- Título: El hambre
- Autora: Alma Katsu
- Editorial: Runas
- Formato: rústica con solapas
- Nº de páginas: 343
- Fecha de publicación: marzo 2019
- Idioma original: inglés
- Traducción: Natalia Cervera
- Diseño de cubierta: Octavi Segarra
- Fecha de lectura: marzo 2019
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Este libro llegó a mis manos de forma poco habitual: me tocó en un sorteo que la editorial organizó en Twitter con motivo del día de la mujer. Todos sabemos lo raro que es tener suerte en cosas así, con cientos de participantes. Pero la tuve, y fue doble: porque el azar me favoreció, en primer lugar, pero también porque probablemente no hubiese comprado este libro en concreto, en cuyo caso me habría perdido algo grande.
La verdad es que la sinopsis no me atraía mucho:
En mayo de 1846 partió una caravana de pioneros de Missouri hacia California. Tomaron una nueva ruta que cruzaba el desierto del Gran Lago Salado y ese invierno se encontraron atrapados en Sierra Nevada debido a las dificultades del terreno y a una serie de accidentes. Cuando los pudieron rescatar en febrero del año siguiente muchos pioneros habían muerto y se supone que los que quedaban vivos habían logrado sobrevivir gracias al canibalismo. Hasta aquí, la historia. Alma Katsu toma este legendario episodio del Oeste americano y lo recrea dándole un giro especial. La caravana no solo se enfrenta al frío, a la pérdida del ganado, que muere sin poderse mover en la nieve, a la falta de provisiones, a las rencillas entre sus miembros… sino que el bosque se empieza a llenar de criaturas que les acechan.
Una historia estilo western, mezclada con supervivencia en condiciones extremas (¿a vosotros también os vienen a la cabeza la película ¡Viven!o El Terror, de Dan Simmons?) y criaturas extrañas que acechan… Además de no ser especialmente aficionada al western ni al terror basado en criaturas sobrenaturales, me parecía que la cosa podía caer en un montón de lugares comunes y resultar poco novedosa. Cuánto mal hacen los prejuicios.
El western
A pesar de todas las pegas que le veía, empecé a leerlo en cuanto me llegó. Y ya no pude parar. Es lo primero que quiero destacar de El hambre: es de esas lecturas adictivas, de esas historias que te atrapan y no puedes dejar de leer. Seguramente esto tiene que ver con lo bien escrita que está (y bien traducida por Natalia Cervera), pero también con la estructura de los capítulos. El libro comienza con un prólogo que es prácticamente el final de la historia, pero no desvela nada importante. Más bien, en dos páginas (esa es la extensión del prólogo) la autora te deja con la intriga al máximo. Al terminar de leerlo, ya estaba perdida, enganchada sin remedio a la novela.
A partir de ahí, se va alternando la historia de la expedición, contada de forma lineal, con episodios del pasado de los personajes. Esta es otra de las cosas que hacen que el libro enganche más: las personas que se embarcan en la expedición Donner no son lo que parecen. Muchos esconden secretos, más o menos oscuros, que se irán desvelando poco a poco y que podrían resultar decisivos en el desenlace. Todo eso lo va intuyendo el lector a medida que avanzan las páginas, y contribuye en gran medida a mantener la tensión al máximo.
Pero ¿es un western o no? Pues sí que lo es. La expedición está formada por colonos que se dirigen a California para establecerse en un territorio casi virgen. Van en caravanas, acarreando el ganado con ellos, por el camino entran en contacto con nativos americanos y hacen escala en fuertes para aprovisionarse. Aunque este contexto histórico no deja de tener su importancia (no olvidemos que la novela se basa en hechos reales), no es lo que más llama la atención de la historia. Al menos en mi caso. Disfruté mucho más con el vívido retrato de la sociedad de la época y, sobre todo, con el profundo análisis sociológico que hace Alma Katsu de la dinámica de grupo de la expedición. A lo largo del libro asistimos al auge y caída de líderes, al posicionamiento de acólitos y esbirros que se arriman al ascua que más calienta, a la aparición de facciones que terminan originando auténticos cismas, a condenas al ostracismo, o a cosas peores, de aquellos que resultan ser diferentes o que no encajan en los estereotipos sociales de género, de raza, de religión o de orientación sexual. Y todo ello sin dejar de hablar, en todo momento, de las personas, sus historias y sus motivos, lo cual hace aún más verosímil todo lo que nos cuenta.
El terror
No olvidemos que El hambre es una novela de terror, además de un western basado en hechos reales. Y si hay algo que aprecio en las historias de miedo es que no sean demasiado evidentes, que dejen lugar a la duda, a la imaginación o a la elección por parte del lector. Pues El hambre se ajusta perfectamente a mis gustos en este sentido. Aparte de todos los peligros que de forma natural amenazan a la expedición y nos hacen augurar un final no precisamente feliz (los accidentes, las condiciones climáticas adversas, el agotamiento de humanos y bestias, la falta de reabastecimiento, el hambre…), los colonos se enfrentan también a un peligro desconocido. Entran aquí en juego antiguas leyendas de las tribus nativas, supersticiones, mitos, prácticas supuestamente mágicas, intentos de explicación racional… Todo convenientemente mezclado y aderezado para que el lector dude en todo momento si se encuentra ante un elemento sobrenatural o no. Y lo que es más importante aún, la lectura de El hambre me plantea otra pregunta: ¿qué es más terrorífico? ¿A qué debemos tener más miedo, a lo desconocido como suele ser habitual, o precisamente a lo que nos resulta más familiar, esto es, a nuestros semejantes?
Y, por supuesto, está el tema del canibalismo, que me hacía pensar en historias mil veces contadas, que enfrentan a sus protagonistas al dilema imposible entre sobrevivir o respetar tabúes profundamente enraizados en nuestra conciencia colectiva. Sin embargo, el tratamiento que le da la autora resulta diferente; al menos a mi ha conseguido sorprenderme. No quiero profundizar más en el tema para no estropear la lectura a nadie adelantando demasiada información. En cualquier caso El hambre es una novela excelente, bien escrita, editada con mucho mimo y que puede sorprender a los lectores que, como yo, no esperen gran cosa de una historia de supervivencia en el Oeste americano. Alma Katsu es capaz de crear una gran historia a partir de esa premisa y yo me apunto el nombre de esta autora para leer más obras suyas.
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8.5/10
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Muy interesante