Pues si compañeros, todo tiene un principio y un final, incluso la vida. Sé que el inicio del artículo es un poco dramático, pero os aseguro que desde que soy plenamente consciente de esa sencilla frase, muchas cosas en mi vida han cambiado, incluso la manera en la que elijo los libros que voy a leer.
Como sabréis los que habéis seguido la historia del blog, hace poco que me he convertido en un devorador de libros así que hasta hace poco no he tenido problemas a la hora de elegir lo que iba a leer. Pero ahora… ahora las cosas son distintas.
Este cambio en mi vida y debido a mi continua búsqueda de nuevos retos, me ha hecho descubrir que tengo un SuperPoder, el SuperPoder de la lectura rápida. Esto puede parecer una ventaja, pero tiene una serie de inconvenientes y el principal es que lees tantos libros (ahora ando leyendo sobre 3 o 4 a la semana, dependiendo del tipo de libro), que a veces te equivocas. Es más, te equivocas muchas veces.
Cuando hablo de libros equivocados no me refiero a lo que coloquialmente podríamos llamar «libros malos», me estoy refiriendo a un libro equivocado para mí. Esto no quiere decir que ese mismo libro no sea un libro que a otra persona pueda llegar a apasionar, soy un firme creyente de que existe una relación entre persona y libro adecuado.
Todo esto parece algo sin importancia, pero pongamos que leemos 10 libros al año (que es la media de libros que lee un español según las encuestas). Vamos a tirar por lo alto y decir que podemos llegar a tener una «vida útil de lector» de 60 años. Las cuentas son claras, 600 libros en toda tu vida.
Y ahora es donde este artículo comienza a tener sentido. Si de esos 600 libros que vas a leer en tu vida, consigues un porcentaje alto de adecuación persona-libro, puedes llegar a leer más de 500 libros que te gusten, que te apasionen, o por lo menos que no te parezcan una pérdida de tiempo. En cambio, si de cada 2 libros que te lees, 1 no te gusta… mal vamos.
Así que tenía que hacer algo para que mi porcentaje de adecuación persona-libro fuera lo más alto posible. Sin pensarlo más, me puse a hacer un Máster Cuántico en autores y obras. Es sencillo, todos sabemos los temas que nos interesan, los géneros que nos gustan y todos sabemos utilizar San Google. En una tarde puedes tener un listado de esos 600 libros que te vas a leer en toda tu vida llenos de grandes obras de autores consagrados.
Por supuesto, nos podemos llevar sorpresas, lo que en el blog llamamos Sorpresas Cuánticas, pero al final tenemos que mejorar el porcentaje de aciertos, o por lo menos intentarlo.
Toda esta reflexión nació de la valoración que hice del libro Ser feliz en Alaska, de Rafael Santandreu que terminaba con esta frase:
Me ha dejado un sabor de boca tan malo, que estoy deseando leer alguno de sus anteriores libros.
Pues no, no me pienso leer ninguno de sus otros libros, no me la juego. Ahora soy plenamente consciente de que mi tiempo es finito, de que el número de libros que me voy a leer durante el resto de mi vida también y de que quiero intentar tener el mayor porcentaje de aciertos.
Origen
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Te propongo un reto. Hace unos años leí esta frase pero no consigo recordar dónde. He aquí la frasecita: «No me puedo morir… ¡Me queda tanto por leer!» Seguramente no es literal, seguramente sólo me quedé con la idea, pero me vi reflejada en ella, de la misma manera que en algunos de tus artículos, así que por eso me he animado a identificarme y proponerte el reto. Creo recordar que la muerte se acercaba al protagonista para llevárselo, y él le decía eso o algo similar. Reconozco que no he hecho una búsqueda exhaustiva, pero si la encontrara de nuevo, quizá perdiera el encanto 😉 Un placer haber encontrado tu blog.
«¡Qué pena morir, cuando me queda tanto por leer!»
Marcelino Menéndez Pelayo.
😉