DATOS DEL LIBRO
- Autor: TERRY PRATCHETT
- Edición: TIMUN MAS, 2010
- Nº de páginas: 352 páginas
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 9788448038380
- Fecha de lectura: Octubre 2010
A principios de la semana pasada, volví a ver en Twitter que algunos andaban molestos por lo que había dicho una escritora. El tuit de la discordia era este:
Lo que más miedo me da de escribir una novela es que ésta acabe convirtiéndose en un bestseller para adolescentes. Una obra sin chicha, de fácil digestión y olvido. Desearía plasmar algo que marque, que deje huella, que innove. Y eso es difícil. Incluso desde el corazón.
— Addah Monoceros (@silveryraindrop) January 13, 2018
Está claro que su gran error está en creer que toda la literatura juvenil es fast-book, como si no existieran libros de tramas fáciles y personajes planos en otros géneros o para otras edades. No hace falta pensar mucho para nombrar unos cuantos libros para adultos más sencillos que un cromo porque, que un libro sea más o menos profundo, tenga más o menos calidad, depende del autor, de su capacidad o de su intención al escribir un libro y no del género al que se adscribe.
Sin embargo, hay un sinfín de géneros que se han visto denostados por los que se ponen el monóculo y reparten medallas de buena literatura. La ciencia ficción, la romántica, la erótica o la fantasía han sido y son considerados géneros menores, y también la “literatura femenina” entendida como un subgénero falto de calidad.
Estupideces, sinceramente.
Antes de seguir, quiero dejar clara una cosa. Me parece fantástico que las hordas tuiteras se echen sobre la escritora para hacerle ver que todo un género no es sinónimo de mala calidad. Sin embargo, no entiendo por qué había tantas mofas sobre el deseo de la mujer a escribir algo que dejara huella en lugar de un fast-book que la hiciera rica. Esto último me recuerda, sinceramente, a aquellos que se ríen porque fulanito paga impuestos en lugar de cobrar en negro.
Cada uno anhela lo que le da la gana y si una persona prefiere reconocimiento a comprarse un yate lo veo tan loable como lo contrario, y reírse de ello es intolerante y ombliguista.
Y que conste que yo quiero disfrutar de mi reconocimiento como escritora mientras surco las aguas cristalinas del caribe, bikini y chocolate en ristre, pagado todo por mis novelas.
Como segundo inciso, y siempre basándome en la teoría, se supone que la única diferencia entre una novela destinada al público juvenil y otra al público adulto no está en las tramas ni en los temas que se tratan, sino que se usa un lenguaje un poco más sencillo y que tiene profundidades de lectura más sencillas. Eso no significa que sea una obra mejor o peor.
Dicho esto, la intención de este post es demostrar, una vez más, que un libro juvenil o para jóvenes adultos, traducción literal del término anglosajón, puede ser una obra llena de matices, con personajes que dejan huella y reflexiones que te acompañen toda la vida. La intención de este post es hablar de Nación, de Terry Pratchett.
La sinopsis
Mau ha vivido un mes entero en la isla de los muchachos, donde debe abandonar su alma adolescente para conseguir una adulta, y, cuando está llegando a casa, un Tsunami arrasa su pequeña balsa y su aldea. Cuando despierta, descubre que la Nación ha desaparecido. Solo quedan los restos de todo aquello que amaba y una joven pálida y con calzones extraños cuyo barco, que debía llevarla a reencontrarse con su padre naufragara en su isla.
La reseña
Cuando el libro llegó a mis manos, lo único que sabía de él era que no formaba parte del Mundodisco y que estaba catalogado como juvenil. Si os digo la verdad, no hice mucho caso a la categoría porque, bueno, es Pratchett. Esa es la única información que me importaba y el resto me parecía superflua.
Sin embargo, sí, sí que es un libro juvenil y creo que es importante remarcarlo. El propio autor, al final, en un capítulo que no forma parte de la historia y en el que se desnuda ante los lectores, nos explica que este libro contiene algunas enseñanzas dirigidas especialmente a los jóvenes y que es especial.
Y es cierto. Nación es, y lo digo de forma categórica y sabiendo que no me equivoco, consciente de que, si todo va bien, me quedan muchos libros por leer; repito, Nación es el libro más bonito que me voy a leer en mi vida.
Por muchas cosas que voy a intentar desgranar.
La primera es la temática. Este libro no tiene demasiadas tramas pero sí trata muchos temas que Pratchett consigue enlazar sin agobiar al lector. Por una parte, nos habla del abandono de la niñez, de la toma de unas responsabilidades que no se entienden pero que se aceptan por imitación, porque es lo que los dos chicos han visto en los adultos y que se sienten obligados a perpetuar, aunque todo su mundo se haya derrumbado y desaparecido a su alrededor. Por otro lado, tenemos la manera en la que trata la muerte, el terror que provoca, y su aceptación, cosa que nos hace pensar en el proceso de asimilación de Pratchett, que acababa de descubrir que tenía un tipo raro de Alzheimer, al escribir esta novela. No podemos olvidarnos del papel de la religión y la ciencia en la relación entre los dos personajes y, también, en la relación de los dos chicos con el mundo que les rodea. Y otros temas menores como el amor, el colonialismo voraz inglés y la monarquía.
Otra de las cosas que hace bello este libro son sus personajes. No hay nada como enfrentar a dos seres criados en dos ambientes totalmente distintos, uno en una isla remota en medio del océano y otra criada en la aristocracia inglesa, y la relación entre los dos. Más allá de las situaciones cómicas de dos culturas contrapuestas (una que iría desnuda a todas partes y otra que lleva enaguas hasta en las enaguas), la relación entre personajes es una excusa para exponernos alguno de los temas menores de la novela como la contraposición del papel de la religión y la importancia de la ciencia para el desarrollo de las civilizaciones o la aceptación de la muerte.
Las vivencias de los dos personajes se estructura de forma sencilla, con introducción, nudo y desenlace. No por eso es una libro simple, de la misma forma que sus tramas no son especialmente intrincadas. Sin embargo, no os puedo hablar más de ellas porque os daría una información que prefiero que descubráis cuando me hagáis caso y leáis el libro.
Por último, y lo que de verdad hace diferente a este libro, es su prosa. Sigue siendo un libro de Pratchett y siempre nos hará pensar a la vez que nos hace reír por su uso de la ironía y el sarcasmo. Sin embargo, Nación es algo más que voy a intentar definiros.
Hay una escena en la que Mau tiene una epifanía tan brutal, tanto por lo que está pasando como por lo bien escrita que está, que sientes que Pratchett tiene tu corazón en la mano y lo aprieta y lo retuerce para acelerarlo o pararlo a la vez que el de su protagonista y así hacer que sientas lo mismo que siente él. Y esa prosa es la manera que tiene el autor de darte a entender que vibra con lo que escribe y que eso que notas con cada palabra, esa emoción constante como la de una nota que nunca para de sonar y que solo percibes cuando desaparece o, en este caso, cuando cierras el libro es lo que sentía el autor cuando escribía. Es una conexión directa con el autor, algo que solo he sentido en este libro y que solo recordarlo me emociona.
Nación es como ese camafeo de la abuela que siempre ves en su joyero pero que nunca miras con detalle: no tiene la magia ni los diamantes que le supondría pertenecer a la saga del Mundodisco pero, cuando por fin te paras a admirarlo, compruebas que es una joya de arte escondida y, por unos segundos, sientes la tentación de quedártelo solo para ti, en una suerte de guiño cómplice entre el autor y tú. Sin embargo, Nación no merece ser atesorado en un joyero fuera de la vista de la gente. Nación es un regalo que Pratchett nos hizo en uno de los momentos, intuyo, más difíciles de toda su vida. Nación es el libro que hay que tener en la mesilla de noche para recordar para qué vale la pena vivir.
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Como no pedo comentar nada q mejore la reseña, y compartiendo las reflexiones de Carla sobre la tal Addah, añadiré el libro que a mi me marcó y q lo leí siendo adulto: El libro del cementerio, de Gayman.
Lo tengo pendiente. Gracias pajaritas.
¡También disfruté muchísimo ‘El Libro del Cementerio»! Pero claro, cómo no, si es Gaiman <3
Mil gracias por el comentario, salao :* :*
Qué maravilla de reseña. Has conseguido que me apetezca leer ese libro, y que ya lo disfrute sin tenerlo. Gracias!
Yo creo que tiene que convertirse en reseñadora oficial del blog. Y yo escribo los chistes.
Es una maravilla.
Tú pones los chistes y yo las reseñas y las fotos xD
Me estás llamando feo? Porque subo una foto-paket y tumbo el servidor…
Cecilia, bonita, muchas gracias. Cuando lo leas comparte con nosotros tus impresiones, ¿vale?
UN besazo!
Excelente reseña, no he leído este libro y lo cierto es que de primeras la sinopsis tampoco me atraía demasiado, pero tras leer esta entrada me han entrado ganas de leerlo, así que se puede decir que al menos en mi caso, misión cumplida y otro libro más a añadir a la interminable pila…
Saludos.
Hola Carla. La verdad no sé como tenías miedo de publicar tu reseña, por que me ha gustado mucho leerte. En los primeros párrafos, pese a no ser escritor, no paraba de asentir con rotundidad ante tus afirmaciones ¿Por ser juvenil debe ser algo vacuo? ¿Preferir dejar una huella en el lector que un best-seller superventas? Tan loable es una cosa como la otra. Cada uno busca lo que busca, y debe respetarse completamente por ello.
Respecto a Nación, reconozco que es uno de los libros de Pratchett que apenas conocía. Solo he leído 4 libros de Mundodisco y un libro de cuentos, pero es un autor un tanto especial. Gran reseña. Argumenta con creces como ese libro te puede marcar y es interesante de leer. Al menos, a mi me ha dado ganas de intentar conseguirlo en los suburbios mercados de segunda mano.
Un abrazo 🙂
Pues para no ser menos, al leer la reseña también me entran ganas de leer el libro. Pero esto no es nuevo, cada vez que entro por aquí a ver qué se cuece aumenta mi lista de pendientes (suspiro de resignación..). Tengo que decir que Terry Pratchett es uno de mis favoritos, aunque de momento me he limitado al Mundodisco (no todos) y Buenos Presagios (con Gaiman, otro de mis favoritos).
Pero hay otras cosas de la entrada que me hacen pensar en otros temas. Parece que todo esto surge por un tweet en el que una autora identifica literatura juvenil con libros de usar y tirar o best sellers para descerebrados (más o menos). Yo había visto ese tweet y algunas de las respuestas que recibió (citando a Golding, Ende y Tolkien entre otros como ejemplos de literatura juvenil que deja huella), y ya en ese momento me pregunté: ¿hasta qué punto los lectores nos dejamos guiar por las etiquetas? ¿Son las etiquetas de los libros necesarias, superfluas o contraproducentes? Desde el punto de vista de la editorial, supongo que la respuesta será «necesarias», porque cuando se edita un libro habrá un público objetivo, al que se desea captar. Pero al final, si un libro es «bueno» o «de usar y tirar», lo determinan el tiempo y los lectores. Por eso me gusta que hayáis entrado a desmitificar o desmentir prejuicios. En todos los géneros, y en todas las etiquetas hay libros buenos, que dejan huella y libros oportunistas, que normalmente aprovechan el tirón de otros libros.
Y si Pratchett escribe literatura juvenil, será «buena» literatura juvenil. Y dejará huella.
Estimada Carla, con algunos libros no logro entender la calificación de “juvenil”… Leí Nación por primera vez a los 45 años, y aunque en un par de reviews criticaban el final por simplista y abrupto, a mí me hizo llorar. Hoy con 50 años he vuelto a leerlo y, nuevamente, Terry Pratchett logra arrancarme lágrimas con el final. Realmente es la joya pérdida dentro del tesoro que nos dejó nuestro autor favorito.