DATOS DEL LIBRO
- Autores: Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina
- Edición: Alethé, 2018
- Nº de páginas: 446 páginas
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 9788491643098
- Fecha de lectura: Octubre 2018
- Comprar: Amazon
Se podría decir que vi el nacimiento de Alethé en directo. Al menos, su nacimiento en redes sociales. Cuando tuitearon cuál iba a ser su lanzamiento y con qué volúmenes, Estación central y Hiddensee, me enamoré nada más ver sus portadas y deseé tener aquellas joyas entre mis manos. Muy poco tiempo después, anunciaron que iban a publicar los cinco tomos que conformaban Crónicas del fin, y pensé que no había mejor binomio para el estreno de una nueva editorial que sacar ediciones bonitas y cuidadas + publicar a dos pesos pesados del género en español. Porque eso son Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina: dos de los escritores que, a cuatro manos, están llenando nuestras librerías a base de una prosa cuidada y unos mundos increíbles, tanto que algunos de ellos parecen sacados de la peor pesadilla de una mente perturbada.
Una apuesta segura
Pero vamos a hablar un poco de Crónicas del fin y de su historia, esa que vivió antes de estar bajo el sello de Alethé. Creo recordar que la primera vez que oí (leí) hablar de este experimento fue en una newsletter de Gabriella (espero que me perdone que la tutee y la llame por su nombre de pila en una reseña después de haberle declarado mi amor en Twitter). Explicaba que José Antonio (si tuteo a una, tuteo al otro) y ella habían decidido hacer un invento o, mejor dicho, actualizar algo tan antiguo como las novelas en folletines, y presentar su último trabajo en diferentes tomos. Algo así, como ellos mismos explican al final de la novela, como una serie de televisión. Pronto disfrutaron de una buena acogida por parte de sus fans aunque muchos esperamos a que estuvieran todos los capítulos publicados para leerlos del tirón.
Por esto mismo no sabía muy bien cómo enfrentar esta reseña: si era mejor hablar de cada libro por separado o por el todo. Y mirad, como estoy a dieta y me han quitado la Coca cola, la Nutella y las patatas fritas, todas esas cosas por las que vale la pena vivir, he decidido pegarme un atracón y hablar de todo.
El cielo roto
El primer volumen de Crónicas del fin es, simplemente, espectacular. Lo leí por primera vez cuando aún era una obra indie (¿se le puede llamar así? ¿Llamarlo obra autopublicada sería mejor?) y esta segunda vez no he cambiado de opinión. En especial, esa pequeña joya del prólogo. Es un relato autoconclusivo que asienta las bases de ese delirio en el que se ha transformado el mundo y en el que Adra, su protagonista, intenta sobrevivir junto a su perro Winston. Porque en El cielo roto descubrimos que unos monstruos que pueblan los suplicios de los locos han irrumpido en la tierra, cambiándola a un escenario mortal, casi tanto como Australia.
En esta carta de presentación también conocemos a Gale, un muchacho delgado y frágil que parece demasiado importante para Winston. Adra, que no puede negarle nada a ese galgo que nos roba a todos el corazón, ayuda a Gale y, casi de casualidad, descubre algo sobre el muchacho que le hace recuperar cierta esperanza. Quizá, y solo quizá, pueden sobrevivir.
El dios en las alturas
A partir de este tomo es cuando nos damos cuenta de que cada libro tiene la misma estructura: primero, un prólogo que te muestra un suceso del pasado y, segundo, la historia principal. Me parece una forma brillante de exponer información sin caer en la sobreexplicación, ya sabéis, esa conversaciones forzadas entre personajes que hacen pensar “venga ya, ¿eso se lo contarías así?” o “¿y esto cómo lo sabe si no existe Internet?”. Por otro lado, el narrador no es pesado en cuanto a dar información porque la máxima de mostrar en lugar de contar está tan bien ejecutada que vas absorbiendo la información casi por ósmosis. Con lo difícil que es eso.
Testamento
En Testamento conocemos a mi personaje favorito: Décima. Es una mujerona cargada de fetiches que demuestra en la decoración de su piso, con un carácter afilado y punzante y cañera, MUY cañera. No sé, el tipo de persona que dices: yo quiero ser así. No os penséis que es una Mary Sue, ¿eh? Se le notan esas debilidades. Sin embargo, brilla y hace brillar al personaje de Adra. Te ayuda a querer un poco más a esa mujer fría y distante de los primeros dos tomos.
El ojo de la tormenta
De los cinco, y únicamente porque el nivel está muy alto, es, en mi opinión, el libro más flojo. Eso no significa que sea malo, solo que a mí se me hizo un poco lento. Sí, se me hizo lento aún siendo un tira y afloja de emociones y de acción. Quizá es, no os engaño, porque lo leí en un momento en el que tenía demasiado sueño. Y hambre.
No penséis, sin embargo, que no tiene puntos memorables, sobre todo con una Décima colosal repartiendo estopa como quien se peina por las mañanas.
Réquiem
Ay. Réquiem. Joder (perdón) con Réquiem. Pudiera ser porque este último libro lo leí del tirónentre biberón y biberón a las dos de la mañana o porque es realmente un colofón fantástico para los cinco libros, pero me mantuvo prácticamente en tensión todo el rato. Es más: cuando se estudia literatura, guión y casi cualquier cosa que tenga que ver con contar historias, te suelen explicar que estas se vertebran alrededor de 2 o más puntos de giro y que, el final, casi invariablemente, tiene un clímax y una escena de relajo en la que se acaba de cerrar la historia.
Entonces, coges Réquiem y, una vez pasado el clímax, las manos fusionadas en una de Gabriella y José Antonio se hunden en tu pecho, te cogen el corazón y lo aprietan con saña hasta que la sangre y los jugos de sus membranas chorrean y resbalan, perezosos, por su brazo. Esto no lo entenderéis quienes no habéis leído el libro (lo vais a hacer, ¿verdad? Necesito gente con quien comentar esto y fangirlear un poco) pero, para quienes sí lo hayáis hecho, he de reconoceros que ese final y el recuerdo que tiene Gale sobre Margo me hicieron llorar.
Menos mal que te dan una esperanza. Una sobre una posible continuación. Una en la que, quizá, sabremos por qué mi querida Décima se llama como un número. ¿Quién llama a su hija como un número?
Crónicas del fin
Ahora que os he explicado cómo son cada uno de los libros que componen Crónicas del fin, os voy a hablar del libro en sí con un poquito más de seriedad.
Para empezar, la prosa conjunta de los autores es muy, muy buena. Creo que me he acostumbrado tanto a leerlos a dos manos que no soy consciente de si alguno de los dos se impone sobre el otro. Lo que sí tengo claro es que tienen el don de exponer todo su worldbuilding, uno doloroso y cruel, sin caer en el infodump. Además, como os decía sobre el segundo volumen, no he sentido en ningún momento que me estuvieran contando nada, sino que todo lo veía en mi cabeza. Si algo tiene la prosa de esta pareja es que es visual en extremo, incluso cuando preferirías que no lo fuera.
Los personajes son complejos e intensos como un dolor de muelas y eso, junto a sus traumas personales, hace que su supervivencia en un mundo que quiere matarlos sea muy jugoso. Además, son variados, con diferentes sexualidades y géneros, y eso es algo que siempre lo hace interesante. Aún hace falta más visibilidad.
La estructura de cinco libros, cuatro de ellos con un bonito cliffhanger come uñas, podría haber afectado a la trama y hacerla o demasiado artificial o demasiado larga. Os reconozco que en algunos momentos medito sobre si El ojo de la tormenta podría haberse integrado en otros libros en lugar de dedicarle solo uno. Sin embargo, es lo suficientemente importante como para no desaparecer.
La jugada maestra de Alethé
En definitiva, creo que Alethé tuvo mucho olfato dedicando su tercera publicación a este tomo. Por un lado, el sello de los autores supone un éxito. Por otro, que no me voy a olvidar de ella, Libertad Delgado hizo un trabajo fantástico con las portadas de los cinco libros sueltos y con la del libro final, portada que en la publicación de Alethé difiere ligeramente de la primera versión. Por último, el contenido es original y duro, una entrada con alfombra roja a la literatura fantástica para adultos, un género que la pareja aún no había tocado. Y un género en el que, espero, se sientan a gusto y sigan trabajando. Winston y Décima se lo merecen. Los demás también pero entenderéis que solo haga referencia a ellos: me tienen robado el corazoncito.
Las portadas de la primera versión de Crónicas del fin nos las ha cedido Libertad Delgado para este post. ¡Gracias, Libertad! Os recomendamos encarecidamente que visitéis su Devianart.
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Uno de los pendientes que se me ha ido escurriendo entre las manos. Leí las dos primeras novelas cortas cuando salieron en digital, y espere por el recopilatorio. Espero ponerme, que el mundo de Adra y Winston molaba mucho. Un abrazo^^