de que el podcast haya sido nominado a las Ignotus este año.
En mi caso personal, me permitió aprender mucho sobre literatura de género y su papel fundamental en la reivindicación social. Estoy profundamente agradecida de haber podido formar parte de los catorce programas (y algún entreacto). A pesar de ello, recientemente y por motivos personales, he anunciado que no voy a poder seguir formado parte del equipo, pero de vez en cuando espero poder aportar mi granito de arena.
A esta triste noticia añado la alegría de saber que me sustituirá Bea Aguilar, así que creo que lo bueno solo acaba de empezar.
También estás colaborando con la editorial Pluma de Cristal¸ con la que estáis preparando la antología El hilo rojo, que quiere reivindicar el género romántico, desde una óptica de relaciones no tóxicas, feminista y LGTBI+.
Esto es otra vez gracias a David y a Gemma, a las que ya les debo demasiado y será una cuenta que nunca llegaré a pagar. Creo que me mantienen con vida y no es una exageración.
La antología El hilo rojo llegó en un momento complicado para mí y me entretuvo, me hizo volver a disfrutar de la literatura, la corrección y una pequeña parte de edición que ya tenía olvidada (hace ya más de un año que edité mi última novela). Disfruté al ver cómo estas autoras noveles trataban el género del amor (que no romántico) y disfruté al comprobar que, todavía, hay mucho que reinventar, que hacer, que escribir. Que la literatura está más viva que nunca y que, en cierto modo, estamos formando parte de ello.
Y es que hay un vacío de siglos y siglos de invisibilidad. Los personajes y, sobre todo, las protagonistas LGTB+ llevan una eternidad en el vacío. Tienen demasiadas historias que contar todavía. El hilo rojo tan solo es una pequeña muestra de ello, en la que hemos trabajado con cariño e ilusión. Y seguiremos haciéndolo.
Pluma de Cristal, además, nos dio total libertad en diferentes tormentas de ideas hasta llegar al resultado que tenemos entre manos. Es la tercera editorial con la que he colaborado en algo similar y, en cierto modo, ha sido una de las formas más especiales de trabajar que he visto nunca.
Comentaba antes que estás haciendo un hilo diario con recomendaciones de obras con contenido LGTBI+, ¿podrías hablarnos de tus autoras referentes?
Si me remonto a mis raíces como lectora y escritora de novela lésbica intimista, siempre mencionaré Tomates Verdes Fritos de Fannie Flagg. Soy una auténtica obsesionada de este libro pero es que a veces pienso que es demasiado ‘perfecta’ para ser verdad. Luego soy consciente de que, con total seguridad, existirán muchas más historias similares que nunca han llegado a nosotras porque las editoriales monopolistas no lo han permitido. Descubrí a Idgie y Ruth cuando era muy joven y me ayudaron a saber que lo que yo era, sentía y quería no era único sino que había muchas más como yo. Es un clásico que perdurará para siempre.
Por supuesto llegó Virginia Woolf, Carol Highsmith, Michael Cunningham… Y ya llegando al presente encontré a Pilar Bellver (otra de mis obsesiones tibias) de la que necesito empaparme. A día de hoy estamos rodeadas de autoras con un gran talento y me gustaría aprovechar este espacio para romper una lanza a favor de estas escritoras autopublicadas que fueron pioneras en mover la novela lésbica chic a un precio asequible y con una gran calidad: Emma Mars, Gemma Jordán Vives, A.M Irún, Marta Català… Les debo mucho a estos nombres, porque fueron de los primeros que me enseñaron a ser valiente y a no tener miedo a ser la escritora que quisiera ser.
En Origen Cuántico solemos hablar de género fantástico, y tú eres autora más intimista en géneros realistas. Así que hablemos un poco de tu obra. Seguramente tu novela más conocida es Marafariña, ¿qué nos puedes explicar de ella?
Marafariña es mi opera prima. Junto con su segunda parte Inflorescencia, conforman una biología en la que llevaba trabajando desde que empecé a escribir. Por supuesto, esto yo no lo sabía. Esta historia cambió de forma más de diez veces, tengo en una libreta apuntados todos sus títulos, esquemas y diferentes capítulos. Posiblemente es, y será, el proyecto más ambicioso en el que me he embarcado nunca.
En ella narro una historia profunda de ficción autobiográfica, ahondando en los pormenores de la secta religiosa Testigos de Jehová de la que formé parte diecinueve años de mi vida. Trabajar en ella fue duro y peligroso. Todavía no sé de dónde obtuve el valor de enfrentarme a tanto y sacrificar tanto para que esas dos novelas vieran la luz. Pero Ruth (comparte nombre con la protagonista de Tomates Verdes Fritos) y Olga forman parte de mí misma y me ayudaron a ser fuerte y a tener coraje.
Lo que sentí y lo que viví a lo largo de las casi mil páginas que conforman ambos libros es difícil de describir. En ellas está una vida entera, una vida que a veces me cuesta ver como si me perteneciera. Lo que sí es cierto es que de esa época todavía arrastro demasiadas secuelas, así que Marafariña es un lugar que es muy real para mí todavía y que sigo esforzándome por hacerla llegar a más lectoras en todo el mundo. La acogida es abrumadora entre la comunidad y fuera de ella. Son mi escudo y mi protección. Mi antídoto y mi escudo de hielo. Creo que no habría sido capaz de sobreponerme de no haber escrito estas páginas. Páginas que, de algún modo, todavía no he dejado de redactar.
Sueles explicar que cuando hablas de la obra muchas veces omites, ante potenciales lectores, que la historia de amor central es lésbica.
Sí, durante mucho tiempo así lo mantuve. No responde a un afán de ocultarme, sino como mencionaba más arriba, de hacer llegar mi historia al público lector más reacio en temática LGBT+ (llena de estigmas y de controversias en muchos puntos). Creo que lo he conseguido, pero me he dado cuenta que intentando abrirme puertas me he cerrado otras muchas. Es una doble dualidad y es complicado saber qué hacer. No me gustaba identificarme cómo escritora de novela lésbica. Ahora casi me veo en la obligación de hacerlo. Sí, en mis novelas hay mujeres que aman a otras mujeres. Pero no lo digo como un aviso excluyente, o no pretendo que así sea. Más bien como todo lo contrario: existimos, en todos los tipos de historias y libros. Y existimos para las mujeres de la comunidad LGBT+ y para las que no lo son.
En estos momentos estás preparando la reedición de otra de tus obras: Todas las horas mueren, un ensayo escrito a modo de novela histórica intimista.
Todas las horas mueren es la hermana pequeña de mis otras dos novelas. Fue un respiro que me tomé de mi historia más personal, ideando un personaje y una historia inventada aunque basada en hechos reales. Muestra mi pasión por la literatura (Olivia Ochoa, la anciana protagonista, es escritora), por las mujeres que se unen y se ayudan para lograr un punto en común (sororidad) y mi reflexión sobre el miedo a la muerte. Ésta siempre ha nublado mis pensamientos desde que soy una niña y, dado que de la noche a la mañana me convertí en una mujer sin fe ni dios, necesitaba aprender a vivir sabiendo que mi vida se terminaría y, también, la de mis seres queridos. A esta necesidad responde un poco este ensayo de corte narrativo.
La oportunidad de la reedición llegó gracias a uno de los directores de las bibliotecas públicas de Arteixo, donde resido actualmente, que se mostró interesado en ella y me propuso que formase parte de la red de bibliotecas y clubs de lectura de la comarca y la provincia. Me puse manos a la obra para lanzar una remesa con una nueva portada, un cambio estético que, considero, refleja muy bien el espíritu de la obra: un café de pota cuya forma recuerda a un reloj de arena.
Solo puedo decir que estoy muy contenta con la acogida, que espero que mi novela corta pueda llegar a nuevas lectoras gracias a esta reedición. ¡Y disfrutar mucho de esos clubes de lectura que me esperan a partir de septiembre!
Por cierto, en esta reseña de David Pierre, podéis saber más de ella.
Uno de los temas que más te interesan es sobre la psicología lésbica. No voy a mentir, soy muy gay y se me escapa bastante, háblanos de ello.
La psicología lésbica es muy similar a la del resto de las mujeres. No obstante, tiene ciertas particularidades que se han visto invisibilizadas incluso por nosotras mismas. Siendo honesta, no sabía cómo debía de sentirse una lesbiana ni qué características sociales y psicológicas podía acarrear. Tengo veintiocho años y todavía tengo que ir aprendiendo sobre la marcha y eso que vivimos en la era de Internet donde todo está a un clic de nuestro alcance.
Ser una mujer lesbiana o bisexual implica tener un fuerte compromiso con la igualdad y el feminismo (aunque no se sea consciente de esto). Convivir con una mujer dentro de la sociedad te hace enfrentarte, casi sin darte cuenta, a ciertas situaciones que una pareja heteronormativa nunca vivirá. Nosotras mismas, sin darnos cuenta, desnaturalizamos nuestra rutina en nuestros lugares de trabajo. A veces escondemos lo que somos por temor a dañar a las demás personas o generar inseguridad. Estas capas se van superponiendo y, la única manera de romperlas es ser intrépidas y estar despiertas. Nos toca luchar, estar ojo avizor, estar más vivas que nunca.
Y esto también implica los círculos más íntimos, como las relaciones familiares y nuestros círculos de amistad. La mayor parte de las veces, nuestras amigas son heterosexuales y tenemos que “salir a buscar” un grupo de mujeres lesbianas en el que sentirnos reflejadas. A veces no lo encontramos, porque nos escondemos, porque no llevamos una bandera colgada al cuello. Hay algunas tinieblas, aunque cada vez menos. Pero tenemos que unirnos, vuelvo a insistir. Ser una mujer lesbiana o bisexual implica esta sororidad (insisto en la palabra).
¿Hacia dónde crees que debería ir la literatura LGTBI+?
Me gusta soñar con una unificación, con una igualdad real. Con un futuro donde las etiquetas no sean necesarias, donde las novelas intimistas con mujeres lesbianas no contengan un drama por su condición sexual y que sea algo anecdótico y secundario. Lamentablemente, no sé si esto llegará a ocurrir en algún momento.
Creo que, de cualquier modo, la literatura LGTB+ tiene que seguir y seguir y seguir. Y las personas que estamos a la cabeza tenemos que ser consciente de nuestro compromiso, usarlo como herramienta y como arma (sí, como arma) para enfrentarnos a lo que sea. Tenemos que llenar las librerías de nuestros pueblos con eventos y presentaciones, tenemos que estar presentes en los escaparates, tenemos que seguir estando en las ferias de los libros, acercarnos a las lectoras más escépticas. Y siempre, unidas al resto de colores que forman las personas diversas que tienen los mismos derechos de encontrarse entre las páginas de los libros.
LJSalart
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