- Título: Els Desposseïts (ES: Los Desposeídos) (The Dispossessed)
- Autora: Ursula K Le Guin
- Traductora: Blanca Busquests
- Editorial: Raig verd
- Fecha de publicación: 2018
- Nº páginas: 432
- Idioma original: inglés
- Formato: tapa dura con sobrecubierta
- Leído: agosto-octubre 2018
Para esta reseña había pensado documentarme sobre Ursula K. Le Guin y sobre lo que se ha escrito sobre Los Desposeídos. Tenía una selección lista, el SuperSonic 11 –dedicado a la autora– sobre la mesa y el Windumanoth 4 en eredader con un artículo de Bandinnelli sobre el título que me dispongo a reseñar. Pero al acabar el libro, creo que lo mejor es enfrontarme a la hoja en blanco con las manos vacías, solo con las notas tomadas a medida que leía el libro: creo que Shevek lo querría así.
Me licencié en sociología en la Autónoma de Barcelona, en 1999, milenio pasado. Solo puedo escribir esto recordando de dónde vengo. La UAB es un centro que respira revolución allá donde vas, allí el socialismo es conservador, al menos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología donde estudié. Exagero un poco, pero han pasado 20 años, ahora soy también escritor y me lo puedo permitir. Pero vuelvo a esa época porque creo que debería haber leído Los Desposeídos con 20 años, alentado por algún profesor o profesora con ganas de hacernos estallar la mente y abrirnos a una consciencia más libre (como hacían y conseguían).
Así que pido a cualquier docente en cualquiera de las Ciencias Sociales que me lea, que haga explotar la mente de sus pupilos con esta maravilla. Porque Los Desposeídos es el mejor tratado de Ciencias Sociales con el que me he encontrado nunca. Porque la ciencia ficción no es solo terreno para las ciencias biomédicas, puras e ingenierías. Porque, en apariencia, el rollito cifi es el de la física, el de naves espaciales, el de otros planetas habitados… Pero Los Desposeídos no va de eso: es especulación sociológica, politológica, antropológica, lingüística, psicológica social, económica… y lo que me dejo. Y es tremendamente dura, es ciencia ficción muy dura. Pide estar atento y conectado. Ahora tengo que separarme emocionalmente de ella, ya llegaré ahí, pero me apetece retomar el libro en unos añitos, lápiz en mano, anotando todos los conceptos que desarrolla.
Que Le Guin representa a un feminismo combativo es algo conocido, y no ahondaré en eso más allá de mis sensaciones. En Anarres dibuja una sociedad igualitaria, donde ni los nombres distinguen géneros. En Urras retrata un patriarcado sin máscaras, que deja a la mujer en un absoluto segundo plano. En algún momento me ha llevado a pensar en esas pioneras que quedaron escondidas bajo el desprecio y el anonimato: Annie Jump Cannon o Cecilia Payne. O a las «calculadoras humanas», las que llevaron a la humanidad a la Luna y al espacio con sus cálculos, como Katherine Johnson.
Llevo más de 400 palabras de reseña y aún no he contado de qué va. Lo que diré puede parecer contradictorio con lo que he dicho hasta ahora, pero la trama de Los Desposeídos se puede escribir en un postit*, porque en el libro pasan pocas cosas, en el sentido de esas novelas basadas en los giros, la acción, las tramas múltiples. No os contaré qué dice ese postit; me guardo el papel en un bolsillo de una chaqueta de muchos bolsillos, porque si os lo explicara, os relataría demasiadas cosas del viaje interior de Shevek, el protagonista. El viaje exterior es el que realiza Shevek de su planeta natal, Anarres, una casi perfecta sociedad anarquista en un planeta casi desierto, a Urras, un planeta que rebosa naturaleza y capitalismo.
*Nota tras la revisión de la reseña: en la contraportada de la edición de RaigVerd se expone a la perfección ese postit al que me refería. Yo no lo reproduciré, porque prefiero llegar virgen a un libro, pero quien lo quiera leer, ya sabe dónde ir.
Los Desposeídos es una magistral reflexión sobre esos sistemas políticos y sociales. Le Guin es cruel, no tiene contemplaciones con ninguno de ellos y los confronta hasta sus más profundas contradicciones. Es también, una reflexión entre el ideal, encarnado por las reflexiones de Odo (la fundadora del movimiento que llevó a la fundación del Anarres anarquista), y la sociedad práctica de siglo y medio de anarquismo aplicado. Y, subyaciendo a todo, la naturaleza humana. La autora no obvia la crítica al capitalismo, y a los socialismos dictatoriales, pero ahonda especialmente en el sistema anarquista de Anarres, en el poder en una sociedad sin poder, en la imposición de dogmas y mayorías en una sociedad que abjura de ellos.
Pero Los Desposeídos me ha llevado a un lugar conocido de mi mente, la reflexión sobre la posibilidad de las utopías, más allá de los constructos intelectuales. ¿La humanidad puede aspirar a un sistema que sea bueno para todos, unidos por algo que nos haga superar los intereses individuales o de pequeños grupos, por los de la colectividad? ¿Son esos ideales realizables? Ante esta pregunta he decidido no dejarme influenciar por otras lecturas del libro, quería hallar la mía tras el diálogo con la obra. Y la respuesta es la misma que el sociólogo aprende cuando observa la sociedad. A no bajar nunca la guardia, a no acomodarse, a no dejar de preguntarse si se está dejando llevar por convicciones, prejuicios, comodidad… El científico social debe incomodar, el revolucionario utópico también. No dejemos nunca de luchar, en especial contra nosotros mismos. En metodología de las ciencias sociales lo llamamos objetivación, en el feminismo, deconstrucción.
Solo podemos ser la revolución.
Nota sobre la edición
He leído Los Desposeídos (Els Desposseïts) en la edición catalana que ha publicado Raigverd. Lo diré una vez más, Raigverd es una editorial que me fascina y su editora, Laura Huerga, alguien por quien siento un profundo respeto y admiración profesional. Huerga es de las editoras con más personalidad que conozco, y esto se nota en Raigverd, en los títulos elegidos y en cómo trabaja las ediciones.
El volumen es precioso, una edición en tapa dura de esas que vale lo que cuesta. Se nota el mimo en la sobrecubierta, las guardas, el papel, la tipografía… Puedo parecer algo pelota, pero me da igual, es una edición muy bonita.
Y destaca algo más: la traducción de Blanca Busquets. La riqueza del lenguaje que usa demuestra un profundo conocimiento de los recursos que ofrece el catalán. El modo de dar respuesta a las mismas dudas lingüísticas de los personajes, a la construcción de varios idiomas… Y en honor a ese respeto al trabajo de la traductora, la editorial hace algo que yo no había visto: al final del volumen, tras una breve biografía de Ursula K. Le Guin, aparece el de Blanca Busquets. Gracias a la traductora por su trabajo, y a la editorial por el respeto al trabajo de la traductora.
Valoración
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10/10
LJSalart
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