Datos del libro
- Título: El Viento Soñador y otros relatos
- Autor: VVAA
- Año: 2018 (Sportula)
- Nº de páginas: 261 páginas
- Edición y selección: Mariano Villarreal
- ISBN: 9788416637751
- Lengua: Español
- Fecha de lectura: mayo 2018
No me gusta reseñar antologías. Y no me gusta reseñarlas porque tampoco me suele gustar leer reseñas de antologías. Generalmente los reseñadores dedican al menos un par de párrafos a cada relato, y si la antología incluye diez o quince, la reseña se me hace muy larga y me suelo cansar de leer antes de llegar al final. ¿Y qué haces entonces publicando esta reseña en Origen Cuántico?, me diréis. Pues yo qué sé. Que esta antología me ha encantado y me apetece hablar de ella, compartir con otros lectores mis impresiones acerca de los relatos, de los autores, de la edición y, sobre todo, lo que me han aportado a mí esta y otras antologías de la misma colección.
Antes de empezar a hablar del libro, me gustaría comentar cómo llegó a mis manos, porque tiene su importancia. Un día, curioseando por Lektu, me encontré una oferta: un bundle que incluía todas las antologías de la colección Nova Fantástica publicadas en castellano hasta la fecha (2017). Yo no tenía ni idea de lo que eran, pero vi que por diez euros podía comprar cinco libros: Terra Nova, Castillos en el aire, A la deriva en el mar de las lluvias y otros relatos, Mariposas del Oeste y otros relatos y Dark Fantasies, y con material adicional no incluido en ninguno de los libros. Como podréis comprender, pensé “menudo chollo”, y me lo compré sin pensar (no corráis a Lektu, la oferta era temporal y ya caducó hace tiempo).
Después de haber leído un par de ellos y haber disfrutado cual enana, vi una publicación de Mariano Villarreal anunciando el lanzamiento de El Viento Soñador y Ciudad Nómada, dos nuevas antologías en la misma línea. Mi primer impulso fue dejarlo correr. Tenía mucha pila pendiente y a lo mejor, si esperaba, salía otro bundle y podía hacerme con estas y posteriores antologías por menos dinero. Pero me enteré, a través de las redes sociales, de que Mariano no publica estos libros para ganar dinero, sino sencillamente para ofrecer al público, de forma periódica, una muestra de lo mejor del panorama en literatura de género, y que su única aspiración económica es que los libros se autofinancien. Vamos, que lo hace «por amor al arte», literalmente. Pedía suscriptores de los dos siguientes volúmenes para asegurar la continuidad de la colección. Podéis imaginar lo miserable que me sentí. Gente trabajando tan bien y tan duro para hacernos llegar literatura de género de calidad y yo pensando solo en ahorrarme unos eurillos.
No me quedó más remedio que suscribirme a las dos antologías, en digital y en papel, para disfrutarlas plenamente. Y así es como me hice con El Viento Soñador, y prácticamente lo devoré en cuanto lo tuve en el e-book. Una semana después tenía la versión en papel de ambos libros y devoré también Ciudad Nómada. Y no me arrepiento en absoluto de haberme gastado el dinero, lo doy por muy bien empleado.
Para que se entienda lo que quiero transmitir a continuación, tengo que dejar claro que soy una recién llegada al fandom. Siempre he leído literatura de género, desde muy joven. Pero antes leía otro tipo de literatura de género. Digamos que leía principalmente novela de autor (varón) extranjero, best sellers y obras que ya se consideraban clásicas. Buscaba en Internet recomendaciones como “las diez mejores novelas de ciencia ficción de todos los tiempos”, “libros de fantasía que hay que leer” y cosas así. Como podréis intuir, prácticamente no había autoras (Le Guin, Hobb y poco más) ni tampoco autores nacionales. Ni antologías de relatos.
Lo cual me lleva por fin a lo que os quería contar, lo que han supuesto para mi las antologías de Nova Fantástica, en general, y El Viento Soñador en particular. En primer lugar, me han permitido conocer la obra de autores y autoras cuyos nombres ni siquiera me sonaban, y de otros que sí me sonaban pero a los que no había leído, por desconocimiento, por desidia o porque sus novelas no estaban traducidas al castellano. Evidentemente, no todos los relatos que leí me gustaron por igual, ni me transmitieron las mismas emociones ni provocaron el mismo grado de reflexión. Pero no se puede decir que haya leído ninguno “malo” o que me haya hecho pensar que había perdido el tiempo. En cambio, algunos me gustaron especialmente, porque me emocionaron más o porque me estimularon más las neuronas o, sencillamente, porque me sorprendieron. Y a los autores de esos relatos “especiales” ya puedo seguirlos, buscar su obra publicada y estar atenta a las novedades que puedan aparecer, porque ya los conozco, gracias a las antologías de Nova Fantástica.
En resumen, para una lectora de género como yo, que estaba un poco pez en cuanto a las últimas tendencias nacionales e internacionales, las antologías han servido a modo de guía, orientación o, si se quiere, muestrario de lo mejor que se está escribiendo en formato breve, en el panorama nacional y en el internacional, tanto de autores y autoras ya consagrados como de otros menos conocidos. ¿Se puede pedir más? Pues sí, se puede. Antes de comprar aquel bundle, yo era un poco reacia al formato breve. Casi siempre prefería novelas y sagas, y en muy rara ocasión leía relato o novela corta. Leyendo las antologías de Nova Fantástica, realmente le he cogido el gusto a las historias bien contadas, condensadas, de letras prietas, sin espacio para lo superfluo y con finales abiertos o inquietantes que, en unas pocas páginas, son capaces de transmitir tantas sensaciones, evocar imágenes tan poderosas y provocar tanta reflexión.
Así que, en definitiva, se puede decir que Mariano Villarreal y sus antologías (junto con la creación del grupo Diseccionadores de Novelas por Arkaitz Arteaga, que prácticamente coincidió en el tiempo), me han cambiado la forma de leer. He pasado de leer solo novelas y largas sagas, de autor extranjero y generalmente publicadas por una gran editorial, a leer autoras (muchas, todas las que puedo), autores nacionales, relato y novela corta y muchas antologías, y a seguir y apoyar, en la medida de mis posibilidades, el trabajo de editoriales y blogs independientes que publican ficción.
Y ahora sí, voy a hablar (un poco, que no quiero cansar a nadie) de El Viento Soñador y otros relatos. Sobre el trabajo de edición, tengo que decir que me parece impecable. Cada relato lleva una breve presentación sobre el autor (q siempre es muy de agradecer, pero en mi caso más) y algún comentario del editor sobre el propio relato. Los relatos extranjeros están traducidos por los mejores profesionales (por cuyos nombres y trabajo también he empezado a interesarme hace poco, otro de esos cambios en la forma de leer que estoy experimentando y que me parecen importantes). La edición en papel se nota cuidada con mimo, y merece una mención especial la portada, espectacular y sugerente, y una de las razones por las que me alegro de haber comprado este libro en papel. En el e-book también se lee, pero las ilustraciones no se disfrutan igual.
Sobre la edición digital de El Viento Soñador, tengo que decir que detecté un fallo en uno de los relatos. Se me ocurrió decirlo en mi comentario de GoodReads, y a la semana siguiente todos los suscriptores recibíamos un correo del editor con una nueva versión corregida. Si menciono aquí esta anécdota es porque resulta una buena muestra del cuidado, la responsabilidad y el interés que pone Mariano en su trabajo.
Sobre el contenido, ¿qué me ha aportado esta antología en concreto? Pues muchas y muy variadas experiencias. He disfrutado de nuevo a algunos autores conocidos, como Mike Resnick o Jeffrey Ford. El relato de este último, El viento soñador, que da título a la antología, es uno de mis favoritos. Es un relato evocador y onírico que al mismo tiempo destila un humor fino y sutil. Y el estilo de escritura fluido, hermoso, casi lírico, pero también sencillo y efectivo, hay que agradecerlo a partes iguales al autor y a la traductora, Pilar San Román.
También me ha ayudado a apreciar lo polifacéticos que pueden llegar a ser algunos de los autores que publican relato corto, puesto que a algunos ya los había leído, pero en géneros o estilos totalmente distintos. Por ejemplo, había leído a Rodolfo Martínez, pero solo como ensayista (prólogo de Nacerá una bruja, Sportula, 2017). En El Viento Soñador le leí por primera vez en su faceta de autor de ficción fantástica (precisamente en el género de espada y brujería y… Conan, uno de mis personajes favoritos en la adolescencia). También había leído a Abel Amutxategi (Su muerte, gracias, Libros.com, 2016) y me había descacharrado de risa con sus ocurrencias. En esta antología escribe un relato en un tono completamente diferente. Nada de risas: apocalipsis, miedo, angustia… Había leído Pequeños dioses, de Tim Pratt (y este no gracias a Mariano, sino a Marchetto y su Cuentos para Algernon, año V), relato que me pareció precioso y muy emotivo. Y en El Viento Soñador encontramos Siegaespectros, en un tono totalmente diferente, absolutamente hilarante. Otro (no tan) viejo conocido es Ferrán Varela, del que solo había leído su relato en Dark Fantasies, y tengo que confesar que no fue de mis preferidos. En cambio, el que se incluye en El viento soñador, Las cadenas de la casa de Hadén, me encantó. Es una historia reivindicativa y conmovedora a la vez. A Caroline M. Joachim también la había leído en Dark Fantasies, con un relato emotivo y romántico y en Supersonic nº 8, con otro en tono de humor. Con La verdad del muro de piedra me hizo sufrir y rechinar los dientes. También me reencontré con Cristina Jurado, con la que ya os conté en otra entrada que tenía una asignatura pendiente, y gracias a Rojo me he sacado la espinita.
Y por supuesto, el segundo objetivo, conocer más autores nacionales y más autoras, también se ha visto cumplido de sobra. En esta antología leí por primera vez algo de Maureen F. McHugh, de Rubene Guiraute y de José Jesús García Rueda, cuyo relato En la isla os sorprenderá. Todos nuevos y sensacionales descubrimientos que le debo a Nova Fantástica.
Seguramente lectores más experimentados que yo y con más tablas en esto del fandom sabrán apreciar otras características de El Viento Soñador y del resto de antologías, pero yo únicamente puedo aportar mi experiencia personal. Creo que el esfuerzo que están haciendo Mariano Villarreal y todos sus colaboradores tiene que merecer la pena. Entre todos tenemos que hacer que la merezca, leyendo las antologías de Nova Fantástica y apoyando las suscripciones que vengan en el futuro. Gana la buena literatura de género. Gana el famdom. Ganamos todos.
Valoración
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9/10
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¡Ay, Consuelo! Me estoy aficionando a tus reseñas de un modo que apenas puede explicar. Desde la primera que leí me sentí identificada con tus impresiones, pero ahora que veo tu trayectoria como lectora de ciencia-ficción entiendo mejor lo que siento al leerte. Nuestros caminos son paralelos en muchas cosas, (¡incluso Terra Nova ha sido mi último descubrimiento!) y hablas desde el corazón. Mariano Villarreal merece todo el apoyo que podamos darle y tus palabras son un bonito ejemplo de ello.
Gracias, un abrazo enorme <3
Muchísimas gracias por tus palabras. ¡Me alegro de no ser un bicho raro! O al menos no el único bicho raro. La verdad es que todas las antologías merecen la pena, y por mucho reconocimiento que les demos, nunca será suficiente. ¡Un abrazo!
Me veo bastante reflejado en tu situación. Quizá hace un par de años me metí de lleno en las antologías. La culpa: Hic Sunt Dracones de Tim Pratt de la por desgracia desaparecida Fata Libelli. Cada uno de esos relatos erán historias maravillosas. Sobre todo, ‘Sueños Imposibles’. Luego llegaron a mi las antologías de Cuentos para Algernon, las de Mariano, la de Ken Liu y un largo eceterá que nunca se detiene. Y espero que no lo haga. He aprendido a amar la ficción corta como la larga. A usarla como entre lecturas, como acompañamiento en los días que solo puedo leer muy poquito o para cuando necesito una historia completa. Bienvenida 🙂
Pues aunque sea consuelo de tontos, me alegro de ver que no soy la única. ¡Lo que nos estábamos perdiendo!