- Título: El príncipe cautivo
- Saga: El príncipe cautivo
- Autora: C. S. Pacat
- Traducción: Eva García Salcedo
- Editorial: Oz Editorial (2018)
- Formato: Rústica con solapas
- Idioma: Castellano
- Nª de páginas: 224
- Fecha de lectura: diciembre 2018
- Enlace de compra: Oz Editorial (Rústica con solapas)
Por traición de su hermano, Damen se ve encerrado y apresado en un barco rumbo a tierras no sólo vecinas, sino enemigas. No se trataría más que de un golpe de mala suerte si Damen no fuera todo un príncipe y ese el día de la muerte de su padre. El reino de Vere será su destino y su condena, regalado como esclavo a su heredero, un hombrecillo llamado Laurent, prepotente, blando y cobarde.
El arranque de la saga del Príncipe Cautivo nos muestra una sociedad en donde la compraventa de personas está a la orden del día. Aquellos más fuertes serán luchadores. Sin embargo, los educados y gráciles serán compañía y servicio de los señores.
La deshumanización de la mano de obra
Lo cierto es que estamos acostumbrados a leer obras donde el esclavismo existe. Ha llegado un punto en que incluso no incomoda, es algo que aceptamos como válido en historias de corte antiguo en cuyas civilizaciones falta un gran desarrollo social. En ese sentido C. S. Pacat da un paso más allá que evidencia una de las monstruosidades a las que casi nos hemos hecho. El esclavo como servidumbre hogareña se convierte en mascota, despojado completamente de aquello que lo hace humano es tratado como simple animal. Querido, cuidado y aseado para poder presumir con orgullo ante otras mascotas o dueños, la esclavitud en Vere trasciende la simple mano de obra para convertirse en un acompañante entre espectáculos banales y situaciones grotescas.
Pero no dejan de ser humanos con capacidad de competición y traición entre ellos que, siguiendo el ejemplo de sus dueños, entran en un constante juego donde las puñaladas son toleradas y aplaudidas. La falta de confianza incluso entre un mismo lado supura en cada poro del imaginario de Pacat. Nunca nadie está seguro y siempre el contrario puede convertirse en un aliado forzoso. La tensión en los ambientes políticos y sociales será uno de los puntos que más cautivarán de la historia y que más usará como estrategia para explicar el carácter de sus protagonistas.
El erotismo en Vere
Uno de los aspectos que más sorprende de la construcción cultural de Vere es su relación con el sexo. La normalización del acto queda superada para convertirse en un ingrediente cuasi exhibicionista y de reglas poco limitadas. Así, el uso de los niños está relativamente aceptado y el disfrute con las mascotas humanas es algo hasta necesario para la buena consideración, llegando incluso a incomodar. No se trata de la presencia de sexo en la historia, sino del tipo de función que cumple. Cuando éste se trata de un intercambio entre dos adultos libres queda como un simple atrevimiento literario, pero al protagonizar escenas en donde el montar al otro es el final de un combate o una práctica entre mascotas jaleada y ordenada por ciudadanos de Vere es realmente difícil de leer.
En la práctica, de hecho, su autora sólo está explicitando que lo realmente desagradable de lo que vemos es que una parte de la población está sujeta a los deseos de la otra parte por cuestiones tan aleatorias como el nacimiento, sin embargo hacerlo mediante el uso evidente del sexo transforma la posible sensualidad en actos de castigo. El erotismo es tratado más como un componente que evidencia lo macabro que como parte sugerente hacia el lector.
La supervivencia como socializador
Pero si de algo habla esta primera parte de El príncipe cautivo es de supervivencia y de relaciones necesarias para superar un nuevo día.
Damen es un príncipe que vive en la constante lucha entre ocultar su verdadera identidad y sobrevivir a su nuevo amo. Laurent es un niño malcriado, educado por un tío que no lo ama y que ha ejercido su regencia de la peor de las maneras en relación con él. Todos se odian. Entre todos. Y eso es lo único que nos queda claro tras leer este primer tomo, pero a su vez todos se necesitan en mayor o menor medida para forjar alianzas que los permitan mejorar su posición.
En ese sentido la obra nos hace pensar que nadie es imprescindible más que el protagonista que da nombre a la saga, lo que abre el abanico de posibilidades permanentemente. Nada de lo que se lee garantiza el futuro a nadie, y aún menos su posición, dejando entrever que el desarrollo de la historia nos hará acabar viendo una lucha entre reinos debilitados por su propia ambición. Cada uno se ha antepuesto a su patria y sus obligaciones, dejando de la lado lo que interesa a su país, que debería ser su razón de ser por su posición en el trono.
En general, El príncipe cautivo es una historia ágil que sorprende y que crece alrededor no tanto de Damien, sino de su relación con Laurent, creándose una pareja extraña que funciona mejor de lo que en principio podría parecer. Juega muy en su favor el que es una historia que no se anda con rodeos. Así, en sus poco más de 200 páginas vemos multitud de situaciones que nos dan una idea clara del lugar del que hablamos. Por otro lado, la variedad de posibilidades hacia las que se puede conducir la historia hace que quedes con ganas de continuar leyendo, no tanto por la exposición de un suspense claro, sino por todos esos cabos que van quedando presentados.
Por su contenido sexual no está especialmente pensada para menores; sin embargo, aquellos adultos que disfruten con secretismos palaciegos y puñaladas entre amigos y enemigos encontrarán en la obra, de la que ya está la seguna parte publicada, un origen de placer e incomodidad a partes iguales.
Maritxu
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