- Título: El príncipe de los prodigios
- Saga: Helena Lennox
- Autora: Victoria Álvarez
- Ilustraciones: Lehenan Aida
- Editorial: Nocturna (2018)
- Formato: Rústica con solapas
- Idioma: Castellano
- Nª de páginas: 472
- Fecha de lectura: noviembre 2018
- Enlace de compra: Cyberdark (Rústica con solapas)
Victoria Álvarez dibujó unos personajes potentes en la primera parte de la saga de Helena Lennox, La ciudad de las sombras, lo que hace que su continuación no sea sólo su evolución natural sino la que esperamos sea la primera continuación de muchas.
Si en la entrega inicial se narraron las aventuras de la familia por la Índia, Nápoles será el segundo destino. Destaca por la contraposición entre los parajes idílicos de ciudades mágicas en ruinas y el abigarramiento de la urbe italiana. Y funciona. Funciona muy bien. El estilo de su autora es suficientemente personal y complejo para soportar el cambio de contexto sin ningún aprieto. Si bien la historia podría ser concebida como una novela independiente, es cuando entran en juego sus personajes que pasa a integrarse claramente en una saga. Pero en sí misma tiene sentido independiente, su aire es distinto. El ritmo, el pulso de la historia es un cambio completo de acuerdo con el crecimiento natural de Helena.
Nuestra Helena se nos está haciendo mayor. Sufre como una adolescente herida de amor y confunde cualquier detalle con el de su amado. La historia logra impregnar de esa contaminación constante en la que uno se ve metido en los idilios de adolescencia, sin llegar a convertirse en un libro romántico. Pero descubre el limoncello amargamente y recuerda a Arshad más allá de lo razonable. Quién no se ha visto en esa situación a su edad. O en cualquier edad.
Será precisamente esa dependencia de sus pensamientos la que le llevará a meterse entre una de las leyendas de la ciudad con unos datos aparentemente sin sentido. Esa es una de las virtudes de las novelas de Victoria Álvarez, sabe qué escribe. En ciertos momentos requiere confiar en ella, en que todos esos cabos que suelta tendrán importancia, porque lo acaban teniendo. Sus historias siempre se recogen en algo con lógica que hace que detalles aparentemente absurdos tengan razón de ser. En ese aspecto me recuerda siempre a la historias policiacas clásicas: todo tiene explicación y lugar adecuados.
Si bien esta segunda parte es más tranquila, cercana y aparentemente sencilla tiene una serie de componentes que rozan lo macabro -lo rozan, pisan y digieren, más bien- que hace que quede sabor final satisfactorio y de desconcierto, algo a lo que la autora nos empieza a acostumbrar tras la truculencia de La costa de Alabastro. Sorprende ver que esta sea una novela juvenil, y hace pensar en qué punto ha evolucionado el género para haber pasado de historias más bien inocentes a complejidades y tinieblas como las de esta novela. Aunque es una pieza más bien de aventuras, desdibuja la ordenación clara en un género cuando roza constantemente el miedo y lo onírico.
No sé cómo lo consigue Victoria Álvarez, pero al final acaba creando cuentos de los que no soy capaz de despegarme por su narrativa y que soy incapaz de resumir cuando escribo de ellos.
Maritxu
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