Por Consuelo Abellán y LJ Salart
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Al final podréis leer la entrevista en el original inglés.
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Esta entrevista ha sido posible gracias a la GRAN Cristina Jurado, que no solo ha intermediado con Lavie, sino que ha traducido la entrevista. Cris, te queremos mucho. (Por cierto, ayer reseñamos la nueva novela de la Jurado)
Cuando leímos Estación Central (Alethé) en Origen Cuántico estuvimos hablando bastante sobre ese protagonista oculto en la historia. Para nosotros era una interesante mezcla de todos los personajes, de los vínculos entre ellos, de los lugares habitados por ellos ahora y en el pasado. Era como si el protagonista fuera la propia mente confusa de Vlad. Para ti, ¿cuál es el núcleo del libro?
Bueno, he oído a la gente decir que el personaje central es la estación en sí, pero no sé si eso es verdad… Yo quería escribir sobre los diferentes personajes y cómo se entrelazan. Se me ocurrió que en la ciencia ficción estadounidense, en el tipo de cosas que leía cuando crecía, siempre hay un héroe solitario, alguien salido de una película del oeste. Y el contraste con mi propia vida era bastante grande, porque mi situación con una familia extensa, confusa y caótica, en la que tienes primos segundos y terceros, y familia política, y un conjunto de obligaciones y expectativas que esos héroes de la ciencia ficción estadounidense nunca tenían. Así que realmente quería escribir lo opuesto a esas cosas, aunque me encante escribir sobre héroes solitarios y duros. Quería escribir algo como reacción consciente al tipo de historia impulsado por la trama sobre un héroe solitario. Y para conseguir eso, al menos en mi opinión, mi historia funciona. Pero sí, recibo reseñas que dicen algo así como: “¡Este libro es terrible! ¡No tiene argumento!” ¡Y estoy totalmente de acuerdo con eso! Pero si quieres la trama, hay mis otros libros…
En Estación Central encontramos un worldbuilding muy complejo, no una religión, sino muchas; no una forma de IA, sino múltiples; no una fórmula de vínculo entre humanidad e inteligencias distintas; ciudades, edificaciones, naves, planetas, virtualidad… cifi con tintes de fantasía, capítulos interpretados por los ojos del personaje protagonista… simples detalles presentados en un capítulo, que en el siguiente cobran centralidad… ¿Cómo se consigue eso?, y no me respondas que sólo con trabajo. ¿Cómo construyes esa complejidad?
Realmente hay dos temas aquí. Uno es algo que detesto profundamente, que es el tipo de ciencia ficción que se basa en una sola idea. Ya sabes, «¿Qué pasaría si … X sucediera? ¡Vamos a solucionarlo!» ¡Mientras que en realidad, las cosas no funcionan así! X sucede, pero también A, B, C y hasta Z! Es para volverse loco. Quiero decir, puede funcionar en una historia corta, pero sigo viendo a gente haciendo novelas completas que tienen solo una cosa que cambia y todo lo demás prácticamente permanece igual. Entonces, mi … técnica, si se puede llamar así, es simplemente acumular todas estas brillantes ideas de ciencia ficción y luego, simplemente dejarlas de fondo e incluso ignorarlas. Quiero decir a ¿quién le importa? (Bueno, obviamente, a muchos lectores de SF les importa, pero sabes a qué me refiero). Así que con Estación Central, quería tener este brillante fondo de la «Edad de Oro» de la SF con robots y ciudades abovedadas en Marte y todo lo demás, y luego agitar mis manos y decir: «¡Pero olvídaros de todo eso!” y solo escribir sobre quienes viven en ese futuro que, podría decirse, es el mismo tipo de vida de cualquier persona en cualquier momento: nacimientos, muertes, relaciones, trabajos …
Otro tema es la forma en que lo escribí. Bueno, ¡estaba convencido de que esto era una completa pérdida de tiempo! Pensé que a nadie le importaría leer algo así. Y siempre me encantaron las viejas novelas «mosaico» de ciencia ficción, de esas que se publicaron como cuentos independientes en las revistas. Siempre quise intentar eso. Así que pensé hacerlo de esa manera: podría tomarme mi tiempo y seguir publicándolo, ya fuera en forma de novela o no. Así que eso es lo que hice durante 5 o 6 años. Pero resultó que estaba muy equivocado. Como libro, Estación Central funcionó mucho mejor de lo que esperaba. ¡En realidad pensaba auto-publicarlo en algún momento! Tuve suerte que mis editores estadounidenses, Tachyon, entendieron enseguida lo que estaba tratando de hacer y creyeron en ello incluso mucho más que yo. Así que fue una sorpresa realmente agradable. Pero, verdaderamente, lo estaba escribiendo para mí mismo (¡lo que, de todas maneras, hago con todos mis libros!).
En tus dos otras novelas que hemos podido leer en castellano (Osama y Un hombre sueña despierto) vemos temas que se repiten: el detective y la mujer fatal, la mezcla entre realidad y ficción (hasta cierto punto, metaliteratura). Esto nos causa curiosidad. ¿Son fijaciones de Lavie Tidhar? Y si lo son ¿de dónde le vienen?
Bueno, «fijaciones» es un término que se queda demasiado grande… ¡Ja! Tengo una debilidad por las historias duras y negras, incluso si termino parodiándolas casi siempre … Mi interés más profundo está en la diferencia entre la realidad y la fantasía, y en cómo construimos narraciones alrededor de la historia, por ejemplo. Cómo quien cuenta la historia afecta a la forma en que la percibimos. Vivimos en un mundo saturado de historias, por lo que quién, cómo y por qué alguien nos cuenta cosas es importante. Así que Osama trata sobre la historia de la «Guerra contra el Terror». Y Un Hombre Sueña Despierto trata sobre el auge contemporáneo del nacionalismo de derechas, en comparación con el mismo período de los años treinta. Es una forma de mirar la política y el presente a través de una especie de lente distorsionada. Manuel Vázquez Montalbán, por ejemplo, fue una gran influencia para mí, ya que utilizó los tropos de la ficción criminal para hablar realmente de política. Y Pérez-Reverte también, con la forma en que sus historias examinan el delgado muro entre la realidad y la ficción. Si la “realidad” es algo que nos contamos a nosotros mismos, entonces, ¿qué es “la realidad”? Estas son algunas de las preguntas que me interesan.
Hace poco entrevistamos a Cristina Jurado y nos habló del The Apex Book of World SF 5 que ella ha editado. Nosotros tenemos devoción por La Jurado, ¿qué nos puedes contar tú de ella?
Como es sabido, concebí el The Apex Book of World SF en 2008 (!). Y para mi gran suerte, Jason Sizemore de Apex Publications apoyó la idea, tan loca como parecía entonces, y la ha seguido apoyando desde entonces. Así que edité tres volúmenes en 2009, 2012 y 2014. Y en ese momento supe que no podía hacer más porque, por una parte, pensé que si la serie realmente defiende la diversidad de voces internacionales, el gran problema era que yo era el único editor. Así que mi opinión y mis prejuicios inevitablemente dictarían lo que entraba en el libro. ¡Que era lo que no quería! Entonces fui consciente de que lo ideal sería que alguien nuevo se encargara de seleccionar las historias. Y afortunadamente para mí, en el Worldcon 2014 en Londres (¡donde también conocí a Cristina!), Mahvesh Murad se ofreció como voluntaria para editar el volumen 4. Y yo pensé, pero ¿por qué querrías hacerlo? ¿por qué querrías pasar por esto? Realmente se trata de una labor realizada por amor al arte para todos los involucrados. No implica mucho dinero ni prestigio … ¡Pero, por supuesto, aproveché la oportunidad!
Así que Mahvesh editó el volumen 4, que fue fantástico. Y en ese momento también aprovechamos la oportunidad para que esta gran artista con la que trabajo, Sarah Anne Langton, rediseñara completamente el aspecto de la serie y le diera un diseño uniforme, moderno y elegante. Y creo que eso realmente le dio nueva vida.
Así que pensé que Cristina sería una editora ideal para el próximo volumen: le apasiona tanto el proyecto, la ficción corta y la ficción internacional especulativa… ¡Está hecha para esto! Trabajar con ella fue genial y creo que su selección fue excelente. Realmente me ha sorprendido que algo que empecé hace una década y que entonces me parecía una locura no solo se mantenga sino que no deje de mejorar. Y ¿quién sabe? Crucemos los dedos para que el volumen 6 sea realidad en un futuro cercano.
When we read Estación Central (Alethé) in our blog Origen Cuántico, we talked among ourselves a lot about the hidden protagonist in the story. For us, it was an interesting mix of all the characters, the links between them, the places inhabited by them in the present and in the past. It was as if the protagonist was Vlad’s own confused mind. For you, what is the core of the book?
Well, I’ve heard people say the central character is the station itself, but I don’t know if that’s true… I wanted to write about the different characters, and how they intertwine. It occurred to me that in American SF – in the sort of stuff I read when I was growing up – there is always a lone hero, like someone out of a Western. And the contrast to my own life was pretty great – the sort of large, messy, confused extended family situation, where you have second and third cousins and people distantly related by marriage and a set of obligations and expectations that those heroes of American SF never had! So I really wanted to write the opposite of that stuff – as much as I otherwise love writing hardboiled lone hero stuff! – I wanted to write something that was consciously reacting against that plot-driven, lone hero sort of story. And for that, you know, in my own mind at least, that did work out. But I do get these reviews that say, sort of, “This book is terrible! It has no PLOT!” – and I am totally sympathetic to that! But if you want plot, there’re my other books, you know…
In Estación Central we find a very complex worldbuilding, and not just one religion but many; not just one AI but many; not just one way to connect humankind with different intelligent beings; cities, buildings, spacecrafts, planets, vitual reality, etc. There is SF with some added fantasy, entire chapters from the eyes of the main character, simple details just mentioned in one chapter are central in the next. How do you achieve that? How do you arrive to deliver that much complexity?
There are really two issues here. One is that one thing I sort of collegially loathe is the sort of science fiction that relies on a single idea. You know, “What if… X happened, let’s work that out!” Whereas in reality, it doesn’t work like that! X happens, but so do A, B, C and on through to Z! And it drives me mad. I mean, it can sort of work in a short story, but I keep seeing people doing entire novels that have this one change and everything else pretty much just stays the same! So my… technique, if you want to call it that, is to just hoard all these shiny SF ideas and then, at some point, just chuck them out as background and otherwise, pretty much, ignore them. I mean who cares! (Well, obviously, a lot of SF readers do care, but you know what I mean). So with Central Station, I wanted to have this very shiny, “Golden Age” SF background, complete with robots and domed cities on Mars and all the rest of it, and then kind of wave my hands and say, “But forget about all that!” and just write about the people living in that future. Which, arguably, is the same sort of life as people have at any point in time – births, deaths, relationships, jobs…
The other thing, the way I actually wrote it, well, I was convinced this was a complete waste of time! I figured no one would actually care to read something like this. And I’d always loved the old SF “mosaic” novels, the sort that were published in more or less stand-alone short stories in magazines. I’d always wanted to try that. So I figured doing it that way, I could take my time about it, and also still see it published, whether it ever appears as a proper novel or not. So that’s what I did, over 5 or 6 years.
But also, as it turned out, how wrong was I! As a book, Central Station did a lot better than I ever expected. I was actually going to self-publish it at some point! I was lucky my US publishers, Tachyon, saw what I was trying to do straight away and they believed in it a lot more than I did, at that point! So that was a really nice surprise. But really I was just writing it for myself (which, admittedly, I do with all my books!).
In your novels that we have been able to enjoy in Spanish (Osama and A Man Lies Dreaming) there are recurring themes: the detective and the femme fatal, and the mix between reality and fantasy (and even meta-literature). We are curious about that. Do you consider them fixations of yours? If yes, where do they coming from?
Well, “fixations” is a big word… Ha! I do have a weakness for hardboiled/noir stories, even if I do end up mostly parodying them… My deeper interest is in the difference between reality and fantasy, and how we construct narratives – around history, for example. How who is telling the story affects the way we perceive the story. And of course we do live in a story-saturated world, where who and how and why someone tells us a story is important. So Osama is about the Story of the “War on Terror”. And A Man Lies Dreaming is about the contemporary rise of right-wing nationalism, set against the same period in the 1930s. It’s a way of looking at politics and the present through a sort of distorted lens. Manuel Vázquez Montalbán, for example, was a big influence on me, as he used the tropes of crime fiction to really talk about politics, you know. And Pérez-Reverte with the way his stories examine the thin wall between reality and fiction. If reality is something we tell ourselves, then what is reality? You know? So these are some of the questions I’m interested in.
A short while ago we interviewed Cristina Jurado, who talked about The Apex Book of World SF vol. 5. What can you tell us about working with her?
As you may know, I conceived of The Apex Book of World SF back in 2008(!). And to my great luck, Jason Sizemore of Apex Publications supported the idea, as crazy as it seemed back then, and has supported it ever since. So I edited three volumes – in 2009, 2012 and 2014. And at that point, I knew I couldn’t do any more of them – for one thing, it occurred to me that if the series is to really champion the diversity of international voices, the big problem at that point was that I was the sole editor. So my view, my biases, would inevitably dictate what was in the book. Which I didn’t want! So I knew at that point that what would be ideal is to have someone new take over the story selection. And very luckily for me, at the 2014 Worldcon in London (where I also met Cristina!), I had Mahvesh Murad basically volunteer herself to edit Vol. 4. And I was like, but why would you want to do it! Why would you want to put yourself through it! It really is just a labour of love for everyone involved, you know. There’s no real money or much prestige in it… But of course I jumped at the chance!
So Mahvesh edited Vol. 4, which was fantastic. And we also took the opportunity at that point to get this great artist I work with, Sarah Anne Langton, to completely redesign the look of the series, give it a uniform, modern, sleek design. And I think that really breathed new life into it.
So at that point I was very much thinking Cristina would be an ideal editor for the next volume – she is so passionate about the project, and short fiction, and international speculative fiction… It was a natural! And working with her was great, and I think her selection was great – it’s really been amazing for me that something I started a decade ago, and seemed so insane at the time, is not only still going on but getting better and better! So who knows, fingers crossed for Vol. 6 down the line!
Fotos de Lavie Tidhar: Kevin Nixon. (c) Future Publishing 2013.
LJSalart
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