Datos del libro:
- Título: Neimhaim. El azor y los cuervos
- Autora: Aránzazu Serrano Lorenzo
- Editorial: Fantascy (PRH)
- Formato: rústica con solapas y digital
- Idioma: castellano
- Nº de páginas: 800
- Fecha de publicación: junio 2018
- Fecha de lectura: diciembre 2018
- Enlace de compra: Amazon
Tengo que reconocer que me costó mucho decidirme a leer este libro. En realidad, estos dos libros, porque antes de El azor y los cuervos leí Hijos de la nieve y la tormenta (como resulta lógico) aunque la reseña vaya a centrarse un poco más en esta segunda parte. ¿Por qué me costó tanto? Pues no me queda más remedio que echarle la culpa a Steven Erikson y Joe Abercrombie. Después de leer Malaz: el libro de los caídos y todo lo de Abercrombie publicado en castellano, decidí que mi subgénero favorito de fantasía es el grimdark y, más aún, creí que ya no podría gustarme ninguna otra obra de fantasía que no hubiera salido de uno de estos dos monstruos de la escritura, con honrosas excepciones como Richard Morgan y su trilogía Tierra de héroes, también muy dentro del estilo.
Así que hace mucho que no leo grandes sagas de fantasía épica. Creo que la última fue precisamente Tierra de héroes, y me daba pereza empezar otra saga de la que apenas tenía referencias. Pero empecé a ver comentarios muy positivos en redes sociales, de personas en cuyo criterio confío, así que me lié la manta a la cabeza y me hice con la edición digital de los dos libros. De perdidos al río.
Y el resultado es que me gustaron tanto los dos, que aquí estoy, escribiendo esta reseña y tratando de convencer a quien, como yo, sea un poco reacio, a que se lance a la lectura. Aunque me temo que pocos quedarán ya por convencer.
Para entrar en situación ¿de qué va Neimhaim (la saga)? Neimhaim es el nombre de un territorio caracterizado por crudos y gélidos inviernos y que ha vivido tradicionalmente aislado del mundo exterior (los «Reinos Extraños»). Sus habitantes pertenecen a dos razas muy diferentes, guerrera y belicosa una (los kranjal), pacífica y amante de la naturaleza la otra (los djendel). Ante una amenaza exterior que los afecta por igual, los dirigentes de ambos pueblos constatan que se necesitan mutuamente para sobrevivir y defenderse, por lo que pactan una alianza a la antigua usanza: por matrimonio. Los primogénitos de los dirigentes de cada una de las dos razas unirán sus vidas para dirigir de forma conjunta el destino de Neimhaim y de esta unión nacerá un único pueblo, con las mejores cualidades de las dos tribus. Solo hay una pequeña complicación, y es la intervención de un inmortal desterrado del reino de los dioses y deseoso de venganza.
A partir de aquí, la saga se desarrolla a lo largo de varias generaciones, con conflictos de intereses, golpes inesperados del destino, planes realizados y planes frustrados, pequeñas batallas y enfrentamientos épicos, idilios, búsquedas, encuentros y desencuentros… En suma, todos los elementos que cabe esperar en una obra de este estilo. Pero ¿qué es entonces lo que la hace tan especial?
Lo primero que llama la atención es la solidez del mundo construido por Aránzazu Serrano. La geografía, la organización política, económica y social, el trasfondo legendario que se va dejando caer poco a poco a lo largo del primer libro, todo ello perfectamente ensamblado, lo que nos habla de horas y horas de trabajo, no solo de imaginar y escribir, sino también de documentación sobre el universo propio en el que se desenvuelven los personajes. Además, no puedo dejar de señalar que ese universo es totalmente igualitario en cuestiones de género: entre los kranjal encontramos guerreros y guerreras igualmente legendarios; las habilidades específicas de los djendel, entre las que no se encuentra precisamente el combate, se reparten también de forma indiscriminada entre hombres y mujeres. No encontraremos en Neimhaim un reparto tradicional de los papeles entre los personajes masculinos y femeninos. Sí que encontraremos, por el contrario, relaciones que se saltan la norma de la pareja heterosexual, y en varios sentidos. Creo que no me equivoco si califico a Neimhaim de obra feminista e inclusiva (que son precisamente características que también tienen los libros de Erikson, Abercrombie y Morgan que citaba al principio).
Después tenemos a los personajes: todos, absolutamente todos los personajes de Neimhaim están perfectamente definidos y todos resultan tener un papel clave en un momento u otro de la historia. En este sentido, aunque el grueso de la trama gire en torno a la familia dirigente, yo diría que es una historia en la que apenas hay personajes secundarios. Es más, hay unos cuantos personajes «misteriosos» cuyo pasado no se revela hasta el momento clave, a partir del cual cobran inesperado protagonismo. Por otro lado, ninguno de ellos resulta «plano» o estereotipado. Todos tienen personalidades complejas, claroscuros, momentos de gloria y momentos en los que cometen equivocaciones, a veces con consecuencias fatales…
En cuanto a la narración en sí, tengo que quitarme el sombrero ante Aránzazu Serrano. Como comentaba antes, entre los dos tomos seguimos las peripecias de al menos tres generaciones de djendel y kranjal, por lo que abarcan un montón de años. Sin embargo, el lector (esta lectora, al menos) no pierde el interés en ningún momento. Los giros inesperados, las situaciones límite en las que se deja a algunos personajes al final de ciertos capítulos, las profecías cuyo cumplimiento quizás no sea inevitable, la aparición constante de nuevos personajes con historias desconocidas pero que se adivinan cruciales… La autora utiliza todos estos recursos y seguro que alguno más que se me escapa. Y el caso es que funcionan. Es una de esas historias que te atrapa, que estás deseando leer hasta el final para llegar al desenlace, pero por otro lado agradeces lo larga que es, porque no quieres que se acabe.
Otro punto a favor (o en contra, según se mire) es que, si bien cada una de las novelas deja perfectamente cerrado el arco argumental principal, también deja claramente una puerta abierta a la continuación. En este sentido, parece que la autora tiene muy claras en su cabeza las distintas líneas argumentales, de forma parecida a las diferentes temporadas de una serie televisiva. Y exactamente ese es el efecto: como cuando te enganchas a una serie de televisión y te tragarías una temporada a continuación de otra. Yo me despaché dos temporadas seguidas, pero creo que ahora toca esperar por la tercera.
Pero la cosa no acaba aquí. Neimhaim no es solo un libro de aventuras en un mundo de fantasía. Lo que realmente me ha impactado, lo que más me ha gustado de esta saga, es la profundidad de pensamiento que hay detrás. Y es algo que no percibí hasta no haber leído El azor y los cuervos. Quizás la primera parte, Hijos de la nieve y la tormenta, sí sea más fantasía al uso, más centrada en la acción y en la trama. Pero creo que todo forma parte de un planteamiento necesario para ir un paso más allá, que es lo que podemos apreciar en El azor… En este segundo tomo la autora nos plantea dilemas morales de difícil resolución, propiciados por la tradición de no-violencia de los djendel (¿es la defensa propia justificación suficiente para matar? ¿Y la defensa de los seres queridos?); dilemas políticos, cuando los valores más tradicionales y las costumbres más arraigadas ven su idoneidad puesta en entredicho, a la luz de los acontecimientos y del cambio social… Son cuestiones a las que se ven enfrentados los personajes, tomando cada uno sus propias decisiones, perfectamente coherentes con sus personalidades. Son personajes tan bien construidos y tan lógicos y coherentes en cada una de sus acciones, que el lector se ve incapacitado a veces para tomar partido. Y eso es no un punto a favor, sino un puntazo.
En definitiva, El azor y los cuervos me parece una de las novelas imprescindibles de este año 2018. Tiene todos los elementos que ya aparecían en Hijos de la nieve y la tormenta, pero creo que añade algo más, y es ese punto de incitación a la reflexión que es lo que hace que un libro pase de «entretenido, sin más» a «muy bueno».
Valoración
-
8.8/10
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